Elogio a la
Venezuela del siglo XIX
El positivismo
y la Venezuela Moderna
A
Pedro
Grases
De
otros horizontes
Un
día sus pies en las riberas del Orinoco
Su
amor por Venezuela
Agigantó
el más bello espíritu historiográfico
Sobre esta Tierra de Gracia mostró cosas hermosas
sobre la riqueza espiritual e
intelectual de nuestro quehacer vital
Gracias
maestro por ese legado histórico anclado
En
nuestra memoria colectiva
Sobre el siglo XIX
venezolano, se tiene una percepción
sesgada y distorsionante. El
siglo XIX venezolano, barbarie, violencia,
caos, desorden, guerras, levantamientos,
ingobernabilidad, estancamiento, pobreza material y cultural. “Una Venezuela desintegrada física y moralmente,
sin Estado, sin gobierno y sin sociedad.
Un mundo tribal y caudillezco, la forma común de ejercer el
poder a lo largo y ancho del
territorio nacional”. Un siglo
de oscuridad y sombra. Todo lo contrario, del siglo XX: luz y progreso. La Venezuela del siglo XX, hija del petróleo.
El tipo de
interpretación historiográfica sobre la naturaleza del proceso histórico del siglo XIX, tiene sus raíces intelectuales en una nueva forma de analizar
los eventos históricos que marcó la política y la ideología en la Venezuela del siglo pasado: la teoría
marxista y una de sus originalidades: el enfoque dependentista. Lo que
representó el fin de la vieja manera de concebir los hechos históricos desde una perspectiva
positivista. Esta última teoría,
trascendió la historiografía romántica e idealista que había destacado el rol del héroe en los episodios de la historia nacional. Sin duda
alguna, el enfoque positivista para
analizar el orden social y natural de la Venezuela del siglo XIX, fue unos de los aportes intelectuales de mayor relevancia en la historia de las ideas en Venezuela,
nada que envidiar a la Venezuela Intelectual del siglo XX. Lo fascinante
es comprender cómo una teoría de
tal naturaleza, nace y se proyecta en un
ambiente histórico de tanta inestabilidad
política y económica con el
caudillismo y el personalismo que
impedían, en definitiva, el orden y progreso. El caos
histórico que revelaba la situación
política de aquel momento del siglo XIX, requería de una nueva visión sociológica para analizar
las razones de fondo de esa
Venezuela salvaje y primitiva. Así, nació la doctrina del gendarme necesario, como resultado de factores históricos y
culturales. Una teoría científica que
echó al cesto el modelo romántico de las bellas epopeyas como elementos dinamizadores de los procesos
históricos del país. El positivismo y sus modalidades en Venezuela,
fruto de una élite intelectual, es la
clave para entender la Venezuela de los primeros 50 años del siglo pasado (1899-1945). En efecto, la mentalidad y la praxis del positivismo con sus ideas y sus acciones de contenido institucional, político, político,
ideológico y cultural, responsable de una parte significativa de la Venezuela
moderna del siglo XX. La ideología del
positivismo, un cuerpo de ideas y de
creencias, modeló una Venezuela
que transitó del mudo
agrario al mundo petrolero y que ocupó un
papel importante en el escenario
internacional. Una teoría y una praxis social, que contribuyó con el fin de la guerra civil y pacificó al país y su proceso de modernización. En ese marco histórico (1899-1945) nació la
industria petrolera, su proyección a
nivel nacional y mundial. Asimismo,
formó parte de las relaciones
internacionales, en la que transitó de
las Liga de las Naciones (1919) a las
Naciones Unidas (1945). Este es un aspecto
de suma importancia, como es el papel de las ideas en la génesis y desarrollo de los eventos históricos.
Ese rol lo jugó el positivismo, que emergió en pleno caos de la Venezuela
tribal e indomable, para explorar las causas últimas de esa
dinámica y cuál sería la salida histórica. Pues bien,
el positivismo, hijo intelectual
del siglo XIX, resulta vital para
comprender en su justa dimensión histórica, lo que representó la Venezuela de los primeros cincuenta años en el proceso
de modernización y su inserción en la era del siglo XX planetario.