El Pensamiento Petrolero Venezolano del siglo XX La muerte del Petróleo como capital natural y como renta: Dos miradas (1922-2022)

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El Pensamiento  Petrolero Venezolano del siglo XX
La muerte del  Petróleo como  capital natural y como renta: Dos miradas (1922-2022)
Ramón Rivas A. 

El  14 de diciembre de este año se cumplen los 100 años del Barroso (El Reventón). Hace un siglo. En un instante histórico,  en un momento  crucial de la historia  mundial,  Venezuela   comenzó   la transición histórica de una sociedad agraria  a una sociedad minera, urbana e industrial. El paso de una economía vegetal a una  economía minera. El año de 1922, una fecha histórica  que convierte  a Venezuela en perspectiva en el país petrolero más importante del Hemisferio Occidental, después de los EEUU. La imagen de El Barroso R-4 se proyectó significativamente en el escenario mundial.
Así, la Venezuela del petróleo  abrió los senderos  a una geografía económica con el grato  y penetrante perfume del oro negro.  El cafeto persa  inició  su camino hacia  su desaparición. El petróleo  provocó  en la  Provincia de  Venezuela  una revolución intelectual que cambió  de forma radical  la manera de  cómo se interpretaba  la riqueza  y sus recursos naturales. Un poco de historia.
Antes del surgimiento  del petróleo, el pensamiento  económico   giró alrededor  de una  visión mercantilista y fisiocrática, respectivamente. El primero, nació  en el seno del imperio Español. Los metales preciosos  constituían las bases de  la riqueza de las naciones y definían una nación rica si poseía vastos tesoros mineros.  Y, la segunda, un invento de los criollos.  Para ellos, la riqueza de una nación estuvo basada  en la tierra. Un verdadero espíritu fisiocrático. Estas dos visiones, cambiaron, radicalmente,   con el nacimiento de la industria  petrolera  en Venezuela.  Así,   el mene una imagen,  una palabra  que emergió espontáneamente en el ánima de  la sociedad precolombina.   El oro y la plata,  dos metales,  dos entes naturales que le dieron una connotación crematística  y mercantilista, en la mirada de los teóricos de la doctrina del mercantilismo. Asimismo,  los sacerdotes y cronistas del imperio, dejaron correr la frase del estiércol del diablo. A lo largo del XIX venezolano,  la imagen del petróleo,  en la perspectiva  de los viajeros extranjeros,  constituía un elemento  de la naturaleza producto de millones años. Un ente  natural, sin ningún ropaje mítico. Para la Petrolea del  Táchira (1878),  el petróleo un bien   para el consumo regional. De igual modo,  el asfalto, un bien para ser colocada en el mercado  de los EEUU.
En el  siglo XX venezolano,  el petróleo recibe una nueva  imagen: hidrocarburos. La era de la ciencia y la tecnología que transforma un ente natural, como el petróleo,  en un ente de la tecne. Se impone el saber, el conocimiento para transformar el petróleo  en derivados que demanda  el mercado local e internacional.  Así, las grandes  compañías petroleras mundiales, en Venezuela, descubren el Zumaque (1914) y el Barroso (1922),  dos pozos petroleros  que marcan el inicio  y destino de la industria petrolera en el país  y su impacto gigantes  en el proceso de modernización  que acelerará  el tránsito de una economía del agro a una economía minera. Además, Venezuela se convirtió en la potencia  petrolera más importante del Hemisferio Occidental después de los EEUU.
Dentro de esa perspectiva histórica,  el petróleo como ente natural y cultural,  representa un cambio radical  en la manera de cómo se concebía  la riqueza en Venezuela, con raíces de origen agrarista. El petróleo y su  influjo en los cimentos  del capitalismo en Venezuela,  abrió los caminos  para  examinarlo desde una perspectiva científica. Así, a partir de la muerte de Gómez, el país inicia  el paso sistemático  de una economía agroexportadora hacia una  economía nacional, capitalista y petrolera. Por lo tanto,  capitalismo y ciencia económica de la mano. 
El año de 1936, una fecha histórica  para el análisis científico de una riqueza ajena al esfuerzo nacional  que marca  el futuro del desarrollo material  de la nación. En ese marco, nace la ciencia económica, la política económica y una filosofía de la historia, bajo la impronta del oro negro. Un hombre del mundo de las letras, con un papel estelar en los gobiernos de López y Medina(1935-1945 ), Arturo Uslar Pietri, el responsable intelectual  sobre esos aspectos, que tienen que ver con  la definición del petróleo, su destino y la sociedad que imaginaba para lograr  trascender el fin del oro negro. El petróleo es un capital natural (1938). Un activo, un recurso escaso, que tiene un valor intrinsico y  demandado en el mercado mundial. No es una renta. No es una cosecha. Es un ingreso que recibe el Estado,   que adquiere valor por su escasez. Una interpretación subjetivista  del valor. Un recurso que se agota, que se destruye, difícil de restituirlo.  No es como  el caso de la agricultura que  produce y se reproduce  permanentemente. Qué hacer, entonces. Sembrarlo. Cómo.  De allí,  la célebre  tesis  Sembrar el petróleo (14 de julio de 1936). Hay que sembrarlo para evitar que el minotauro,  una figura mitológica de la cultura helenística,  destruya las fuerzas  poderosas de la tierra fuente de la  riqueza material y espiritual. Una visión naturalista y catastrófica en el ánima  de Arturo Uslar Pietri. Por lo que el Estado impulsará una política económica para utilizar de forma óptima los ingresos petroleros  hacia la constitución de una economía real  y productiva. Qué tipo de sociedad debería  llevar esas  notas esenciales  no minera. Por lo  que nace  en el espíritu del autor de Lanzas  Coloradas (1930),  una filosofía económica, una filosofía de la historia que establece como fundamento una imagen cíclica. Es decir,  las tres  Venezuela que revela en  última instancia el fin de la historia. Venezuela, un día, una noche, una historia  nos abrió el camino  del paraíso verde: la agricultura. La  Venezuela antes del petróleo. Esa Venezuela Vegetal, en palabras de Ramón Díaz  Sánchez, murió con la Venezuela petrolera, la Venezuela ficticia, artificial. Ahora, en visión de Arturo Uslar Pietri  es retornar a la madre egea: volver a la tierra, con  una dimensión fisiocrática,  que se llamará capitalismo agrario con sus implicaciones industriales (1947).
En ese marco intelectual, el pensamiento nacional, la conciencia nacional, las corrientes políticas ideológicas,  todas  las corrrientes del pensamiento,  fueron cautivadas y fascinadas por  el pensamiento  petrolero de Arturo Uslar Pietri. Derechas e izquierdas, bajo la impronta de esas imágenes históricas  que produjo Arturo Uslar Pietri  a lo largo del tiempo. La Venezuela del siglo XX,  Su espíritu intelectual y político en esa poderosa creencia histórica  de sembrar el petróleo. La utopía: volver a recuperar el espíritu  telúrico y boscoso que Venezuela había perdido con el petróleo. Vuelta a la madre egea. Así, se observa  como el chavismo  ve en la imagen de sembrar del petróleo,  una vuelta  al conuco,  a los gallineros verticales,  a las comunas, arraigadas en las tierras sagradas. Vuelta a las tribus. Vuelta a los pueblo originarios. Sembrar el petróleo. La gran utopía: vuelta al paraíso.  El petróleo como capital natural, que tiene valor intrínseco,  fue adoptado como postulado fundamental  que sentó  las bases del pensamiento petrolero  de las naciones  que fundaron la OPEP. La fundación de la OPEP, un 13 de septiembre de 1960,  lleva  como doctrina petrolera, esa noción, ese  concepto  que produjo Arturo Uslar Pietri,  en su célebre discurso que dio en la instalación de la Escuela libre de Economía, en la UCV, en el año de 1938.  Es la doctrina oficial de la OPEP. 
Un  aporte intelectual  de  significado histórico  en la  génesis y proyección petrolera de los países fundadores de la OPEP. Para  esas naciones, el petróleo no es una renta, no es una cosecha; es un capital natural que tiene valor intrínseco. 
Por tanto, Arturo Uslar Pietri padre  intelectual  del pensamiento petrolero  oficial. Así, con la definición del petróleo, como un capital natural, cuyo valor es  intrínseco;  así  como su imagen  sembrar el petróleo y su destino  final, una sociedad fisiocrática, revela  la génesis de la ciencia económica, el nacimiento de una política económica y una filosofía de la historia no lineal, cíclica, con una influencia gigantesca  en la conformación   del pensamiento petrolero  nacional,  a lo largo del siglo XX venezolano  y parte  del tercer milenio. 
El intento  por sembrar el petróleo  para evitar  la catástrofe en manos del minotauro, se desplegó  en un poderoso capitalismo de estado,  que paradójicamente  defendió con sus ideas y como parte del poder (1936-1945). El mito del minotauro se  transformó  en una imagen  bíblica, un monstruo, un devorador  y depredador de todo cuanto existe: el leviatán. Un Estado  que liquidó  el espíritu empresarial de los venezolanos. Sim embargo, el petróleo, bendición de los dioses, una renta que nada tiene que  ver con la teoría  de la renta del suelo, logró históricamente echar los cimientos de una sociedad urbana e  industrial,  con  una fuerte clase media  mediante el desarrollo del capital social. Con aciertos, alcances, límites, contradicciones y paradojas,  el petróleo hizo de  Venezuela, la Venezuela moderna del siglo  XX, con una proyección gigantesca  en el escenario  geopolítico del petróleo en el Hemisferio Occidental, después de  los EE.UU. De igual modo,  su proyección  democrática de alcance internacional.
Dentro de ese marco,  por los años setenta  nace  una nueva manera de examinar el fenómeno  petrolero, cuyo fundamento doctrinario descansa en la ideología  del marxismo-leninismo: la teoría de la renta.  Un novedoso  esquema teórico  para  abordar el petróleo con una nueva definición,  un destino  y su trascendencia  en el tiempo. El Estado,  dueño de su petróleo, se apropia  por vía impositivo de una parte de la ganancia  capitalista (plusvalor) en forma de renta y  mediante una política económica  dirige esos ingresos petroleros hacia  la constitución de una forma  determinada de capitalismo de origen rentístico. Fue el Partido Revolucionario Venezolano (Ruptura), brazo legal de las fuerzas armadas de liberación nacional, bajo el liderazgo político del legendario guerrillero  Douglas Bravo, el responsable político e ideológico de promover  a lo largo y ancho  de la geografía nacional, el enfoque de la teoría de la renta.  Su padre intelectual el matemático y doctor en ciencias sociales y políticas Bernard Mommer.
Una nueva manera  de estudiar la   historia del petróleo, una nueva manera de analizar de  cómo se canalizaría  la renta petrolera  y como  debería  la revolución social superar el capitalismo rentístico.  El PRV (RUPTURA) (1970)  y su enfoque teórico, el esquema de la doctrina de la renta,  permitiría  examinar la historia petrolera de Venezuela desde  una perspectiva revolucionaria. Es decir, destruir el capitalismo rentístico y echar los cimientos de un tipo de socialismo sin la renta  con  toda la tradición  precolombina, indigenista, africanista, bolivariana, robinsiana y zamorana (1970). Un tipo de socialismo  con el folklor venezolanista. Socialismo a la venezolana. Esta manera de abordar la historia del petróleo en Venezuela, sufrió un cambio radical  con el chavismo (1999-2022). Para esos revolucionarios,  el petróleo, el ingreso petrolero,  en manos del estado, había que canalizarlo hacia  un tipo de socialismo rentístico  con el calor del folclorismo nacional. No obstante, La muerte de la renta, y toda  su fundamentación intelectual y su praxis,   la sentenció el Presidente Nicolás Maduro, cuando señaló  que se quiere echar los cimientos  de un Estado comunal  de origen no rentístico. El modelo rentístico  un total fracaso histórico. Vuelta al socialismo no rentístico con la carga cultural del folclor venezolano, que le imprimió el PRV en los años setenta. 
Por tanto,  el petróleo como capital natural (padre intelectual Arturo Uslar Pietri)  y el petróleo como renta (padre intelectual  Bernard Mommer),  dos enfoques teóricos que marcaron el pensamiento  petrolero  venezolano,  para bien o para mal. Ambas definiciones determinaron  una forma de enfocar la historia del petróleo,  su destino  y su superación en el tiempo.  Cada uno de esos enfoques, tuvieron  una teoría del valor,    una concepción política, una concepción sobre un tipo de Estado, un tipo de sociedad y una imagen mesiánica.  Ambos  enfoques quedaron en el pasado. Hoy, en el horizonte,  gusténo  o no, Venezuela inicia el tránsito histórico hacia  el mercado. Es decir, se requiere una reforma intelectual  para promover  una nueva  forma de abordar los problemas  de la economía desde una perspectiva no rentística. La interpretación  de la riqueza  a partir  de las gigantes transformación  que se están gestando  en el campo de la ciencia y la tecnología   y sus implicaciones   en el desarrollo de una base material y cultural  mediante  el conocimiento. En perspectiva,  la génesis de  una ciencia económica, de una política económica  y de una filosofía de la historia  con el fin de despertar el potencial empresarial  de los venezolanos  en el marco de una sociedad del saber, del conocimiento.


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