Arturo Uslar Pietri: Venezuela, petróleo y pensamiento económico (siglo XX)
Ramón Rivas Aguilar
Arturo Uslar Pietri, escritor y novelista venezolano, dejó a la Venezuela del siglo XX tres consideraciones fundamentales que marcaron el rumbo intelectual y espiritual de la sociedad venezolana: génesis de la Economía política, de la teoría económica, de una política económica y de una filosofía de la historia para examinar la evolución material del país desde una perspectiva del oro negro. Percibió que el petróleo, para bien o para mal, motor de la grandeza y la tragedia del destino histórico de la patria. Para comprender la complejidad del fenómeno petrolero y su influjo en la vida material del país, era vital investigar sobre la naturaleza de una riqueza no fruto del trabajo, su origen y destino. Así, se puede apreciar cómo desde la sociedad prehispánica hasta 1920, la vida material del país fue el resultado del esfuerzo productivo de sus hombres y de sus mujeres. No obstante, esto cambió a partir de 1920 con la presencia de la riqueza petrolera. Nuestras percepciones sobre el mundo económico se transformaron radicalmente y se configuró en primer lugar, un imaginario mágico-religioso y minero que vio en el petróleo una fuerza perversa que produciría el fin de la agricultura en el país. Y en segundo lugar, la literatura reforzó en la conciencia del venezolano esa mentalidad mítica y diabólica sobre el oro negro. Quedó impreso en el imaginario venezolano el símbolo del minotauro. Arturo Uslar Pietri con su obra política y literaria contribuyó al fortalecimiento de esa conciencia sobre el petróleo y sus efectos en la psicología individual y colectiva de la nación. Ahora bien, Cómo fue ese proceso intelectual en el ánima de Arturo Uslar Pietri para estudiar la cuestión petrolera en unas circunstancias históricas en la que no estaba claro el porvenir de la nación. Veamos.
Ante la velocidad y la vorágine de este nuevo fenómeno ¿qué Hacer? la pregunta que atormentó al ilustre caraqueño. Estaba convencido de que el petróleo era una realidad histórica ¿cómo abordarlo? Sólo el pensar despejaría interrogantes sobre el fenómeno petrolero ¿Cómo captar el ser de las cosas, de lo que existe, del ente que aparece día y noche y que afecta con sus balancines al venezolano.
Arturo Uslar Pietri, sumergido en su circunstancia, en un estado de alteración, de desconcierto, caos, perdido y desorientado, suspendió con el juicio la realidad fragmentada para descubrir su esencia, su ser ¿De qué se trata el petróleo? Su primera pregunta brotó de su interior como resultado de su ensimismamiento y formuló una definición sobre la esencia del petróleo. Fue el primer venezolano que conceptualizó el oro negro. Produjo una metáfora que develó su ousía, su eidos, su logos. De allí su definición clásica: el petróleo un capital natural, un activo como cualquier otro que se deteriora y destruye con el tiempo. Un recurso finito. Su valor reside en la escasez. Por lo tanto, no es una renta ni una cosecha. Esta definición marcó el pensamiento intelectual de la izquierda y la derecha venezolana[1].
A partir de esa denotación, nació la economía política del petróleo, la ciencia económica, en el año de 1936. Desde 1914 hasta 1935, el venezolano concibió el petróleo desde una mirada mágico-religiosa, jurídica y técnica. Es el año 1936 el punto nodal para analizar desde una perspectiva científica la cuestión petrolera. Arturo Uslar Pietri develó el petróleo como un capital natural. Esa visión fue clave para justificar desde “la izquierda y la derecha” el cobro de un ingreso por parte de su dueño, el estado, negando su naturaleza rentista.
Ahora bien: la pregunta por definir la esencia del petróleo, derivó hacia otro interrogante de carácter ético ¿Qué hacer con el petróleo? Hasta 1935, según el autor de las Lanzas Coloradas, el petróleo favoreció a los banqueros, comerciantes, y terratenientes. Lo que resultó una inmoralidad porque el futuro del país no contaría con la renta petrolera para su desarrollo económico, si continuaba el ingreso petrolero despilfarrándose y alimentando la clientela estatal. Por tanto, era vital una labor ética y pedagógica para convencer a los venezolanos de la posibilidad de hacer del petróleo el instrumento para la creación de riqueza material. De esta reflexión, surgió su célebre metáfora "sembrar el petróleo". Fue el hombre que desde el poder contribuyó hacia una política económica para canalizar el ingreso petrolero con el fin cimentar las bases de una economía productiva (1936-1945).
En ese sentido, el Estado impulsó un conjunto de reformas en el campo cambiario, monetario, fiscal y comercial para cumplir con este objetivo. La frase Sembrar el petróleo (14 de julio de 1936), una metáfora de profundo contenido de clase. En el fondo, el Estado a través de una élite política hizo del comercio y la banca instrumentos para estimular del crecimiento económico del país. En otras palabras, petróleo, intercambio, tipo de cambio y tasa de interés a favor del capital industrial y agrícola.
Dentro de ese marco, otra interrogante en el espíritu inquieto de Arturo Uslar Pietri: ¿Cuál sería la forma de sociedad económica que adoptaría el país en perspectiva histórica? En ese horizonte, subyace en su pensamiento petrolero una filosofía de la historia. El petróleo como capital natural y la consigna sembrar el petróleo los caminos que marcarían un ciclo histórico en el cual la vida material giraría alrededor de la agricultura moderna. Una vuelta al campo, a la tierra; una sociedad agraria sería la gran utopía de Arturo Uslar Pietri. La restitución de las fuentes de la riqueza a través del trabajo productivo mediante los ingresos petroleros. En su libro De una a otra Venezuela (1949), recoge los elementos esenciales de una filosofía de la historia cuyo propósito era el de descubrir en nuestra historia la evolución nuestra vida material desde el siglo XVI hasta el siglo XX: antes y después del petróleo: sociedad agraria, sociedad petrolera y sociedad post-petrolera, vuelta a la tierra. La siembra que devolvería al venezolano las raíces fundamentales de la riqueza. En el sustrato colectivo el olor sagrado del mundo telúrico y boscoso. Veamos.
Una primera fase histórica, la Venezuela real. El cacao y el café y otras actividades anexas, la capacidad productiva nacional. Luego, la aparición del petróleo fracturó ese proceso histórico con efectos importantes para el país. Así nació la Venezuela petrolera, ficticia y faraónica. Su sueño era hacer del petróleo la Venezuela post- petrolera: retorno a la madre egea. Su preocupación volver a la ruralidad con criterios de modernidad (capitalismo agrario).
Las consecuencias teóricas y prácticas de esas reflexiones de Arturo Uslar Pietri en torno al petróleo, su definición, de cómo sembrarlo y cómo crear una forma económica agrarista fueron significativas en la vida material, intelectual y espiritual de la nación. En primer lugar, la conformación desde el punto de vista económico, político e ideológico de un poderoso capitalismo de Estado. Su metáfora sembrar el petróleo reflejó la esencia de un Estado que fortaleció su capacidad productiva y empresarial. Al mismo tiempo, la expansión del poder del estatismo, del presidencialismo, del centralismo y del planismo. En segundo lugar, con su obra política y literaria fomentó una imagen sobre el petróleo similar al mito griego del minotauro: un símbolo negativo, devorador y destructor. Y en tercer lugar, dejó en la conciencia del país la idea de que la salvación de la nación los venezolanos era retornar a la tierra, al paraíso, al edén, a la utopía a través de la siembra del petróleo. El capitalismo agrario el sostén del verdadero futuro material del país.
Así, pues, Arturo Uslar Pietri pensó la Venezuela del siglo XX desde una perspectiva política, económica, histórica y filosófica para hacer del petróleo el camino de su utopía: una vuelta a la madre egea. Tal vez allí reside la grandeza y la miseria de este hombre que amó con intensidad su patria. Su pensamiento petrolero y su praxis social al servicio de la Venezuela del siglo XX que la proyectó hacia la conquista de la arcadia, con unas consecuencias históricas difícil de prever. Sí.
Un siglo después, la Venezuela del oro negro en total ruina. Una Venezuela no rentista, no petrolera, sin significación en el escenario geopolítico mundial. Aún más: sin la materialización de la sociedad post-petrolera. Una tragedia histórica. Todo esto, como resultado de un largo proceso histórico en la que Estado, dueño del petróleo, en manos de intelectuales e ideólogos, de políticos y militares, fomentaron las ideas, las creencias y la praxis de un gigantismo estatismo, el leviatán del oro negro, el minotauro, devorador de toda capacidad empresarial, creativa e innovadora, hasta la destrucción total de la República, liberal, civilista y democrática. Para bien o para mal, esa visión histórica, intelectual, política e ideológica en torno al petróleo, su evolución y perspectiva, propiciaron las condiciones de gobiernos autoritarios, de gobiernos democráticos, con un espíritu centralista y expansivo, y gobiernos colectivistas y comunales. Es la clave histórica para comprender de cómo el estatismo y su crecimiento natural, deterioró la vida republicana y civilista hasta colapsar en las dos primeras décadas del tercer milenio. No importa cuál haya sido naturaleza y la forma de ejercer el poder, en el siglo xx y parte del xxi, subyace en el fondo la mentalidad y praxis estatista que no dejó de crecer y no hubo límite de frenar ese afán de dominarlo y de penetrarlo todo en la más diversas esferas de la sociedad.
Una lección histórica para quienes tienen la intención de dirigir el destino vital de Venezuela, en las próximas décadas. Sugiero la lectura del libro de Von Hayek La Servidumbre Voluntaria, editado en el año de 1944.Un libro aleccionador para entender de cómo los gobiernos democráticos se convierten e gobiernos autoritarios y totalitarios, cuando el estatismo crece y se apodera de la sociedad en general.