FEDECÁMARAS y la Carta Económica de Mérida: importancia histórica
Nueva Doctrina Económica
(1962-2022)
Hace 60 años
Ramón Rivas Aguilar
Cuandolos historiadores del futuro examinen la génesis y la proyección del pensamiento empresarial en la Venezuela del siglo XX, no tendrá duda, en señalar que la Carta Económica de Mérida, ha sido el documento histórico de mayor importancia intelectual del empresariado nacional. Un documento histórico que recoge en sus páginas dos elementos esenciales para el progreso material y cultural de la nación: democracia y capitalismo. Por tanto, no fue un accidente histórico que Fedecámaras naciera como institución empresarial un 17 de julio de 1944, como una respuesta histórica, política e ideológica a un gobierno antiliberal, estatista e intervencionista. Un Estado con un poder político, económico, financiero y empresarial que impedía la posibilidad de ampliar los horizontes de los sectores empresariales de la nación. Ante este gigante estatismo, con “connotación totalitaria”, el camino era la democracia y el libre mercado. En ese sentido, apoyaron el 18 de Octubre de 1945 que le abrió los caminos de libertad al empresariado del país. Instituciones libres y capitalismo, un sendero a desarrollar en los próximos años. Así, el Consejo de Economía Nacional (1946) y la Corporación de Fomento (1946) dos iniciativas políticas del Gobierno revolucionario para animar al sector productor de la nación. Por supuesto, que hubo discrepancias entre el sector oficial y el sector empresarial sobre algunos aspectos de interés sobre el desarrollo económico nacional. Es decir, intervencionismo y libre mercado (1946-1948). La Carta de Maracaibo y la Carta de San Cristóbal (1948), revelan el estado de ánimo de los particulares frente a una expansión peligrosa del estatismo, de la planificación, del gasto público y sus primeros efectos negativos en el deterioro de los salarios y el alto costo de la vida. El jacobinismo y radicalismo del movimiento octubrista asustaron al empresariado de la nación. De esta manera, apoyaron el 24 de noviembre de 1948. Una década militar de desarrollo económico bajo la impronta del militarismo. No obstante, una tiranía, un gobierno de terror con la complacencia de los EEUU, fue rechazada por los venezolanos de los distintos estratos sociales hasta provocar su caída histórica el 23 de enero de 1958.El resultado político del fin de la tiranía, fue el nacimiento del Pacto de Punto Fijo (30 de octubre de 1958 y un Programa Mínimo de Gobierno, diciembre de 1958). Las élites del país, convencidas de que era compatible el desarrollo de la democracia y el capitalismo, bajo la impronta de un Estado planificador y orientador. El liderazgo político y el liderazgo empresarial así lo entendieron perfectamente. Estado, política y empresa en un ámbito de equilibro, armonía, acuerdos y negociaciones. Por supuesto, las diferencias y las contradicciones son partes esenciales en esta dinámica del estatismo y el empresariado. No fueron años fáciles para la democracia y la economía (1958-1962). Los golpes de Estado, la crisis económica derivada de la tiranía, la baja de los precios del petróleo en el mercado mundial, años de turbulencia que se requería firmeza y voluntad de sus gobernantes. Esas circunstancias históricas, no impidióque Estado venezolano se expandiera con la creación de un conjunto de instituciones económicas y financieras que tuvieron implicaciones para el sector privado. Asimismo, el gobierno democrático de Rómulo Betancourt suspendió las garantías económicas y estableció en dos oportunidades el control de cambio para evitar la fuga de capital. De igual modo, creó la CVP (1959) y la Corporación de Guayana (1960). La Revista Mes económico y Trimestre Económico cuestionaron el exceso del intervencionismo. En otras palabras, crecieron las tensiones históricas entre el Estado y el sector privado. Ello, con un elemento fundamental que enaltece el espíritu civilista y empresarial de Fedecámaras: su apoyo incondicional a la democracia venezolana. Dentro de ese complejo proceso histórico que vivió la sociedad venezolana (1958-1962), los empresarios del país estuvieron consciente de que el gobierno democrático, presidido por Don Rómulo Betancourt, debía cambiar de forma radical su rumbo económico, fiscal, financiero, monetario, cambiario, comercial y empresarial. Dejar de ser un Estado empresario, banquero, hotelero, importador, bodeguero y comercial, nada de eso. Su rol debe ser la defensa de la democracia y la economía libre y crear los cimientos de la infraestructura física, educativa y sanitaria de la nación. Nada de economías mixtas e hibridas.
Así, en esta dimensión histórica compleja, difícil, contradictoria y paradójica, despertó en el empresariado venezolano la necesidad de renovar la doctrina liberal para estar en sintonía con el devenir.Cómo y de qué manera abordar una nueva relación entre el Estado y el sector privado en los nuevos tiempos históricos marcados por la democracia y la libertad. Cuáles son los alcances y los límites entre el sector público y el sector privado. Preguntas vitales que fueron planteadas a lo largo de una pugna histórica entre el Estado y el sector empresarial (1958-1962).
Así, surgieron los primeros elementos doctrinarios y teóricos del empresariado que tomaron forma con la célebre Carta Económica de Mérida, aprobada por Fedecámaras, en el mes de junio de 1962.
Un momento de importancia cultural para la Historia de la Venezuela Contemporánea, de envergadura política e ideológica, el encuentro empresarial en la Cuidad de Mérida, cuyo centro de debate, de discusiones y deliberaciones fue sobre la necesidad de renovar y adecuar a los nuevos tiempos las tesis del liberalismo y tuvo como sede a la Universidad de Los Andes. Así, el espíritu empresarial, teológico, religioso, intelectual, cultural y civil, entre montañas y cordilleras marcó el rumbo histórico empresarial para las próximas décadas.En otras palabras, las provincias, en ese escenario, para empujar la dinámica empresarial hacia el futuro. La visión empresarial desde las provincias, un nuevo norte para fortalecer el marco geoeconómico de las regiones. Sin duda alguna, él ánima del prestigioso periodista, escritor, historiador, Don Ramón J. Velásquez, Secretario de la Presidencia de la República, del gobierno democrático de Rómulo Betancourt, fue fundamental para ese encuentro vital de los empresarios en la ciudad de Mérida, con el foco intelectual, teológico y religioso de la prestigiosa Universidad de los Andes. Una semana de entusiasmo empresarial que recorrió los más diversos ámbitos geográficos y culturales de tan hermosa ciudad. Una semana de discusión y debates en el Paraninfo de la ULA, con las más diversas ponencias y conferencias en torno a los temas económicos tanto regionales y nacionales. Al calor de las discusiones, con pasión y fervor empresarial se expresaron las diferencias y acuerdos entre los más diversos grupos empresariales sobre los temas del intervencionismo y liberalismo. Unos, más radicales, neoliberales; otros, moderados y algunos con espíritu proteccionista. Lo cierto, es que en esa semana se perfiló la nueva doctrina económica de Fedecámaras.
Así, pues, Mérida sede de la XVIII Asamblea Anual (Mayo-junio de 1962). Una Asamblea que presentó a la nación una nueva doctrina económica: Carta Económica de Mérida. Una tesis fundamental de los sectores empresariales sobre el desarrollo económico. El día de la presentacióndel documento sobre las bases de la nueva doctrina económica de Fdedcámaras, los empresariosapostaron por el porvenir económico de la Venezuela de los próximos años. Fedecámaras una institución presente en la vida regional y nacional. La Universidad de los Andes asiento para para fortalecer el espíritu empresarial con el espíritu intelectual, el acto maravilloso y extraordinario de producir y generar riqueza con el talento y el saber.
La Décima Octava Asamblea de Fedecámaras que se realizó en la ciudad de Mérida, entre finales del mes de mayo y primeros días de junio, contó con una programación especial que se inició y culminó en la Aula Magna de la Universidad de los Andes. A saber:
“Hoy Se instala XVIII Asamblea de Federación de Cámaras de Producción y Comercio.
Hoy, lunes 28 de junio, Tendrá Lugar el Acto Inaugural de la VIII Asamblea de FEDECAMARAS, el cual se efectuará en el Aula Magna de La ULA.
Programa del Acto
1) Salutación del Señor Presidente de la Cámara de Comercio e Industriales del Estado Mérida, Señor Miguel Delgado Febres.
2) Palabras del Señor Presidente del Consejo Municipal de Mérida, Docto José Contreras Pernía.
3) Palabras del Señor Gobernador del Estado, Dr. Luciano Noguera Mora
4) Palabras del Señor Rector de Universidad de Los Andes, Dr. Pedro Rincón Gutiérrez.
5) Discurso del Señor Presidente de La Federación de Cámaras de producción y Comercio, Sr. Fernando Branger.
6) Clausura del Acto, a cargo del Señor Ministro de Fomento, Dr. Godofredo González.
A las 10 pm. La Cámara de Comercio e Industriales del Estado Mérida, ofrecerá un agasajo a los señores delegados e invitados en los salones del Country Club.
(Fuente: El Nacional, Junio, 1962).
A lo largo de una semana, se desarrollaron intensos debates sobre las causas y las consecuencias de los más diversos problemas económicos y sociales que estaban afectando la vida material y cultural de los venezolanos. Sin duda alguna, el peso del Estado en la economía del país, constituía un obstáculo a la expansión empresarial a lo largo y ancho de la geografía nacional. Además, el centralismo empresarial un problema para el desarrollo de las regiones. El trasfondo histórico de esos debates, no solo era discusión sobre el estatismo y liberalismo; no solo eso, sino que también había una relación entre el poder central y el poder empresarial en perjuicio de las regiones. Un complejo proceso empresarial entre las regiones, buscando un cierto equilibrio y armonía para potenciar el desarrollo empresarial de la nación. Choques de opiniones y diferencias en torno al nuevo modelo económico que debía imperar para estimular la riqueza de la nación. Todo, ello se ajustó y se logró armar y diseñar una nueva doctrina económica para el futuro de la vida material de Venezuela. Una semana dura, difícil y compleja, tal como lo reseña las crónicas de la época. La prensa nacional recogió detalle a detalle los pormenores de lo que estaba aconteciendo a los empresarios, en esa semana que se estaba afinando los postulados de una doctrina económica para el porvenir de la nación. Algunos periodistas, de la época, hablaban de un nuevo enfoque del liberalismo “la doctrina neoliberal”.
En efecto. Un esfuerzo intelectual de los empresarios venezolanos, gigantesco para determinar de forma radical la delimitación entre las funciones del sector público y el sector privado. Al mismo tiempo, la defensa de las instituciones libres, de la libertad y la democracia. El sector público su función proteger la vida física y jurídica de las personas y de sus bienes. Su rol empresarial es hacer eficientes sus recursos económicos en el ámbito del capital humano: educación y salud. Una política fiscal sana y equilibrada. Una política monetaria y cambiaria, sana y libre. Una política petrolera que abra los espacios económicos tanto al capital nacional y mundial. Una política de infraestructura que fortalezca los espacios geoeconómicos del país. El sector privado dentro del marco del libre mercado genera riqueza para todos sin ningún tipo trabas. Una burocracia eficiente y racional. Todo en función la productividad y, como consecuencia el desarrollo económico nacional.
Un Estado eficiente y racional en defensa de la vida, de la propiedad y de la libertad de pensamiento, fortaleciendo la infraestructura física y humana de los venezolanos. Y, los empresarios generando riqueza en el marco del libre mercado. Estos postulados, fueron el resultado de largas deliberaciones de los empresarios, en esa XVIII Asamblea de Fedecámaras, que se llevó a cabo en la ciudad de Mérida, en esa semana, en la que los empresarios al calor del debate de las ideas presentaron una nueva doctrina económica: Carta Económica de Mérida.
Un documento histórico, de aproximadamente de 51 páginas, recoge el perfil de la nueva doctrina económica de Fedecámaras. Su lectura es obligatoria para estos tiempos de tanta confusión, desconcierto y desesperanzaren. En esas páginas se analizan los problemas económicos y sociales que aquejaban a los venezolanos. Un diagnóstico certero de cómo la economía del país sufría una severa crisis económicas con efectos negativos sobre el empleo, el salario y el costa de la vida. Al mismo tiempo, se plantearon los objetivos de una nueva política para orientar el desarrollo económico nacional, donde el Estado tendría un rol empresarial que cumplir el de fortalecer el capital humano. Y, el sector privado generaría riqueza para todos.
La conclusión final de documento de la Carta Económica de Mérida revela la importancia histórica de por qué el desarrollo económico del país debe ser el fruto de la combinación de todos los factores sociales del país:
Los problemas sociales del país sólo pueden ser resueltos a través de un programa eficaz de desarrollo económico al cual deben contribuir todos los sectores nacionales. Las experiencias históricas tanto en Venezuela como el resto del mundo, han demostrado, con claridad, que no puede haber progreso social sin realismo económico. Tenemos que fijarnos como objetivo el desarrollo del país y unificar todos los esfuerzos hacia ese fin. Para lograrlo necesitamos que el gobierno adopte una política definida de desarrollo nacional, subordinando todos sus esfuerzos a este gran objetivo. De lo contrario, continuaremoshaciendo esfuerzos dispersos que, en definitiva, nada resuelven, y perderemos quizás la oportunidad histórica de construir un país donde todos los hombres puedan ver con esperanza el porvenir (p. 51).
En fin, la Carta Económica de Mérida, un legado histórico, un legado cultural y un legado intelectual para que las nuevas generaciones de empresarios renueven su espíritu creativo e innovación y así echar los cimientos de la Venezuela empresarial que demanda el ánima de la nación y el mundo. La renovación y la trasformación de una nueva Carta Económica de Mérida para estar en sintonía con el devenir. Venezuela amerita históricamente una nueva doctrina Económica para estos tiempos de tanta complejidad e incertidumbre. Un reto histórico para el empresariado venezolano.