La Revolución de la Democracia en Venezuela: más ciudadanos, menos partidos políticos y menos Estado
Ramón Rivas Aguilar
“La Nueva Democracia”
Requerimos un nuevo modelo de organización y representación política, que sea modular, dinámico, Horizontal, flexible, descentralizado y abierto. Una organización que sea el espejo de la sociedad en la que vivimos, donde cualquier movimiento social pueda adherirse sin perder su libertad y autonomía, una organización sin tribunales y sin disciplina partidista. Es por ello que debemos crear nuevas estructuras orgánicas de representación política. Unnuevo imaginario y una nueva narrativa política…. La democracia es un dialogo, es el más elemental respeto. Por el consenso y el disenso. Es una búsqueda constante por la pluralidad y diversidad de actores e ideas. Es necesario entonces un nuevo discurso, una nuevapraxis que fomente los lazos sociales y reconstruya la política en Venezuela.Reclamamos más democracia y menos mediocracia.Finalmente, requerimos con urgencia revalorizar y reinventar la política, avanzar hacia un nuevo modelaje de liderazgo innovador corresponsable por la construcción y el progreso de las comunidades y que impulse un orden más justo y vivible.Las generaciones de relevo, al igual que los papagayos, se elevan mucho más alto Cuando tienen el viento en contra” (Héctor Alonso López. El Rostro Humano de la Política. Editorial Horizonte, Barquisimeto- Venezuela. PP. 536-541)
La Revolución de la Libertad, es el título de una obra escrita por el prestigioso economista argentino Diego Giacomini. Unaporte de importancia intelectual a la corriente del pensamiento Anarcocapitalista.En esas cuatrocientas páginas el economista Diego Giacomini toca el problema central que afecta de manera radical la naturaleza de los sistemas políticos de alcance planetario: el Estado. Una maquinaria estatal que controla el poder, la violencia organizada, el tesoro y el espíritucuyas consecuencias significan menos libertad de los individuos, de su capacidad empresarial, creativa innovadora y de la imposibilidad de desarrollarse en un marco de libre mercado. Más estatismo, más intervencionismo y planismo para mantener el control de la vida material y espiritual de las personas. El Estado no decrece, no se autorregula y se expande de forma continua e infinita. Desde que nació el proyecto liberal en la época moderna hasta el día de hoy, el Estado no ha dejado de crecer y cada vez más restringe la vida de sus individuos. El proyecto liberal una utopía. Nació para poner límite al poder. Sin embargo, en esa perspectiva ha fracasado históricamente. En el proceso histórico que se desplegó a lo largo del siglo XX, las fuerzas del estatismo despertaron en las ideologías políticas su odio al liberalismo. El siglo XX culto al estatismo. Al final de este siglo, un alivió el renacer del liberalismo. El fin de la historia la ilusión de la tesis hegeliana. Un fiasco histórico. Hoy, más estatismo, más intervencionismo, más planismo, más controles, más paternalismo, más clientelismo, más demagogia, más autocratismo y más Hiperdemocria. Todo esto, contra las fuerzas del individualismo, del mercado y todas las libertades. Lo que sorprende es que las democracias son parte consustancial en esa dinámica del estatismo que afecta a sus ciudadanos. Más democracia significa más partidos políticos, más estado, más intervencionismo, menos participación, menos libertades. Para Diego Giacomini, la solución debe ser radical y revolucionaria: una sociedad libre sin ningún tipo de maquinaria estatal. La mayor dispersión y secesión del poder político para potenciar la libertad de los individuos y producir riqueza material y cultural en el ámbito de un orden espontáneo de mercado. Se impone como una necesidad histórica, en la mirada anarco capitalista de Diego Giacomini, la defensa de los derechos naturales, principios universales, impresos en la el corazón de los seres humanos, principios que son anteriores al Estado: defensa de la vida, de la propiedad, de los contratos y de libertad de creencia. El derecho positivo representa la armazón institucional que fabrican los juristas y los políticos para limitar la libertad de los individuos. Por tanto, damos la bienvenida al libro de Diego Giacomini, un libro polémico y controversial, de una riqueza intelectual, histórica y política sobre el tema de los próximos siglos: ´qué hacer con el Estado. Qué hacer con ese leviatán que todo lo devora y todo lo engulle. Es posible una sociedad libre sin Estado que de paso al libre mercado el camino para dar respuestas a todos problemas de orden político, económicos, institucionales, que el liberalismo y la democracia no han podido resolver históricamente. Por supuesto, sobre esto no hay la última palabra. De allí, pues, una reflexión para el debate intelectual para estas democracias en América Latina que sucumbe ante la demagogia, el autoritarismo, el estatismo y el intervencionismo. Cómo las democracias tendrán que renovarse para propiciar un marco institucional con el fin de poner límite al estatismo que a cada instante sus representantes elegidos por el voto, hacen todo lo contrario. Hiperdemocracia significa más estatismo, más intervencionismo en la vida de la sociedad en general. Lo cierto es que las democracias cada vez más expanden el poder del estatismo en sus territorios. Es una utopía que los partidos políticos y sus políticos en democracia se le ocurran la ingeniosa idea de poner restricción al Estado. Estúpidos no son. Una vuelta por América Latina es la muestra de esa Hiperdemocracia que todo lo quiero abarcar. Se meten en el cuerpo y la mente de sus habitantes.
La educación y la cultura dos herramientas que utilizan los políticos para someter al individuo al poder del Estado: fe y obediencia ciega.
A partir del libro de Diego Giacomini La Revolución de la Libertad, se vino a mi mente la posibilidad de escribir un artículo cuyo título resulta polémico y controversial: La Revolución de la Democracia en Venezuela: más cuidadados, menos partidos políticos, menos Estado. Un desafío intelectual para las nuevas generaciones que tenga esperanza en porvenir de la Provincia de Venezuela. Unas generaciones, unas minorías selectas con sus muchedumbres, con una idea, una revelación, una propuesta de envergadura histórica que se exprese con la consigna: Todos a echar los cimientos de la Venezuela empresarial, creativa e innovadora, en un contexto de libre mercado con una forma de gobierno más pequeña y más dispersa a lo largo y ancho del territorio nacional. Una sociedad más libre y abierta en la que el individuo, el ciudadano sea el portador de la riqueza material y cultural de la nación. Adiósa la democracia de partido y su connotación natural el estatismo, el socialismo, el comunismo, el colectivismo y todo lo relacionado con el espíritu comunal. Una nueva forma de organización política e institucional que preserve los sagrados derechos naturales del hombre. Un poco de historia. Por las razones que fueren, el proyecto liberal cuyas raíces se estamparon con la constitución 1811, no impidió por más de dos siglos y dos décadas, el poder del personalismo, del caudillismo, del autoritarismo, de la expansión del estatismo, del intervencionismo, del planismo, del rentismo, del socialismo, del comunismo y del espíritu comunal, respectivamente(1811-2022).Desde esa perspectiva histórica, el liberalismo un fracaso histórico. Se impuso el personalismo, el centralismo, el presidencialismo y una cultura histórica qué aún persiste en la tradición de los políticos del país. El estatismo, el intervencionismo y planismo se exacerbó con la democracia llegando a los extremos con el esquema comunal que inició Chávez y profundizó Maduro. La Hiperdemocracia, expresión histórica de las democracias de partido y del poder comunalimpidieron estructuralmente la constitución de una sociedad libre, federal y de mercado que se había establecido con la constitución de 1811 y 1864. Así, el liberalismo en Venezuela, un mito histórico. Hasta ahora ha imperado históricamente el cacique, el emperador, el ciudadano (1811), el personalismo, el caudillismo, el autoritarismo, la tiranía, la democracia, el colectivismo y el Estado comunal con los residuos institucionales de la vieja república (1811-2022).El problema del Estadoes que en esquemas democráticos y gobiernos autoritarios, autocráticos y totalitarios tienen como denominador común de no dejar de crecer con la más nefasta perversión: menos individuos, más intervencionismo.
Hoy de moda una nueva idea de democracia: Democracia de ciudadanos. La vieja democracia de partidos ante un tipo democracia en la que el ciudadano tendrá una participación fundamental en la vida de la sociedad en general. Muy bien. Qué tipo de Estado y de economía requiere una democracia de tal naturaleza que trasciende el viejo modelo de democracia, de partido y de estatismo. Este tipo de democracia, la nueva democracia, tendrá la capacidad de poder establecer restricciones institucionales para limitar la expansión del estatismo y el intervencionismo. Hasta ahora, ello no ha sido posible. Tal vez en el futuro. Siempre en las lecturas del maoísmo se hablaba de la nueva democracia”. En las democracias Occidentales de democracia liberales. En América Latina de Democracia de partidos. En Venezuela de democracia de partidos y democracia participativa y protagónica. No obstante, el problema teórico y práctico persiste: qué hacer con el Estado. Cuál será su nueva configuración institucional que responda a un tipo de ciudadano que no confía ni en el estatismo ni en los partidos políticos. Qué tipo de sociedad, de economía y cultura es vital para vigorizar física y espiritualmente a los individuos en ese marco de nueva democracia.
Solo un hombre, una figura estelar de la Historia de Venezuela del siglo XX, un líder político, un hombre de Estado, un estadista, desafió el proceso histórico nacional (1498-2022) con esas connotación política e ideológica que recoge la cultura del estatismo para promover una sociedad más libre, más abierta, más federalista y más competitiva para estar en sintonía con los tiempos históricos: Carlos Andrés Pérez. La Gran Reforma Política y Económica, los procesos de descentralización y una economía abierta constituían los cimientos del fin de la vieja democracia, de su partidismo, de su estatismo y rentismo y la génesis de una democracia más conectada con sus ciudadanos, sus regiones y comunidades, cuyo norte para promover la riqueza material y cultural sería mediante el espíritu empresarial, creativo e innovador de los venezolanos. No obstante, se impuso la contrarreforma. Vuelta a la vieja democracia, a la hiperdemocracia, a las andanzas de los viejos partidos políticos, al socialismo, al colectivismo, al centralismo, al estatismo y alintervencionismo. Es decir, Con las reformas de CAP moría la vieja república con su democracia de partidos y la cultura estatal y rentista. CAP, fue en ese sentido, pionero de la nueva democracia como forma de organización institucional y política en conexión con sus ciudadanos a lo largo y ancho del territorio nacional. Al mismo tiempo, el camino de la riqueza mediante el trabajo creador en marco de una economía libre.
En fin, la revolución de la democracia en Venezuela, la Nueva Democracia, su inspirador Carlos Andrés Pérez. La Reforma política abrió los caminos hacia la democracia de ciudadanos. La Reforma Económica apertura hacia el libre mercado. Por supuesto, con sus aciertos, alcance, sus paradojas y contradicciones como son los eventos históricos. Un legado histórico para unas generaciones, protagonistas de la Venezuela del futuro que está germinando en el ánima de millones de venezolanos, dispersos y atomizados a lo largo de la geografía nacional. Los semilleros de una democracia que están animando a los ciudadanos en su quehacer vital.