La imposibilidad del cálculo económico en el socialismo del siglo XX y la génesis de un orden espontáneo de mercado en la Provincia de Venezuela(2022)
Ramón Rivas
Von Mises, economista vienés, uno de los fundadores de la Escuela Austriaca, escribió un célebre artículo “la imposibilidad del cálculo económico en el socialismo” (1920). El artículogeneró un debate intelectual de importancia ideológica entre los más prestigiosos marxistas en un momento histórico en que la civilización Occidental estuvo al borde de la hecatombe. En efecto, la revolución Rusa(1917), el acontecimiento político más significativo del siglo XX, desafió los valores fundamentales de la Civilización Occidental: el liberalismo, la democracia y el libre mercado. La clase obrera rusa, por vez primera en la historia universal, alcanzó el poder con la finalidad de destruir el capitalismo y mediante la dictadura del proletariado implantar el socialismo. Un desafió histórico para el partido bolchevique echar los cimientos del socialismo sin el libre mercado. Es decir, sin la propiedad privada, sin el intercambio, sin los precios y sin la división del trabajo. No tenían la menor idea de cómo funcionaría el socialismo sin mercado. Pretendieron de manera radical la abolición del capitalismo, lo que produjo caos y desorden económico de tal magnitud, que el partido bolchevique propició un cierto orden de mercado para impulsar las fuerzas económicas y sociales de la URSS, el llamado “comunismo de guerra”. En todo caso, el primer Plan quinquenal (1926), el más audaz de los intentos de planificación para establecer las bases del socialismo sin la dinámica de mercado.
A pesar de los señalamientos teóricos de Von Mises sobre la imposibilidad del cálculo económico en el socialismo, la Revolución Rusa escogió ese amino equivocado para promover el bienestar material y cultural.
Sin embargo, los marxistas se empeñaron mediante un conjunto de artículos, ensayos y libros demostrar la viabilidad del socialismo en la unión soviética. Una batalla ideológica entre la escuela marxista y la escuela austríaca sobre la viabilidad o no del socialismo. Una batalla intelectual en la que el economista austríaco Von mises quedó solo. En efecto, el Estado y su instrumento técnico la planificación- logró estimular el crecimiento económico tanto el capitalismo como en el socialismo. Se impuso la cultura del subsidio, del estatismo, del intervencionismo, del colectivismo, del socialismo, del comunismo a lo largo y ancho de la geografía internacional. En esa perspectiva, estatismo, capitalismo de estado, estado bienestar, socialismo, comunismo,un denominador común: el poder del intervencionismo para controlar o destruir el libre mercado.
No obstante, el derrumbamiento del muro de Berlín, la desintegración de la Unión Soviética y la crisis del Estado de bienestar dio la razón al eminente economista austríaco Von Mises. Solo es posible el libre mercado en una sociedad sin coerción y sin privilegios. Son los individuos los que producen la riqueza mediante el cálculo económico y no el Estado con el mecanismo perverso de la planificación como medio político. En ese sentido, la democracia y el mercadocon un empuje indetenible de la acción del poder empresarial de millones y millones de individuos. El solo hecho de que la clase media en la era global ocupe más del cincuenta por ciento de la población mundial, es un hito extraordinario en la historia de la humanidad:más tres mil ochocientos de la población total corresponde a la clase media.Prodigio del capitalismo.
A pesar de esas circunstancias históricas favorables al mundo de la democracia y el libre mercado. En Venezuela, unas minorías, unos revolucionarios y bolivarianos se empeñaron en impulsar el socialismo en la Provincia de Venezuela (1999-2019) con todos los ingredientes culturales prehispánicos y africanistas. Se inventaron un conjunto de planes para sustituir el modelo capitalista dependentista por un modelo político y económico de contenido colectivista y comunal. El fruto de esa agresión institucional contra el espíritu republicano y empresarial de los venezolanos ha sido la bancarrota de la vida material y cultural de la nación. Lo sorprendente y lo paradójico de esa conducta institucional contra la acción humana, ha sido la génesis de un orden espontáneo de mercado en la que miles de hombres y mujeres en el quehacer de la vida cotidiana enfrenta la escasez con su innata capacidad empresarial. Un proceso de mercado de forma voluntaria y pacífica. Es extraordinario y maravilloso como de las ruinas de un país nace una sociedad de comerciantes, en palabras de nuestro amigo y colega, abogado y agrarista, Miguel Ángel Gómez.
El colapso estructural del Estado venezolano y sus notas fundamentales, expresa, en esencia, el fin de la clase política que construyó las bases intelectuales de la cultura del estatismo, del intervencionismo, la cultura del subsidio mediante la técnica nefasta y perversa de la planificación. Un intento histórico por controlar, vigilar y castigar el espíritu empresarial de los individuos, los únicos que generan riqueza material y cultural. El Estado venezolanofracasó históricamentecomo resultado de la imposibilidad del cálculo económico para promover la vida económica y social del país. Una gigantesca estatización que provocó la ruina de la nación. La salida histórica es el libre mercado. Para bien o para mal, ha comenzado la transición hacia un nuevo modelo de desarrollo.
Lamentablemente, no existe la clase política para enfrentar los retos de un proceso de mercado que germina a lo largo y ancho de la geografía nacional. Al mismo tiempo, no han comprendido la expansión de un gigantesco proceso civilizatorio que está cambiando el origen y destino de la historia de la humanidad. Un proceso civilizatorio que construye un vasto mercado mundial en la que no hay cabida para los Estado-nación, para los nacionalismos, para los proteccionistas, para los adoradores del estatismo, del populismosy todas esas variedad de fórmulas ideológicas y culturales contra el libre mercado. Asimismo, una dinámica política, empresarial y cultural que se caracteriza por su atomización y dispersión del poder a escala global que se aproxima significativamente al esquema federalista. De igual modo, la proyección de un paradigma energético que trascenderá en unas décadas el mundo de los fósiles convencionales. Por supuestos, los eventos históricos son complejos, inciertos, contradictorios, paradójicos, azarosos, y no lineales que puedan determinar ascensos y retrocesos de los mismos. Hoy, el planeta peligra ante la sombra del estatismo, del intervencionismo, del planismo, del autocratismo y toda una gama de enfoques culturales contra el capitalismo, la libertad, la democracia y el libre mercado. Aún, así, no hay vuelta al pasado. No hay evasión posible.
Por tanto, es vital la presencia de unas minorías, de una clase directiva, de una generación, de una elite política que promueva una reforma intelectual para persuadir a los venezolanos de que estamos viviendo el más importante momento histórico para establecer una arquitectura institucional de origen republicano, liberal, federal, de libre mercado y de libre comercio.
Pues bien, ahora le corresponde en perspectiva histórica a los venezolanos caminar por los senderos del republicanismo, del liberalismo, del civilismo, del federalismo, del libre mercado, del libre comercio en sintonía con la globalización. No hay vuelta atrás. La historia le dio la razón al economista austriaco L. Von Mises. Demostró Intelectualmente la imposibilidad del cálculo económico en el socialismo. Pues, bien en las democracias tampoco es posible el cálculo económico, por cuánto el Estado y sus gobernantes utilizan medios políticos para capturar renta y redistribuirlos con fines paternalistas y clientelares sin ningún tipo de criterio económico, de rentabilidad y de eficiencia. No lo requiere. Basta una política impositiva para obtener los recursos necesarios y así cumplir con propósitos populistas. De allí, el déficit fiscal, endeudamiento, devaluaciones, inflaciones que deterioran los sistemas democráticos, como consecuencia, gobiernos populistas, socialistas y totalitarios.