La Revolución Gloriosa de 1688: el nacimiento del Estado liberal y el fin del absolutismo

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La Revolución Gloriosa de 1688: el nacimiento del Estado liberal y el fin del absolutismo

Ramón Rivas

 

 

W. Churchill en su obra magna Historia de Inglaterra y de los pueblos de habla inglesa (tomo I), describió en una de sus páginas la  importancia histórica de  la Revolución Gloriosa que abrió el camino hacia el desarrollo liberal  del pueblo inglés. Una revolución  que impulsó el espíritu libertario   en sintonía con las aspiraciones de Gran Bretaña  sin que ello implicara   una ruptura violenta con el orden antiguo. Sus protagonistas tuvieron el sano juicio de preservar lo mejor de la sociedad  libertaria de la sociedad antigua y   la de inducir el cambio  necesario que requería un tejido social en sintonía con los tiempos históricos. Fue una revolución que no derramó una gota de sangre ante un monarca que tuvo todo el poder del cielo y de la tierra. Aún así, las miradas de aquellas personas enfrentaron los privilegios del rey y de aquel Dios al servicio de la aristocracia. Por ello, oportuna la reflexión del estadista inglés cuando señaló el significado político de la carta magna, ratificada por Juan sin Tierra en el año de 1215: “La carta, en el curso del tiempo, se convertirá en un testigo permanente de que el poder de la corona no es absoluto. Los hechos incorporados en ella y las circunstancias que el dieron origen, se enterraron o tergiversaron. La idea básica de la soberanía de la ley, existente de antigua data en la costumbre feudal, se elevó por ella convirtiéndose en doctrina para el Estado nacional” (p.222). 

 

Como podemos observar, la gloriosa revolución de 1668 configuró un marco institucional que limitó   poder de los monarcas  y restauró los derechos naturales. En efecto, La persecución, la intolerancia, el irrespeto por la propiedad privada y el abuso desmedido para incrementar los tributos, provocaron un malestar en la sociedad inglesa hasta culminar con la Revolución Gloriosa con una nueva estructura del poder público: monarquía constitucional. A partir de ese momento histórico, el parlamento la única institución con el poder soberano     de rechazar cualquier medida arbitraria tomada por el  monarca. Un parlamento que dejó de estar al servicio de las apetencias desmedidas de los poderes absolutistas. Por otro lado, la fuente de inspiración de los procesos revolucionarios ingleses partió de los evangelios. A diferencia de la Revolución Francesa que contó con unas minorías creadoras, provenientes de las corrientes políticas y filosóficas de los enciclopedistas y de la Ilustración, el pueblo inglés bebió del espíritu de los evangelios para demostrarle al monarca de que Cristo no estaba al servicio del rey y de los aristócratas. Asimismo,   el pueblo inglés  hizo de la desobediencia civil   el camino natural para defender en forma absoluta del monarca los derechos naturales (la vida, la libertad y la propiedad privada). Fue una revolución  que produjo una filosofía política  sobre la base  de un estado liberal con el objetivo de preservar los derechos naturales hombres.

 

En ese sentido, John Locke  en su obra política y filosófica, legitimó  un Estado liberal que puso fin al absolutismo. En fin, el legado histórico de esta revolución descansa en varios aspectos esenciales: 1. fue una revolución hija de la sociedad antigua; 2. Las reformas permitieron el sendero para que la sociedad inglesa en forma evolutiva alcanzara el progreso material y cultural; 3. El parlamento, fuente de legitimidad que deriva de la soberanía popular  con la potestad  de poner límite a los abusos del monarca que siempre está tentado a establecer tributos al servicio de sus apetencias personales y despóticas; 4. Los evangelios  campo fértil de inspiración contra a aquellos gobernantes que se desvíen del camino recto ; 5. La desobediencia civil  un derecho  inscrito en el corazón del pueblo inglés para  deslegitimar a aquellos gobernantes que usan el poder público en función de intereses personales y grupales. Y finalmente, dejó una filosofía política en la que el mejor gobierno es  de naturaleza  liberal y cuya misión sagrada es: proteger y preservar la libertad, la vida y el derecho de propiedad privada.  

 

 

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