Venezuela entre la confusión y el desconcierto: que hacer

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Venezuela entre la confusión y el desconcierto: que hacer

 

Ramón Rivas Aguilar

 

El modelo político, económico, social, cultural e ideológico  de origen socialista, colectivista y comunal, con el sello del pensamiento del libertador,  definitivamente, luce agotado.

La fuente de acumulación de capital que alimentó esa forma de ejercer el poder  mediante los ingresos petroleros de naturaleza  rentista,  sin ninguna perspectiva histórica. Aun, más: en un mundo de tanta complejidad en el campo de la energía, del petróleo; de fuentes alternas; de una revolución energética como  la que estalló en los EEUU; así, como también la pandemia y los movimientos culturales y ecológicos  que  se proyectan en el planeta; el futuro petrolero del país,  luce incierto.

Veamos. En aproximadamente dos décadas (1999-2019), los políticos, militares e ideólogos del rentismo hicieron del Estado el centro del desarrollo nacional  para  impulsar el socialismo bolivariano del siglo XXI. Para lograr ese objetivo,  aprovecharon la bonanza petrolera que les permitió desarrollar unas políticas  revolucionarias  para desplazar la empresa privada capitalista  y transitar hacia la  propiedad  social y comunal.

Sin embargo, el resultado histórico de esa tarea gigantesca para destruir los fundamentos de la república y el capitalismo,ha sido el colapso  de un Estado que se propuso intervenir de forma total el cuerpo social de la nación. Es decir, modelar al venezolano con el espíritu tribal  y de rebaño al servicio del poder  del estado.Una visión totalitaria,  como la ha expresado con claridad  la iglesia venezolana, en sus distintas conferencias episcopales que ha presentado al país   a lo largo del tiempo.

Así, pues, un modelo político  e ideológico,  revolucionario y bolivariano  sustentado  en la doctrina  de la renta del suelo, de sus ideas, de sus creencias y de su praxis, cuyos resultados están a la vista: la destrucción de la República y de su industria petrolera. Qué ironía. Con una política estatal y rentista de tal magnitud, dejamos de ser un país rentista, petrolero y sin ninguna importancia en el escenario  petrolero mundial.

 

Lo que ha provocado en el seno del gobierno revolucionario, socialista y bolivariano, una situación de extrema complejidad  para enfrentar los retos y desafíos de una nación en la que el rentismo dejó de ser la palanca para sustentar una  economía  colectivista y comunal. Que hacer.

No tengo la menor duda, de que en el seno del estado, del gobierno y el partido se perfilan  dos manera de como  impulsar   la economía del país y, como consecuencia, sobrevivir en el tiempo. Una de carácter estatista sin ninguna opción histórica. Y, otra tendencia pragmática: “Reforma y apertura”  con la posibilidad  potenciar la riqueza  con el  fin  de  conservar el poder.  En ese sentido, desde el 2019 el gobierno nacional, promueve  un conjunto de medidas económicas, fiscales y financieras.Es decir, abre  el mercado  para  estimular  un cierto crecimiento económico  sin el peso del rentismo. Los  economistas, los politólogos  y políticos, desde distintas miradas han analizado esas medidas sin llegar a ninguna conclusión final. Lo cierto es que  comenzó la transición hacia una dinámica de mercado, con su alcance, limites, contradicciones y paradojas. Asíson los eventos históricos.

En esa dinámica política e ideológica, la oposición dispersa, atomizada y desorientada no escapa a ese debate que se está suscitando  en el seno del gobierno revolucionario y bolivariano. Hay algunos grupos  que se identifican  con una postura  estatista y rentista.  Y otros, con propuestas  de “Apertura  y reforma”. Sin embargo,  el partido político Vente-Venezuela, con el liderazgo político de María Corina Machado,  sus tesis son más contundentes y más radicales. Para ese  movimiento político,  la propuesta es  superar  ese dilema histórico mestizo e hibrido de la economía mixta.Es vital un Estado republicano y liberal que garantice los derechos naturales del hombre  en el marco de una economía de libre mercado.

Ahora bien,  como  encaminar  a una nación  hacia la conquista de la libertad,  en un marco  de tanta complejidad e incertidumbre, como la que vive  la Provincia de Venezuela. No  es tontería señalar  que, lamentablemente Venezuela carece de ideas como para orientar  a los venezolanos hacia una nueva perspectiva histórica. No todo está perdido.

Así,  observamos  con mucho interés el papel de la iglesia venezolana   en la divulgación  de un conjunto  de reflexiones en torno  al origen y destino  de  la Republica. Representa  una postura moral, digna, seria y responsable   que  significa    fe y confianza  en un mejor país que pueda disfrutar  con libertad su vida material y espiritual. Sus  voceros, de una estatura moral e intelectual, los portadores de una esperanza  histórica  que toca las fibras de nuestro quehacer vital: La refundación de la República.  Esa imagen  tan significativa,  expresiva y simbólica, constituye  un acto auténticamente revolucionario. Volver a la raíz. Que fuerza, que vitalidad y que  fortaleza moral y religiosa en el corazón de un país que su razón de ser  descansa en su espíritu republicano. La república, sintetiza  lo mejor  del liberalismo, del civilismo, del federalismo, de los derechos naturales del  hombre que encarna  lo más profundo de nuestro  ser histórico.      

Asimismo, los análisis políticos del politólogo Antonio Gil  Yépez  sobre  los temas de las reformas y apertura que promueve  el gobierno nacional,  son de interés para la compresión  de su naturaleza y cuál  es el alcance  de esas disposiciones legislativa. Cómo  muy bien  lo expresa en algunos de sus artículos cuando dice “completen la frase”. Así, acelerar  esas medidas que permitan colocar al mercado   en el centro  del proceso material del país. Por supuesto, no es fácil. Las contradicciones y las paradojas que envuelven al gobierno nacional, no le permite transitar plenamente hacia el libre mercado.

Los  trabajos escritos sobre la situación económica del país,  deleconomista y director  de Ecoanalítica, Asdrúbal Olivero, son de una importancia vital  para percibir  cómo  y de qué  manera  el gobierno revolucionario y bolivariano sortea la crisis económicas con políticas de mercado con la finalidad  de  mantenerse en el poder.

Igualmente,  los discursos y entrevistas,  del Presidente de Fedecámaras  Carlos Fernández, expresan un conocimiento de la crisis económica del país y está consciente de que ahora  la empresa privada  le corresponde  el papel  estelar  en el desarrollo   material y cultural de la nación. Ya no existe el viejo rentismo petrolero que favoreció al mundo empresarial y todo tipo de privilegio especial. Hoy, se requiere  de un empresariado  audaz, inteligente, creativo e innovador   que asuma los retos  y desafíos    de una economía de  libre mercado  como opción política para el futuro  de la nación.No  el coqueteo clientelar y de intereses especiales.Nada de eso. El empresariado con una postura histórica en defensa  radical del libre mercado como el camino auténtico  para generar  riqueza material y cultural para los venezolanos.Para estos tiempos históricos de desconcierto y confusión, es importante retomar  la lectura  de la célebre Carta de Mérida, aprobada por  Fedecámaras, en el año de 1962, un texto  de estatura  política e intelectual  en defensa de una economía de libre mercado contra todas esas formas y combinaciones  que genera el estatismo para mantener  el control de la economía.

 

Es  fundamental destacar  que el fin del rentismo petrolero  se tradujo   en el nacimiento  de un proceso de mercado sorprendente en la vida de millones de venezolanos. Ha nacido un  tipo de empresariado almargen del estatismo y la cultura del subsidio. La mano invisible como respuesta  histórica  a una idea y una creencia  de que el ESTADO  era la salvación nacional.  Craso error.  El Estado no produce riqueza. La riqueza la producen los individuos. Para ello, se necesita  libertad política y económica en un marco institucional que proteja los derechos individuales.

En fin, el gobierno revolucionario y bolivariano, no le queda  otra alternativa que abrirse al mercado como una posibilidad  de  sobrevivir  en el poder. El Estado empresarial  en total colapso.La oposición, dispersa y atomizada, sin saber qué hacer y a qué  atenerse, por lo menos deben examinar  con espíritu crítico  esa política de apertura y de reforma que impulsa el ejecutivo nacional precisamente para hacer política como debe ser.

En perspectiva apostar al republicanismo, al liberalismo, al federalismo, a la defensa de los derechos naturales,  que de forma brillante expresó, recientemente, en artículo de Monseñor Pérez  Ovidio. Una lección intelectual para los políticos. De igual forma, el Excelentísimo Cardenal Baltazar deja en el espíritu de la nación  palabras de aliento, de fe y esperanza  que nos lleva  mirar   en el horizonte  vital el resplandor  de un República que en su corazón hierve  la fuerza poderosa del civilismo.

                                                                                                                                                                               

 

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