Juan Vicente Gómez: Fundador del Estado Moderno Los primeros días del mes de Mayo. Los últimos días del mes de Octubre

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Juan  Vicente Gómez: Fundador del Estado Moderno

Los  primeros días del mes de Mayo.

Los últimos días  del mes de Octubre


Ramón Rivas Aguilar


Nos pongamos en el lugar  de quienes protagonizaron

Los hechos  en un momento  en que no podían  prever 

Sus consecuencias. Hay que recuperar  la percepción de 

De las vacilaciones, de la ambivalencia y de todos los intentos 

De  orientarse y decidir.  Hay que volver a encontrar  lo incierto  en la historia. 

Por eso insisto que el papel   del  historiador  consiste en descubrir  el   elemento de indecisión  que hay en los autores   de  la historia. No buscar culpables. Nuestra tarea, hoy consiste  en comprender. Tenemos que penetrar  en lo que hicimos, en lo que no hicimos, y en lo que sufrimos. Creo que debemos salir  del discurso  jurídico  del crimen y la culpa (Paúl  Ricoeur. Lo incierto en la  historia. Revista Humboldt (1998). Núm. 127)


Juan Vicente,… en mi opinión el fundador  del estado  moderno  Venezolano, coincidiendo  con  Ramón J. Velásquez cuando Lo  homologa  con Luis XI,  aquel rey galo  del siglo XV,  que a fuerzas De  bellaquerías, como  le reprochaba  el sentir medioeval; de  crueldades y despojos, hizo de  la Francia  de entonces, de un mosaico anárquico de señores feudales,  un país unido, fuerte  y vigoroso … ¿Por qué  Juan Vicente  Gómez, jefe supremo  de una oligarquía bárbara,  eligió como sucesor  al  más culto, demócrata y progresista  de su  colaboradores,  como fue el General  Eleazar López Contreras? … Por eso creo  y sigo  creyendo  que Juan  Vicente Gómez con todos 

Los crímenes que se le imputan, o que cometió de veras,  tiene en su haber  un hecho fundamental: haber sentado las bases  del Estado Moderno venezolano (Francisco Herrera  Luque (1986): Juan Vicente ante la Historia. Biblioteca de Autores  y Temas Tachirenses. 1986. Pág. 317-320)


Gústenos o no, Juan  Vicente Gómez una de las personalidades de mayor  trascendencia de la historia de  Venezuela.  Ese hombre de las altas montañas de los Andes, un campesino,  un ganadero y comerciante, en un instante vital  de su vida,  a los 42 años,  en unos segundos,  con  su  compadre Cipriano  Castro, se embarcó en una aventura política  que cambió el destino  de la Venezuela del siglo pasado. Un momento estelar  de la historia   que hizo posible que Venezuela  entrará  al siglo  XX.  Así,   que la frase del ensayista  Mariano Picón Salas de Venezuela entró tarde al siglo  XX,  una frase sin ningún asidero  racional y científico.  Una frase para los políticos  y enemigos del gomecismo. Sí. El hombre  y su mundo, su vida y su entorno  natural y humano, con sus prejuicios, en esa trayectoria vital  sin saber cómo y de qué manera terminarían esa tan arriesgada aventura histórica  con unas consecuencias difíciles de  prever. Un grado  de irracionalismo,  cautivante y fascinantes,   a tomar en cuenta para la comprensión e interpretación  de los hechos históricos.  Una incógnita.  Un  misterio. Seguramente, en él, el hombre de carne y  hueso,   el hombre   del  día y la noche,  labrando su destino vital,   con sus miedos, con sus temores a perderlo  todo  ante aquel  mundo en la que  no había  seguridad  para la vida de las personas, de las  propiedades. Toma una decisión   que nadie   previó  e imaginó  que iba cambiar el rostro   de la historia  de la Venezuela del siglo   XX. Por supuesto: nada de determinismo, nada de eso. Solo su férrea voluntad,  su sobriedad, su templanza,  su sabiduría de buen campesino, el destino y el azar lo empujaron por ese camino, develando  en su intimidad  que él  se la estaba jugando  con la historia. Su intuición le estaba indicando  que su papel sería importante en esa dinámica en la que el país  deseaba fervientemente tranquilidad  y seguridad  para sus vidas y sus propiedades. En otras palabras, en su mentalidad, en su  imaginario,  en sus creencias se aprecia los primeros  signos del Leviatán. Una nación, con un siglo XIX,   sin  un día  de reposo y serenidad, entre armas, conflictos, guerras e ingobernable requería ineludiblemente de un Estado que estableciera las bases institucionales para  la paz y la tranquilidad de todos.  El  anduvo en  caballo  por la geografía   de la pequeña Venencia. Escuchaba a miles que le decían con  desesperación que se necesita un hombre que impusiera orden en el país. En esa dimensión vital y su entusiasmo  por ser ese hombre que  hizo  historia  en la patria de Bolívar. Su percepción hizo que nada impidiera y con aptitud y disposición de mirar y escuchar en total silencio  evaluar, calcular  y  tomar la decisión en el  momento  preciso  y vital.   

Sin duda alguna,  la victoria en la batalla que se produjo  en cuidad  Bolívar (1903),  El General  Juan Vicente Gómez,   se posicionó en la cumbre histórica que lo empujaría hacia   la victoria final.  El Gómez campesino,  el ganadero,  el comerciante aliado  fiel  del general Castro,  una figura militar de prestigio nacional  que derrotó en esa batalla a grandes figuras, herederos  de la obra inconclusa del libertador. Fin de la  guerra civil en Venezuela.  Su ego  en lo más profundo de su intimidad le indicaba que había resultado victorioso por constituirse en el hombre de esos tiempos  de complejidad e incertidumbre.  


Para desgracia  de los intelectuales,  ese fue el hombre  que dejó como herencia  histórica   la paz  en el siglo  XX. Sin ella, Venezuela  nunca hubiese ocupado  ninguna importancia  republicana, democrática y  geopolítica en la  historia  del siglo XX del hemisferio Occidental.  Estado moderno,  petróleo  y democracia,  solo fueron posibles  por la férrea voluntad de un  hombre  que sentó las bases de la paz en Venezuela.  Para ello,  sugiero la lectura  del El leviatán  de Tomás Hobbes. Así, Juan Vicente Gómez encarna la figura del leviatán que a través del Estado monopolizó la violencia organizada a través del tesoro, la cultura, el ejército, el petróleo  y Bolívar.  Así, el General   Juan Vicente Gómez con  una minoría de intelectuales fueron los creadores del culto bolivariano ante un país que aceptó conscientemente   vivir   en paz y seguridad sin libertad.

En  esa perspectiva, la enfermedad de su compadre y su exacerbado  nacionalismo  lo  debilitaron  y así  surge  la oportunidad  para  alcanzar el poder.  En su corazón sus dos  guardianes: la virgen y la  figura de su venerado Simón Bolívar.  La imagen de Bolívar del héroe y libertador de América fue su guía en la  guerra como  la paz. En   esas  conversaciones,  Bolívar   una de las  figuras notables   de la historia universal.  Su ego reflejado en  la  pretensión   de encarnar   la imagen de Bolívar y así  convertirse en el héroe  de Venezuela.  Con el entorno intelectual de los positivistas  que construyeron una narrativa historiográfica   con  el signo del cesarismo democrático. El gendarme necesario.  Así,  Gómez y Bolívar en una simbiosis de divinidad y de predestinación.  Gómez, el gendarme necesario para una nación como Venezuela. Comienza así un ciclo bolivariano de símbolos  y celebraciones en cada rincón de la Provincia de Venezuela. Además, Don Vicente Lecuna, su fiel amigo, se convierte en el arquitecto  intelectual  de la  recuperación bibliográfica   de  los textos  sobre Bolívar.  Por cierto,   Vicente Lecuna se convirtió una figura estelar  en el diseño institucional  de la legislación petrolera  en la época gomecista. De la misma manera, se encargó de expandir la visión bolivariana hacia los pueblos de América del sur a través de las sociedades bolivarianas  en cada  una de esas naciones.

Para Juan Vicente Gómez, la historia  solo tuvo un sentido: la historia  para   hacer  política. De esta manera, hizo historia al convertirse en el pacificador de Venezuela al ponerle fin a la guerra civil y al mismo tiempo  el constructor del Estado moderno. Dentro de ese  horizonte,  Venezuela  entró al siglo XX.  Sin  la presencia  de Gómez  en el acontecer nacional   no  es   posible  comprender e interpretar  la Venezuela moderna  del  siglo  XX y  su proyección en el escenario internacional. Juan Vicente  Gómez, una  figura histórica  de importancia en el quehacer   vital   en el proceso   político  venezolano.  Con sus  aciertos, grandeza, miseria, contradicciones  y paradojas, una pieza fundamental de nuestra historia.


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