Lao Set, Jorge Luis Borges y Javier Milei:
El Anarco-capitalismo
En el espíritu de la historia
universal
Ramón Rivas
Un
filósofo, un poeta y un economista, respectivamente, definen la maquinaria
estatal como la más nefasta y perversa enemiga del individuo. Para ellos,
los males de la sociedad derivan del poder del estatismo e
intervencionismo. Sus efectos son
catastróficos: caos, desorden y perturbación;
en fin, ingobernabilidad. El
estatismo, en la perspectiva de esas tres figuras de importancia planetaria, un artificio, un invento de un grupo de hombres armados que controlan
la violencia, el tesoro y la cultura que impide de manera radical el curso
natural y social de la vida de hombres y
mujeres, en general. Es una estructura
de poder, que empobrece a la
sociedad a través de mecanismos de coacción: violencia,
esclavitud e impuestos para mantener una casta política y así beneficiar a unas minorías empobreciendo
el resto de la sociedad.
Por
lo tanto, el camino es desmantelar de
forma sistemática esa maquinaria estatal
liberando a los individuos de ese leviatán, de ese ogro filantrópico, que estrangula y asfixia el espíritu empresarial, creativo e innovador
de los individuos. Es el camino
del Anarcocapitalismo.
La
idea central es respectar el orden
natural y social, la espontaneidad al ritmo del ánima de las personas. Libertad sin coacción de ninguna
naturaleza. Sus críticos
gritan: caos, caos, caos, desorden e ingobernabilidad. Por lo que es necesario la intervención del Estado para promover el
equilibrio social. La pregunta vital: acaso hoy donde está presente el
Estado no reina el caos, la
inestabilidad y los procesos de violencia. Por ello, reiterando en la mirada de esas personalidades, la clave del progreso material y cultural de los individuos, de las
naciones, se debe a la no intervención, a la no interferencia del estatismo. En breves palabras: la no acción. Un poco de
historia. Hace 2500 años, un filósofo chino, Lao-set, escribió un breve libro, uno de esos libros que expresa “la esencia de la sabiduría china”: El Tao Te
King. El Tao, un libro maravilloso,
profundo, sagrado, revela en sus
páginas un rechazo contundente a todo tipo de factor que perturbe
el orden natural de las cosas y el orden social. Es decir, el orden de la naturaleza y de los humanos que se rigen por un conjunto de leyes y de
normas que hacen posible el equilibro y la armonía del hombre con su mundo. Cuando interviene un factor ajeno, externo, foráneo, comienza la inestabilidad, la crisis, el
desorden y el caos. Un ejemplo de ello,
el Estado, el gobierno, un peligro que pone en riesgo ese orden
espontáneo de que tanto
habla Lao-set. En tal sentido, el
sabio chino señala el sendero libertario, el sendero Anarcocapitalista, el camino, la no acción: El Tao. Algunos economistas modernos, de la cultura China, nos
describen un Tao que tiene que ver con el mercado. El Tao de mercado.
Lo
que intenta decirnos este pensador oriental, es que el
hombre y el universo es el resultado sagrado y divino que conforma una
totalidad que se organiza y funciona de forma
natural, en un ritmo, en un
equilibro y en una armonía sin esa
imagen perturbadora que es el Estado, el gobierno. Nada, de eso. De lo
contrario, comienza el caos. La idea es
seguir las enseñanzas del Tao. En
palabras sencillas y sabias:
El
ritmo de la vida, la unidad de todos los
fenómenos humanos y el mundo, la
importancia de mantener la simplicidad original
de la naturaleza humana, el peligro
del gobierno demasiado activo y
de la interferencia con la vida del pueblo, la doctrina WU WUI O “NO ACCIÓN “O
NO INTERFFRENCIA.
El
texto sagrado del Tao, nos indica en una
de sus páginas que:
El
mundo se conquista con la no acción ¿Cómo
lo sé? Cuantas más prohibiciones hay,
más pobre es el pueblo. Cuántas más armas afiladas existen,
más desorden hay en el reino. Cuanto mayor es el número de leyes y decretos, mayor es el número de ladrones y bandidos. No
hago nada y el pueblo se reforma por sí
mismo. Permanezco en la quietud y el pueblo actúa rectamente por sí mismo. No
me ocupo de ningún negocio y el pueblo
se enriquece por sí mismo. Cuando el gobierno es perezoso e inactivo, el pueblo es diligente y Feliz. Cuando
el gobierno es eficiente y activo, el pueblo está descontento.
En
este texto pudiéramos develar algunos principios del Anarcocapitalismo. Así, para
el Tao la idea “es favorecer el curso natural de las cosas sin
aventurarse a actuar”.
En
ese sendero, cautivante y
fascinante, que pretende con la más modesta sabiduría develar los efectos perversos y nefastos del
estatismo en la vida material y cultural de las sociedades en general,
se asoma por las pampas libertarias
el poeta, el cuentista y novelista, Jorge Luis Borges, “un poeta
encantador y anarquista”, que dejó un
legado político sobre sobre lo
degradante e inmoral que es el Estado que asfixia la vida creadora e innovadora del individuo. Sí. Una desconfianza radical
sobre el Estado, se encuentra en el
ánima de este gigante de la literatura universal. Recoge en su
espíritu la tradición y la formación que recibió de su padre de las
teorías del anarquismo. En su mochila
el célebre libro del sociólogo inglés
H. Spencer: El hombre frente al Estado (1898). Fue la biblia de este poeta que rechazó toda
intromisión del Estado en la vida de los
individuos. Creía en “un Estado Mínimo.
Un individuo gigante.”. Además, convencido de que el Estado desaparecería en el futuro.
Insiste, que el gran peligro del
siglo XX está en esa fuerza bestial del estatismo. Sobre este punto, dijo: “Lo más urgente de nuestra época es la
gradual intromisión del Estado en los actos de los individuos. Para mí el Estado es enemigo común; ahora yo
quiero un gobierno mínimo y un máximo de individuo. No llegaré a ese mundo sin Estado.
¿Qué
tipo de Estado desearía? Un Estado
mínimo que no se notara. Sobre
esa consideración, el poeta que le canta
a las pampas libertarias, cuenta
una anécdota en que expresa su reflexión
sobre el tema del Estado, cuando
vivió en Suiza por los años cuarenta: nadie sabía cómo se llamaba el presidente. Qué cosa tan extraordinaria. Algún día
el mundo se dará ese lujo. Ese día, el Estado desvanecerá en el tiempo.
En
esa dimensión, El poeta argentino, sobre sus opiniones
en torno al Estado,
a los políticos, a la democracia,
son de una gran vigencia histórica.” En
la República están todos los gérmenes
del comunismo y el nazismo: la idea de que todo debe estar
en el Estado. Sigo siendo discípulo de Spencer; no digamos el individuo contra el estado,
pero sí el individuo sin el Estado”. A
esto, agrega que los políticos mienten,
no son éticos, sonríen a todo para quedar
bien. El hábito de la
popularidad. La profesión del político es mentir.
Debe
definirse todo el tiempo; debe sonreír,
simular cortesía, simularse en
los cocteles, a los actos familiares, a las fechas patria.” En fin, la política: “arte de lo imposible”. Para él, lo vital el individuo. Como
podemos notar, Jorge Luís Borges, un poeta,
radiante y luminoso, en mi
perspectiva intelectual un
Anarcocapitalista. Una insensatez. Seguramente.
Fue un heredero de las ideas
libertarias, del galopar de las pampas,
al ritmo musical del tango. Una bella entrada histórica de su pensamiento contra el
estatismo, en la era planetaria,
en la era global y en la era cósmica en
la que comienza una gigantesca batalla cultural de la defensa de la libertad contra
la cultura del estatismo, de la
cultura del subsidio enemiga de la acción humana (Martín Krause. La filosofía
política en Jorge Luis Borges. Junio, 2021).
Así, Argentina
constituye una rica fuente intelectual
del pensamiento liberal, del pensamiento
anarquista, como también los
inicios del Anarcocapitalismo en la mirada
de Javier Milei. La Provincia de Argentina, ayer en la portentosa figura histórica de Alberdi. Hoy, en la
portentosa figura de Javier Milei. Dos milagros, dos faros que están proyectando sus pensamientos libertarios en el escenario mundial. Crédulos e incrédulos o escépticos: estamos
en presencia del inicio de la más gigantesca batalla intelectual que se haya producido en la historia de la humanidad. La libertad
contra la mentalidad y la
praxis del estatismo, el socialismo y el colectivismo que hunde
raíces en lo más profundo de
nuestra historia.
El
estatismo, un peligro histórico
que puede acelerar el fin de la
civilización occidental. Por ello,
Javier Milei, liberal,
libertario, Anarcocapitalista, en
Davos, su discurso, una pieza intelectual que puso en la geografía mundial
el tema de nuestro tiempo: libertad versus estatismo. Comenzó
la batalla cultural de la defensa
de la libertad contra el estatismo y las
castas desde Argentina con unos impactos
gigantes en la era global.
En
ese torbellino libertario que se está
desplegando por los rincones del
planeta, Javier Milei, una voz libertaria, el primer Anarcocapitalista que se hace
de la Presidencia de la República
de Argentina, el más votado en la era
democrática con un proyecto de país,
bajo la impronta de las ideas del Anarcocapitalista, propulsa los cimientos institucionales mediante el DNU
y la Ley OMMNIBÚS, ésta última devuelta
a la comisión de las Cámaras, con el
objetivo de achicar el Estado y devolverle
la libertad a los argentinos del peso perverso y nefasto del estatismo, y de una casta política que empobreció a la
nación.
Una profunda
revolución política e
intelectual para convertir a Argentina,
en la Argentina liberal que
comienza a picotear el espíritu
libertario de millones de hombres y mujeres
a lo largo y ancho del mundo. Un
difícil y complejo tránsito
histórico del estatismo y la casta
política, hacia un Estado minárquico y, en un futuro no muy lejano
una Sociedad Anarcocapitalista.
Una utopía. Tal vez no sea posible. Lo que si es cierto,
es que el estatismo, el
socialismo y el colectivismo, una y una misma cosa, históricamente enemigos de la acción humana. Todas
esas corrientes políticas
ideológicas, enemigas del ánima
empresarial, creador e innovador del individuo, son claves para comprender en su justa dimensión
histórica cómo y porque cuando arraigan esas ideas y creencias en la
sociedad general, comienza la decadencia histórica de las naciones. Basta leer
el libro de
Hayek El camino de la Servidumbre, un libro inmortal para entender que todos los
gobiernos sea cualquier su forma de
naturaleza política e ideológica, propenso al estatismo conduce al
autoritarismo y, como resultado final a
gobiernos totalitarios.
Por
tanto, Javier Milei, constituye
la referencia libertaria más
importante en la era global. Lo cual representa un icono libertario, un
símbolo histórico, político e intelectual que está iluminando el camino de la libertad contra
el estatismo, y todas modalidad culturales que odian a muerte el capitalismo, el libre mercado; en fin la libertad. Uníos libertarios de este planeta
para defender la primera experiencia histórica libertaria del mundo que se está desarrollando en Argentina, a la cabeza del Anarcocapitalista Javier Milei, con unos impactos gigantescos
que se visualizan tanto en Occidente y Oriente. Para bien o para mal,
Javier Milei, una generación, unas minorías de políticos, intelectuales y gobernantes y millones de Cuidadanos, encabezan
la primera revolución
libertaria en una nación que está haciendo de nuevo historia en el mundo. Unos héroes de la libertad,
que le han dado sentido ético a la política, hombres y mujeres con una fuerza moral de incalculable
consecuencia para el mundo. Se gesta en el seno
de Argentina una profunda
revolución moral, una revolución ética,
una revolución política y económica, cultural que rescatan la decencia, como una conducta auténtica de
un verdadero político. Una lección de
moralidad para los políticos de este
planeta, que mienten y manipulan y hacen
negocios a costa del trabajo productivo
de la sociedad. Una vuelta a la decencia. Los políticos tienen
que ser decentes. Una de las
palabras más sagradas del espíritu del
mundo griego. Lo que está haciendo Javier Milei, con su
gobierno, con su tren ejecutivo y los
demás poderes nacionales es adecentar el
país, moralizar la nación, en manos de
unos políticos, bandidos y ladrones. Es recatar
el sentido ético y decente de la
política. La única manera de conquistar ese camino
histórico es desmontar la
maquinaria estatal hasta donde sea posible que no tenga injerencia en los individuos. Un
Estado que no se note como diría el poeta Jorge Luis Borges.