Carlos Andrés, el hombre y la historia (23-5-1993)
“No me perdonan que haya sido dos veces presidente por aclamaciónPopular. No me perdonan que sea parte consustancial de la historia Venezolana de este medio siglo. No me perdonan que haya enfrentado todos los avatares para salir victorioso de ellos. No se me perdona ni mis errores ni mis aciertos. Yo represento una larga historia política. Una historia que arranca a partir de la muerte de Juan Vicente Gómez y de los primeros gobiernos que sucedieron a la dictadura que demoró por tantas décadas nuestra presencia en el siglo xx. Formé parte d de los jóvenes que en 1945 se lanzaron temerariamente a transformar el país. Derrocado Rómulo Gallegos, asumimos todos los riesgos para recuperar de para Venezuela su libertad y su dignidad de pueblo libre. Formé parte de quienes desde 1958 combatieron con mayor denuedo por la democracia, contra la subversión que en esos duros años puso en jaque nuestras instituciones democráticas. En el camino dejamos muchos adversarios vencidos, pero jamás humillados. Por el contrario, se les tendió la mano franca cada que vez que fue preciso.Los adversarios que quedaron en el camino y los enconos de las luchas políticas pasadas se fueron uniendo poco a poco y todos fueron resucitando agravios que parecían olvidados. Rostros de derrotados o frustrados que regresan como fantasmas o como espectros, predicando promesas mágicas de resurrección. Es como la rebelión de los náufragos políticos de las últimas cinco décadas. Los rezagos de la subversión de los años 60, con nuevos reclutas, los derrotados en las intentonas subversivas del 4 de febrero y del 27 de noviembre de 1992, se incorporan a la abigarrada legión de causahabientes. Es todos los matices, todas las ambiciones y toda la frustración junta de repente, me resisto a imaginarme a Venezuela en 1994, cuando los profetas de tan engañosas promesas tengan que enfrentar la realidad del país, en medio de una pugna inimaginable, esta sí, por sus cuotas de poder.Me siento orgulloso de lo que, acompañado por mis colaboradores a lo largo de mi gobierno por la digna y altiva conducta de las fuerzas armadas, hemos logrado hacer para darle rumbo moderno y definitivo al estado venezolano. Al propio tiempo, siento la angustia y la pena por la crisis que inevitablemente ha acompañado al proceso de reformas que emprendimos, porque este gobierno que presidí ha dado contribución decisiva para escribir nuestra historia contemporánea. Historia sencilla, que arranca esta vez, desde 1989, cuando debimos acometer esta serie de reformas profundas, tanto políticas como económicas “Puse todo empeño en las reformas políticas. Así, comenzamos por convertir la presidencia de la república de un poder absoluto a un poder moderado. Cuatro partidos políticos comparten y han compartido el poder a lo largo de este periodo presidencial. Dos elecciones de gobernadores y de alcaldes han tenido en cuatro años. Reclamo un protagonismo especial en este proceso de reformas que orientó hacia la democratización del poder y de una participación nacional inequívoca. A la par de las reformas políticas se emprendieron las reformas económicas. Ya no era posible el estatismo porque el estado macrocefálico había llegado a su fin. La armonía social financiada por el petróleo llegó a su fin. Fue una decisión que requirió voluntad y coraje. No fue fácil, porque implicaba un cambio de en una historia de país petrolero de cincuenta años de deformaciones.A lo largo de toda mi vida, desde que era apenas un adolescente, he consagrado mi existencia a los grandes intereses de nuestro pueblo. A ustedes he consagrado mi destino.Quiera dios que quienes han creado este conflicto absurdo no tengan motivos para arrepentirse. Lucharé hasta la entrega de mi vida porque la democracia no naufrague en este nuevo trance de azarosas dificultades que vamos a vivir” (Alocución Presidencial, 20 de mayo de 1993)
La clase política, la corte Suprema de Justicia y los notables no imaginaron las consecuencias morales que le ocasionarían a la República. Su demolición. Una decisión política que marcó el inicio y el fin del sistema democrático. Se impuso el odio histórico. Pues, bien, allí están los resultados: la bancarrota de una nación.
La acción mutua entre los individuos y las multitudes, unidad dialéctica, clave para comprender la dinámica de los eventos históricos. Sin duda alguna, las personalidades juegan un papel estelar en el desarrollo de los acontecimientos históricos. Basta dar un paseo por la historia universal para develar cuán significativa fueron,por ejemplo, las grandes figuras que marcaron el ritmo de los fenómenos históricos. Así, en la Provincia de Venezuela, se aprecia cómo figuras históricas jugaron un papel estelar en el desarrollo del curso de nuestra historia.Los caciques, los hombres del imperio y los fundadores de la República, modeladores de la sociedad precolombina, de la estructura colonial y del republicanismo, respectivamente. Caciques, monarcas, teólogos y republicanos, en esa faena histórica de articular y vertebrar nuestra geografía y nuestra historia, para bien o para mal. De igual modo, caudillos y hombres de letras a lo largo del siglo XIX. Dentro de esa perspectiva, Juan Germán Roscio, sacerdote y teólogo, creador de la República. El arquitecto del republicanismo, del civilismo, de la soberanía popular, contra todo el andamiaje absolutista y teológico del derecho divino de los reyes. Derribó los muros del poder celestial que le otorgaba al rey en la tierra su dominio total. Ahora el poder en manos del individuo, del ciudadano. El tránsito histórico del poder divino al poder terrenal. Una revolución política y teológica. No obstante, El proceso emancipador generó unos impactos no previstos que delineó el futuro de la nación a lo largo del siglo XIX: el caudillismo y el personalismo. Lo que determinó un proceso históricoque distorsionó el camino republicano. Sin embargo, se produjo una riqueza intelectual que consolidó el espíritu republicano contra el personalismo y el caudillismo que impidió la constitución de una auténtica República. Un siglo de atraso histórico. Cómo muy bien lo señalara César Zumeta “La república no ha existido un solo día; “… He ahí la obra de cien años de militarismo anárquico y despótico”.
Dentro de esa perspectiva histórica, Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez, Eleazar López Contreras, Medina Angarita y Marcos Pérez Jiménez, Rómulo Betancourt, figuras históricas con sus alcances, límites, aciertos, contradicciones y paradojas constructores de la era moderna del siglo XX. Los protagonistas que le dieron sentido histórico a la Venezuela del siglo pasado. Así, Castro y Gómez, arquitectos del Estado moderno. Pusieron fin a cien de guerra civil. La paz y la seguridad, condiciones básicas para impulsar el desarrollo del capitalismo en Venezuela,bajo la impronta de los imperios. Echaron los cimientos de la industria petrolera del país.Regímenes autoritario, despótico y nepótico. Sí. De igual modo, López y Medina jugaron el papel de transitar de la tiranía a gobiernos legalistas. Asimismo, crearon las bases institucionales del capitalismo con la dinámica del oro negro. En ese orden de ideas, Rómulo Betancourt, padre de la democracia y de la tesis del capital humano como factor fundamental del desarrollo material y cultural de la nación. Marcos Pérez Jiménez, arquitecto de la geopolítica del petróleo y de la geopolítica del territorio nacional. El petróleo en el mundo y la profundización del mercado nacional. Estado, petróleo, geopolítica, capitalismo, trascendiendo las tesis peregrinas de sembrar el petróleo.
Pues, bien, dentro de esos parámetros que marcan los procesos históricos entre los individuos y sus muchedumbres, entra la figura política de Carlos Andrés Pérez. Un líder político, un hombre de Estado, un Estadista, un republicano, un civilista y un demócrata. En efecto, el hombre de Estado de las grandes transformaciones que se produjeron a lo largo de las últimas décadas del siglo pasado. Un poco de historia.
A los catorce años descubrió su destino vital. Su pasión por la
política. Su Vocación. El quehacer vital por hacer de Venezuela una nación
republicana, civilista y democrática. Su temple vital, un destino, un carácter y el azar, lo acompañaron
en esa faena histórica contra la barbarie, el personalismo, el
militarismo y la tiranía.Comprendió que
el hombre es un zoom polítikon. Solo es
posible vivir en sociedad
cuando impera naturalmente la civilidad. En gobiernos tiránicos y
barbaros y totalitarios no es viable la civilidad, el dialogo, el logos y la posibilidad de discernir qué
es lo bueno y lo malo. En esas formas de ejercer el poder se impone la mirada única. Por lo no hay
cabida al hombre como un animal
político. Por cierto, una imagen histórica que no tiene nada que ver con el maquiavelismo.
En ese horizonte, CAP, un republicano,
un civilista, un zoom polítikon,un visionario que anticipó cómo debería ser la nación en el porvenir. Es
decir, sus dos gobiernos, fueron parte vital de un
proceso de modernización de la nación y cómo insertarse en la dinámica de las
relaciones mundiales.
Lo que representó una lucha histórica contra los enemigos de la civilidad: militarismo, tiranías y totalitarismo. Tipos de gobiernos que querían convertir a los seres humanos en siervos del Estado. Convertir al hombre en una bestia sin ningún tipo atributo que revelara dignidad. En otras palabras, la imposibilidad del hombre como zoom polítikon. En ese orden de ideas, CAP contra la barbarie para que Venezuela recuperara su republicanismo y civilidad. Su contribución en la derrota del comunismo mundial, en Venezuela, fue gigantesca. Se la jugó en defensa de la libertad contra la hoz y el martillo, símbolos del totalitarismo. En tierra caribeña, Cuba, Rusia, China, Vietnan, sufrieron una derrota histórica que evitó convertir a Venezuela en satélite del imperio ruso y su proyección en América Latina y el punto nodal contra el imperio americano. CAP se la jugó con la historia. Por otro lado, mantuvo su espíritu de civilidad como jefe político de la fracción parlamentaria contra los enemigos históricos de la república con la complacencia y la cobardía de unas cuantas fuerzas democráticas, resentidas y frutadas. El juego demagógico de esas fuerzas democráticas en defensa de una ley de amnistía para pacificar lo que quedaba de la subversión marxista fue aberrante y nefasta. El discurso de CAP, un discurso histórico a la altura de un hombre en defensa de la democracia contra esa ley demagógica y sin sentido. Por otro lado, CAP le devolvió al Partido de Acción de Democrática su fervor revolucionario, en decadencia a finales de los sesenta. Le dio vida a un partido que había perdido su aliento histórico. Como Secretario General del partido y candidato presidencial, para las elecciones presidenciales de 1973, innovó la dinámica de los procesos electores en Venezuela. Contribuyó con su dinamismo y carisma a entusiasmar un país aletargado por su inercia. Ganó las elecciones presidenciales del 73. Nacionalizó la industria petrolera (1-1-1976). Cerró un ciclo histórico: 1899-1976. Cipriano Castro abrió la historia del siglo xx. CAP culminó ese ciclo, dando paso a otro.
En esa dimensión histórica, CAP (1974-1979) se planteó por un lado, trascender el Estado rentista con la constitución de la Gran Venezuela. Sí. La sociedad post-rentista. El alma teórica de esa visión, contentiva en el V de la Nación (1976). Por el otro, impulsó una política internacional abierta al mundo con sus distintas miradas y perspectivas. Venezuela en el escenario de los acontecimientos mundiales. Jugó un papel estelar en el proceso de democratización de América Latina. De igual modo, en los cimientos de un nuevo orden mundial para las próximas décadas. Petróleo, energía y democracia en la era mundial. Allí, Venezuela con su voz en el concierto de las naciones.Venezuela en el mundo.
El temple vital de un estadista proyectando a su país a lo largo y ancho de la tierra. Un andino en las cumbres planetaria.
Estas transformaciones nacionales e internacionales, incomodaron a las viejas fuerzas políticas y empresariales, porqué significó el fin de los monopolios en la política y en los negocios. Utilizaron el caso del Sierra Nevada como una conspiración histórica para sacarlo del juego político.Fracasaron. En esa faena histórica, en esa pasión por la política, CAP, entre 1979 y 1988, se proyectó hacia un mundo que se estaba transformado, que estaba dejando atrás las viejas creencias del estatismo, de la utopía, de las dictaduras, del militarismo y del totalitarismo, dando paso hacia la era de la libertad, de la democracia y el mercado. De nuevo le inyectó vitalidad y energía al Partido de Acción Democrática, conquistando por segunda vez la Presidencia de la República, en las elecciones presidenciales en el año de 1988. Era vital cambiar el rumbo histórico de Venezuela hacia una nueva perspectiva en la que el estatismo y el centralismo provocaron la debacle histórica de la nación. Por lo que ameritaba un viraje histórico para poner en sintonía a Venezuela con los retos y los desafíos que demandaban los venezolanos y el mundo. De allí, las reformas políticas y económicas para la modernización de la nación. El gran viraje. La Venezuela moderna. La descentralización del poder nacional; la privatización del sector público y la apertura económica en las distintas esferas de la economía del país. De igual modo, Venezuela una ventana abierta hacia un mundo global plural y diverso.
No obstante, de nuevo los odios históricos desataron una conspiración política del país oficial, gobernantes y gobernados, utilizaron la existencia de una partida secreta hasta lograr su caída histórica aquel 23 de mayo de 1993. Una decisión política, con unas consecuencias históricas sobre el porvenir de la nación. Es decir, la venganza histórica cegó el juicio de unas “minorías de notables “que no midieron lo que esto significaría para el destino de la patria: la destrucción de la República.No le perdonaron el éxito histórico de la figura política que más contribuyó al proceso de modernización de la Venezuela del siglo XX. El más importante de los políticos de los últimos 70 años del siglo pasado.
El país oficial, con sus gobernantes y gobernados, escuchó con burla la célebre entrevista que le hiciere Marcer Granier, en Primer plano (1998), en la que CAP vio en el horizonte lo que representaría el chavismo en el poder. Un “visionario”. En fin, Carlos Andrés Pérez representa una de la figura política de mayor trascendencia histórica de la Venezuela del siglo XX.