Venezuela en el tiempo: Historia de la vida material (20000-2022)
De la Sociedad Prehispánica a la Venezuela del saber
A
Eduardo Arcila Farías
Insigne historiador
“Un conocedor a fondo de la historia económica de la vida colonial y de la renovación cultural de la España de la Ilustración y sus implicaciones en Hispanoamérica. Conocimiento e imaginación, de un estilo literario envidiable, Eduardo Arcila Farías tejió con delicadeza, destreza y maestría la vida material de un momento histórico de nuestra geografía, una encrucijada que marcó el futuro de la Provincia de Venezuela (XVII-XVIII). En efecto. Develó el espíritu empresarial, creativo e innovador de una clase social que aceleró la conquista y la colonización de los espacios geoeconómico de la Provincia de Venezuela. Una burguesía criolla que revolucionó la vida material con el símbolo del cacao. Una revolución económica, social y cultural que puso fin a la mentalidad y praxis minera del vasto imperio español”
Ramón Rivas Aguilar
… “En la historia caminamos entre las ruinas de lo egregio…Las pasiones la han hecho sucumbir. Es perecedero. Todo parece pasar y nada permanecer (Hegel, 1806)”. Tras de las ruinas se oculta el rejuvenecimiento” (Ortega y Gasset, 1998)
Una imagen poética que revela la historia de la vida material de una geografía, de una sociedad que ha transcurrido por más de 20.524 años. Antes y después de Cristo.
Desde del 20.000 antes de Cristo hasta 1498, se conformó, expandió, fortaleció y consolidó la sociedad Prehispánica. En ese largo periodo histórico, se estructuraron distintas formas de organizar la vida material, social y cultural. Así, emergieron “los Recolectores primitivos, los Pescadores del lago, los Recolectores, cazadores y pescadores especializados, los Agricultores medios, los Horticultores, los Agricultores Superiores y Agricultores de selva con inclusiones de recolectores” (Rafael A. Strauss. El tiempo prehispánico de Venezuela. Editorial Grijalbo, Caracas-Venezuela.1993. Pág.106-111...Mapa Áreas culturales Prehispánicas y Áreas de Producción Prehispánica).
La conquista y la colonización de la geografía prehispánica por el vasto imperio español, con su espada, la cruz, sus príncipes y monarcas y su sed de espíritu mercantil, modificaron radicalmente la vida material y cultural de la diversidad prehispánica. Se dio el paso histórico de la sociedad Prehispánica a la sociedad mercantil con la impronta de la espada y la cruz. El inicio y la proyección de la economía mercantil, con sus símbolos esenciales: oro y plata. Un proceso de mercantilización que transformó la vida material y espiritual del mundo prehispánico. Así, nació el mercado, el comercio, el intercambio. El orden natural y humano “prehispánico venezolano” objeto de compra y venta. Entre 1498 y 1517 la economía giró alrededor de la explotación de la perla y el oro. Una duración breve de una economía minera. La sobrevivencia de esta nueva sociedad mercantil dependía de los frutos prehispánicos. Por ese camino, se inició la explotación del añil, de la caña, del tabaco y del ganado para sentar las bases del comercio colonial. El agotamiento de las minas de oro y de las perlas, determinó un cambio hacia la explotación de otros rubros de carácter agrario y pecuario. Un esfuerzo histórico que no impidió el abandono de la Provincia de Venezuela, por parte del imperio español, por unas cuantas décadas, lo que provocó la continuación de la conquista y la colonización del territorio nacional, por parte de una nueva estructura los criollos. Los criollos los nuevos colonizadores (Eduardo Arcila Farías). En efecto. Ampliaron los horizontes geográficos y económicos de la provincia, originando una sociedad agraria con un fruto que deleitó el paladar del gusto aristocrático europeo: El Cacao. Las grandes plantaciones con mano de obra esclava, sembrando, cosechando, recolectado y comercializando este fruto que cambió la vida espiritual y cultural del viejo continente.Un paso histórico de una economía prehispánica a una economía de perla y oro a una economía del cacao, en menos de dos siglos (1498-1700). Un intento que significó romper estructuralmente con una mentalidad y una praxis mercantilista. Dos imágenes históricas que prevalecieron en el tiempo, hasta derrotar históricamente la doctrina mercantilista en manos del vasto imperio español. Mercantilismo y Fisiocratismo, dos manera de concebir el estado, la sociedad y la riqueza, en un momento de la historia cuando los criollos, la nobleza, los grandes cacao, con sus plantaciones, asumieron la defensa del libre comercio y participaron en la rebelión de Juan Francisco de León(1749) contra la Compañías Guipuzcoana(1728). Se impuso al final del día, el libre comercio. Una batalla histórica que los criollos propinaron al más grande imperio del mundo moderno. Una batalla intelectual que maduraron los hombres de la ilustración criolla, con sus ideas, enfoques y teorías sobre el libre comercio y la soberanía popular, que desarrollaron desde la rebelión de Juan Francisco de León hasta el 19 de abril de 1810 y el 5 de julio de 1811. No obstante, la república liberal y federal fue destruida entre 1812 y 1830. Quedó en total bancarrota. Adiós al liberalismo y al federalismo. Se impuso una economía de guerra, como resultado de la contra-revolución imperial y monárquica, una guerra civil que dejó a la Provincia de Venezuela en total ruina material y espiritual. Así, nació un poder centralista, personalista y caudillezco, bajo el mando dictatorial de Simón Bolívar, que impulsó un marco institucional para dar respuesta a la economía en un periodo de guerra como la que sufrió la Provincia a lo largo de unos trece años. Un cuerpo de medidas legislativas, de decretos, de leyes y de mandatos para responder a los retos y desafíos de carácter político, militar, económico, social, fiscal, monetario,etc., en plena faena bélica. En esa dimensión histórica, tan compleja y difícil, Bolívar convencido de que la actividad económica que había que promover era la riqueza minera. Una garantía para cumplir con los acreedores extranjeros y animar la vida material de las naciones. Estuvo consciente de que el cacao tenía sus días contados. Al mismo tiempo, no le vio futuro económico al café (1829).Sin embargo, el mundo europeo, entre el liberalismo, el capitalismo, la aristocracia y la monarquía, comenzó a saborear el grato perfume del cafeto persa, generando un nuevo tipo de conversación, la tertulia en los grandes café que tanto fascinaron a los políticos, intelectuales y literatos. Para la Provincia de Venezuela, el cacao cedía sus espacios económicos al café. Se iniciaba la era del café para una nación que comenzaba a estrenar una República centro-federal, a partir de la desintegración de la Gran Colombia (1830). A pesar de la inestabilidad política, el desorden y la ingobernabilidad, que destruyó parte significativa de la riqueza material del país, la riqueza cafetalera y la riqueza minera tuvieron un auge de importancia vital a mediado del siglo xix, con sus subidas y caídas históricamente. El café y las minas de oro, de petróleo (petrolea del Táchira, 1878; de asfalto, Lago de Guanoco, cobran interés en ese tan complicado siglo que no tuvo un día tranquilidad la República (levantamientos, revoluciones, pugnas entre caudillos y regiones). Y, sobre todo el estallido de la guerra larga que cobró cuantiosas víctimas y riqueza material. Lo que sorprende de este siglo xix, el auge de la riqueza minera que se desató a partir de 1870. De nuevo la mentalidad y la praxis minera.
Una República, con una economía del café, del ganado y de la minería que transcurrió entre 1830 y 1920. En ese periodo histórico, la Venezuela del café ocupó un lugar de importancia en el comercio mundial hasta su decadencia histórica con la aparición del petroleó en el escenario nacional (1912- 1922). El café, el ganado, el oro, el petróleo y el asfalto, fueron parte de ese proceso económico que se desplegó a partir de 1830. Fue una economía exportadora con un cierto grado de diversificación del aparato productivo nacional (Ver: Ramón Veloz. Economía y Finanza 1830-1944; Boletín de la Riqueza Pública, 1892).
La Venezuela del surco y del ganado llega a su fin con la génesis y proyección de la Venezuela petrolera. La Venezuela del petróleo, la Venezuela Urbana, la Venezuela industrial, hija del oro negro. Un milagro histórico que, en aproximadamente 60 años, los Venezolanos echaron los cimientos de la Venezuela moderna, ocupando un lugar de importancia histórica en el concierto de las naciones. Sin duda alguna, en esta faena histórica gigantesca tuvo un papel estelar el capitalismo mundial. Sin las fuerzas poderosas del capitalismo el país no hubiese construido la Venezuela que tanto cautivó el ánima de del insigne civilista Don Cecilio Acosta.
Fueron las generaciones del positivismo y las generaciones de la semana del 28, los cultivadores de las ideas y creencias que le dieron fundamento a una Venezuela que no tuvo un segundo de paz y seguridad en el siglo xix. Entre dictadores, tiranos y demócratas, con miradas y perspectivas distintas, edificaron la VENEZUELA DEL SIGLO XX CON SUS ACIERTOS Y LÍMITES, GRANDEZA Y MISERIA (1899-1976).
Hoy, después de 20.524 años, antes y después de Cristo, nos encontramos con una Venezuela en total ruina material y espiritual. Una Venezuela invertebrada. Fragmentada. Atomizada. Sin Estado. Sin gobierno. Sin sociedad. Una Venezuela sin el maíz, sin el añil, sin la caña, sin el tabaco, sin la yuca, sin el cacao, sin el café, sin el petróleo, sin nuestros ríos y lagos. Una Venezuela borrada geográfica e históricamente. Una Venezuela emigrando hacia otras geografías de la tierra. La diáspora. Aproximadamente, unos ochos millones en el mundo. La población total de 1970. Otro país en el planeta. Que nos queda: la inteligencia para comenzar de nuevo. A edificar otra Venezuela, la Venezuela que está en el ánima de los jóvenes que tienen la responsabilidad histórica de asumir el reto y el desafío de poner a la nación a la altura de un proceso civilizatorio que marcara el porvenir del hombre en los próximos milenio.
Por tanto, la Venezuela inteligente, la Venezuela del saber, la Venezuela del conocimiento, impresa en el espíritu de millones de jóvenes, generaciones que tienen el deber de edificar una nación a la altura de los tiempos históricos. Una nación inteligente, empresarial, innovadora y creativa, en esa faena histórica gigantesca, cautivante y fascinante como es la de insertarse en la más hermosa civilización que ha fraguado en el corazón de la civilización occidental el amor a la libertad como el fundamento que le da sentido de dignidad y responsabilidad a la existencia humana. Así, pues, jóvenes a estrenar con la plenitud de su ser los sabores y la musicalidad de la más gigantesca civilización que haya deparado la historia de la humanidad, que está cambiando para siempre la forma de generar riqueza y la forma de ejercer el poder mediante la inteligencia, el saber y el conocimiento, para los próximos siglos.
En fin, de la sociedad prehispánica a la Venezuela inteligente, del saber y el conocimiento. No hay evasión posible.