Sembrar el Petróleo: Hace 86 años (14 de julio 1936- 14 de julio 2022)

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Sembrar el Petróleo: Hace 86 años

(14 de julio 1936- 14 de julio 2022)

 

Ramón Rivas Aguilar

 

”Ese Estado monstruo, ese leviatán que cada día es más poderoso, y se siente más obligado a meter la mano en todo, a saberlo  todo,  a intervenirlo todo,por una especie de voluntad continua  de crecimiento  casi paranoico, está entrando continuamente  en conflictos  con la posibilidad a libertad del individuo, con la posibilidad que tiene la persona humana  de crear otras empresas  dentro de la gran empresa.”(Arturo Uslar Pietri, 1988)

“Hoy  en cenizas  el camino es echar andar  los   cimientos   de la Venezuela  del saber, de la Venezuela del conocimiento, de la Venezuela  empresarial  sin  la  fatal imagen   hobbeneana”.( Ramón  Rivas  Aguilar,2022)

 

 

La frase revela  la importancia política de un momento crucial de nuestra historia que se encaminó  hacia la constitución de un régimen de legalidad (1936-1945).Fue el paso histórico  de  un gobierno autoritario y dictatorial (1908-1935) hacia gobiernos con mayor  espíritu republicano.

Dentro de ese  contexto  histórico,  el  Estado  venezolano  asumió   el rol   de planificación del desarrollo nacional. Sus bases organizativasy funcionales fueron consagrados en la constitución de 1936.El poder  económico y financiero, derivado  de los ingreso petroleros,  convirtieron  al Estado en el agente planificador de las bases materiales y culturales.  Además,  la riqueza  de los familiares y amigos del gomecismo, en  manos del gobierno de López y Medina, aumentó, aún más, el poder del Estado en la economía. Asimismo,  ello se fortaleció  con una cultura estatista y antiliberal que se cultivó a lo largo del XIX venezolano. De igual modo,  las dos Guerras Mundiales  y la crisis del 29 aceleraron  la crisis histórica del liberalismo clásico europeo   en el planeta. Así, entre 1900 y 1945 se produjo  el auge del estatismo y del totalitarismo, cimentando  las bases del  culto al  Estado a lo largo del siglo pasado planetario. Finalmente, en el país las organizaciones que nacieron a partir de la década de los xx, embriagadas   de   estatismo y  rentismo.

 

 

Dentro de ese complejo histórico de origen  nacional y mundial, es que tiene importancia  histórica   la tesis de  Arturo Uslar  Pietri sobre Sembrar el petróleo. En el ánima  de esa frase histórica,  el rol del Estado    para dar el salto  hacia la  sociedad post-petrolera.  Es decir,  sobre una riqueza minera no ganada, con el esfuerzo nacional,  la pregunta vital ¿Qué hacer?  Una pregunta  en el  alma de una nación  que pretendía ir más allá de una mentalidad y praxis minera. Retornar a la tierra, a la madre egea, al vergel del paraíso,  a la vida agraria y pecuaria  con métodos  de modernización para potenciar  esa riqueza  tan vasta en el territorio. La veta del oro negro hacia el mundo del surco y el hato y otras actividades  de carácter industrial. Cómo  una idea, sembrar el petróleo, fruto del esfuerzo intelectual de un   hombre como Arturo Uslar Pietri,  por más de 86 años,  se convirtió  en la meta de potenciar    el surco y el ganado contra el Dorado y el oro negro del minotauro. Impreso, en el sustrato del alma  nacional,  una creencia histórica, una visión ruralista, bucólica, telúrica y primitiva. En el corazón de la nación el imaginario de una sociedad post-petrolera que nunca alcanzamos. Siempre en el ánima de los venezolanos la imagen del apocalipsis y del catastrofismo,  posible  sino  no se  construía   la sociedad de la madre egea.  El minotauro,   signo diabólico,  el símbolo  demoníaco de Plotino,  devorando y destruyendo  el cuerpo  virgen  y generoso y bondadoso  del mundo de la madre egea. Era  ineludible, inevitable  una política económica para  sembrar el petróleo y así lograr  la felicidad  con el retorno  al paraíso vergel, a la sociedad vegetal,  más allá   de la sociedad minera. Para él,   la mirada  futurista de sembrar el petróleo  era con el objetivo de evitar, en definitiva,  la catástrofe (el minotauro, el oro negro) que  demolería las fuerzas  materiales y morales y   espirituales  de  la madre egea. Es interesante   resaltar cómo y de qué manera  nuestros  escritores y literatos  recurrieron  a la mitología griega para dar sus propias versiones  sobre los temas petroleros   que estaban  marcando, para bien o para mal,  el porvenir de la nación. Se puede apreciar,  como Casandra y el minotauro,  dos figuras  significativas de la mitología griega  en el espíritu  de la literatura petrolera del país.

Al final del día,  la frase sembrar el petróleo,  resultó un fracaso  histórico. No fue posible, por las razones que fueren,  su cristalización  que  hubiere significado para la nación el sueño de todo poeta: la fantasía edénica. Una utopía  que acarició con tan intensidad amorosa  el católicodel célebre contrato social. Fue una consigna histórica anti natura. Reaccionaria y conservadora, apocalíptica y catastrófica.

Una frase histórica que impidió  de raíz, estructuralmente que Venezuela se hubiese convertido  en una nación auténticamente   petrolera.  Nunca fuimos una nación convencida de ser un país petrolero, de raíz, de fundamento. No. Simple pasajero esperando  hacer  con la renta  la sociedad post-petrolera ante  de que llegará el fin de los tiempos,  con esas imágenes  demoníacas: mesianismo, milenarismo y catastrofismo.

 

En fin, sembrar el petróleo dejó en el espíritu  de la nación  una pedagogía  del catastrofismo, del mesianismo, del milenarismo, del telurismo,  del estatismo, del intervencionismo, del rentismo,  del nacionalismo, del proteccionismo, del socialismo, del colectivismo, del fervor  comunal y bolivariano, respectivamente.  La cultura del subsidio.

Las tres Venezuela en cenizas. La Venezuela real; la Venezuela fingida y del oro negro,  y la Venezuela más  allá de la minería. La utopía.  Todas ellas,  navegando  entre el fango del oro negro de la Faja del Orinoco.

Ahora bien,  a estas  altura de las circunstancias históricas  que vive Venezuela, qué hacer. Es cierto, reina  la confusión, el desconcierto, la desesperanza;  que se puede hacer. Construir  desde   las cenizas  la Venezuela empresarial. Estamos dotado por la naturaleza  de una capacidad innata de empresarialidad, de creatividad e innovación que nos permitirá  potenciar y generar  de acuerdo  a nuestras habilidades  y saberes la diversidad de la riqueza material que conforman las regiones del territorio nacional. De nuestro espíritu como nación emergerá la Venezuela inteligente, la Venezuela del saber, la Venezuela del conocimiento. La Venezuela que soñó  uno de los más sabios venezolanos,  Fernández  Morán,  una figura estelar de la ciencia americana,  que ocupó un lugar extraordinario en el diseño del viaje del hombre a la luna.   Sus palabras, un legado  intelectual para estos  tiempos  históricos que nos animan   a salir  de las cenizas y mirar con esperanza el resplandor que nos asoma el porvenir:

…reiteramos  que los recursos naturales más  valiosos que poseemos no son los yacimientos  de petróleo  o hierro, sino aquellos otros imponderables “yacimientos  de materia gris cerebral”, latentes en nuestro medio. Y sí algún día  logramos movilizarnos  se pondrán en evidencia  el talento extraordinario  que hoy  se escurre  inútilmente  en el subsuelo  intelectual venezolano,… cuando pudiera elevarse  a la jerarquía superior de la  fórmula matemática, de la encuesta crítica, o del pensamiento  claro y  severo”( Revista Nacional de Hospitales, N. 7, diciembre 1956, Caracas-Venezuela SA.,pp.54-55).

 

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