Un
encuentro con Ortega: Vivencias y testimonios
(9-5-1883-18-10-1955)
Ramón
Rivas A.
I
Doctrina filosófica
Don José Ortega y Gasset, uno de los grandes
filósofos de habla hispana. Se le puede considerar una de las figuras estelares
del pensamiento filosófico universal. Su pensar filosófico transformó los
estudios de la filosofía en España. Su obra cultivó una generación que influyó
significativamente en el pensamiento filosófico latinoamericano. Durante
décadas he cultivado su filosofía. Su
bello lenguaje, sus ricas metáforas y su reflexión teórica sobre la vida, han
colmado el espíritu de un leve mortal, atrapado en la llanura de Carvajal (Venezuela, Estado Trujillo).
España,
Necesitamos, pues, corregir el punto de partida de la filosofía. El
dato radical del Universo. No es simplemente: el pensamiento existe o yo
pensante existo - sino que si existe el pensamiento existen isosfacto, yo que
pienso y el mundo en que pienso - y existe el uno con el otro, sin posible
separación. Pero no yo soy un ser sustancial ni el mundo tampoco - Sino que
ambos somos en activa correlación: yo soy el que ve el mundo y el mundo es lo
visto por mí. Yo soy para el mundo y el mundo es para mi (José Ortega y Gasset.
Qué es filosofía. Editorial El Arquero, ediciones de
La vida y la razón, dos polos de un mismo
proceso. La razón vital y la razón histórica, dos maneras de cómo comprender la
vida en su circunstancia.
Frente a la revelación se alzó la razón pura, la
ciencia; frente a la razón pura se incorpora hoy, reclamando al imperio, la
vida misma - es decir, la razón vital porque vivir no es tener más remedio que
razonar ante la inexorable circunstancia. Se puede vivir sin razonar,
geométricamente, físicamente, económicamente, políticamente. Todo eso es razón
pura y la humanidad ha vivido de hecho milenios y milenios sin ella o con sólo
rudimentos de ella. Esta efectiva posibilidad de vivir sin razón pura hace que
muchos hombres de hoy quieran sacudirse la obligación de razonar, que renuncien
con agresivo desdén a tener razón ... Pero cuando más contentos se halen de esa
aparente y tan fácil liberación, mas sin remedio se sentirán prisioneros de la
otra razón, de la irremediable; de la que, que quisiérase o no, es imposible prescindir porque es una y misma
cosa convivir la razón vital (homenaje a Ortega y Gasset, Universidad Central
de Venezuela, Caracas, 1958, p. 122).
En cuanto a la razón histórica, es un concepto
que permitiría examinar el papel de las minorías en los procesos históricos. En
ese sentido, introdujo una idea de suma importancia para analizar la naturaleza
de las transformaciones históricas: la idea de generación. Esta idea constituye
una relación esencial entre las elites y las muchedumbres que hacen posible los procesos
históricos.
De aquí que los cambios históricos suponen el nacimiento de un tipo de
hombre distinto en más o en menos del que había; es decir, suponen el cambio de
generaciones. Desde hace años yo predico a los historiadores que el concepto de
generación es el más importante en historia, y debe haber llegado al mundo una
nueva generación de historiadores, porque veo que esta idea ha prendido, sobre
todo en Alemania (Op. Cit., p. 35).
La otra cosa de interés que llama
la atención del pensamiento orteguiano, es que sus reflexiones abren muchas
perspectivas. Por ejemplo, le parecía interesante la interpretación económica
de la historia en Karl Marx; pero también veía con mucho interés la interpretación
bélica e hidrológica de la historia. Era el ojo que podía observar en su
perspectiva individual distintas maneras de percibir la realidad. A este
aspecto él lo llamó "El punto de vista"[1]. De igual modo, captó el influjo de las
muchedumbres y la estatización de la vida en el siglo XX planetario. Así como
también la era de los partidos políticos, de la democracia morbosa, del papel
del Estado en la sociedad y los totalitarismos. Su libro La rebelión de las masas es una de las obras sociológicas de mayor trascendencia del siglo XX. Allí, se
examinan las raíces del estatismo, de las muchedumbres y sus implicaciones de
la sociedad en general y la necesidad de rescatar el pensamiento liberal para
enfrentar a esas tendencias que, en definitiva, aniquilarían al individuo y su
espontaneidad en un futuro inmediato.
Hay un hecho que, para bien o para mal, es el más importante en la
vida pública europea de la hora presente. Este hecho es el advenimiento de las
masas al pleno poderío social. Como las masas, por definición, no deben ni
pueden dirigir su propia existencia, y menos regentar la sociedad, quiere
decirse que Europa sufre ahora la más grave crisis que a pueblos, naciones,
culturas cabe padecer. Estas crisis ha sobrevivido más de una vez en la historia.
Su fisonomía y sus consecuencias son conocidas. Tan bien se conoce su nombre.
Se llama la rebelión de las masas... Este es el mayor peligro que hoy amenaza
la civilización: la estatificación de la vida, el intervencionismo del estado,
la absorción de toda espontaneidad social por el estado; El decir, la anulación
de la espontaneidad histórica, que en definitiva, sostiene, nutre y empuja los
destinos humanos (José Ortega y Gasset. La rebelión de las masas. Ediciones de
En otro orden de ideas, consideró el impacto de
la ciencia y la tecnología en el destino de los tiempos históricos[2]. Sus ensayos "Sobre
el estudiar y el estudiante", "La reforma del pensamiento" y la
"misión de la universidad", etc. Son referentes importantes que hoy
se están estudiando en las universidades con el propósito de determinar cuál
debe ser el papel de esas instituciones en las nuevas circunstancias históricas[3].
Sobre el tema del arte, dijo cosas
interesantes. Su libro La deshumanización
del arte refleja unas cuantas reflexiones sobre la estética. Examina un
conjunto de imágenes sobre una forma de arte más allá del realismo y del
naturalismo. El arte es para unas minorías. El arte no es popular ni realista. El
arte tiene que ver única y exclusivamente con el espíritu[4].
La grandeza de la obra filosófica
de Don José Ortega y Gasset radica en que es una fuente infinita de ideas y
metáforas sobre la relación compleja entre la vida y el mundo. A vuelo de
pájaro atrapaba en segundos intuiciones que desparramaba a lo largo de sus
escritos, prensa, libros, conferencias y conversaciones informales.
Su legado ha hecho posible el
desarrollo y la profundización de su quehacer filosófico a través de nuevas
generaciones de filósofos, sociólogos, historiadores, politólogos, psicólogos,
etc. Uno de los elementos que ha tocado la reflexión filosófica e histórica de
Ortega en múltiples campos de las ciencias sociales, es la distinción tan
importante entre las ideas y las creencias. Esta distinción rica y fructífera
en sus diferentes perspectivas, deja un campo inmenso para futuras
investigaciones que contribuirán a comprender los fenómenos políticos e
históricos en el ámbito de las ideas y de las creencias. Por ejemplo, para la
ciencia política es mucho más interesante determinar la naturaleza de las
creencias en el ámbito de la acción política, más que definir las ideas y las
ideologías. Pesa más el mundo de las creencias que los supuestos de toda teoría
política. De la misma manera, tendrá un valor significativo en el campo de la
acción histórica. Un filósofo venezolano, brillante filósofo, Ludovico Silva,
en su libro Plusvalía ideológica, resalta la distinción entre ideas y creencias
en Ortega y Gasset para intentar explicar desde el punto de vista del
psicoanálisis el influjo de las creencias como sustrato del inconsciente para
la acción política.
II
Encuentro vital
(Carvajal, La Sabana De Los Dioses,
1999)
Ahora bien, cómo descubrí a este filósofo que
afectó de manera radical mi vida y
mi faena intelectual y su proyección en la
comprensión de una nueva manera de los eventos históricos desde una
perspectiva generacional.
Tendría doce o trece años aproximadamente,
cuando tropecé en
En la década del setenta nació un movimiento
político a nivel nacional que cambió los parámetros de nuestro pensamiento:
La década de los ochenta, fue una década
espectacular para la historia universal. El fin de la utopía y la pasión
revolucionaria que habían estremecido la política y la ideología del siglo XX,
abrieron el camino hacia la libertad, el mercado y la globalización. Por
ejemplo,
Conozco a fondo las observaciones y
críticas que se le han formulado a la obra filosófica de Ortega y Gasset. Unas
acertadas; otras exageradas y mal intencionadas; y otras cargadas de odio y
prejuicio. Aún así, somos orteguianos.
Para este filósofo la metáfora y la paradoja son los medios para
examinar en toda su complejidad al hombre en su circunstancia. Desde el punto
de vista teórico produjo unas imágenes que permiten desentrañas el quehacer de
la vida en su mundo. El haber tenido un encuentro azaroso con la obra de José
Ortega y Gasset, desde muy joven, fue algo maravilloso y extraordinario. Desde
ese entonces, se transformó en el eje vital que modificó radicalmente mi vida
política e intelectual. Durante cuarenta años la he vivido, la he soñado y la
he fantaseado, parodiando al propio Ortega cuando llegó a decir: durante diez
años he vivido en la atmósfera kantiana.
Es el filósofo y el profeta de nuestro tiempo.
Desde los años veinte percibió el fin de la modernidad. Captó la era de las
muchedumbres, de la democracia morbosa, del estatismo, de los totalitarismos y
la crisis del liberalismo. Percibió el impacto de la ciencia y la tecnología en
nuestra época. Intuyó el fenómeno del arte en la nueva dimensión histórica.
Asimismo, desnudó las viejas creencias que se tenían sobre la universidad y
replanteó el problema en su justa dimensión. La universidad debe formar una
generación culta y responsable ante los destinos de su tiempo. Modificó la
vieja concepción liberal y le dio un nuevo sentido en las nuevas circunstancias
históricas. En fin, Ortega fue y seguirá siendo un hombre de estos tiempos. Los
tiempos en los que la humanidad pareciera no encontrar su destino vital. Su
quehacer filosófico abre la posibilidad que podamos encontrar el sendero para
salvarnos del naufragio vital. En palabras de este maestro:
Es una época de crisis radical en una cultura. El hombre entonces
redescubre, por debajo de aquel sistema
de opiniones, el caos primigenio de que está hecha la sustancia más auténtica
de nuestra vida. Vuelve a sentirse absolutamente náufrago y tras ello la
absoluta necesidad de salvarse, de construir un ser más firme. Entonces se
vuelve a la filosofía (José Ortega y Gasset. Qué es la filosofía (prólogo y álbum
de José Luis Molinuevo). Biblioteca Alianza
30 Editorial Aniversario, Madrid, 1997, p. 319).
[1] Mercedes Matín Luengo. Ortega y
Gasset. Grande Biografías. Ediciones Rueda, España, 1999, p. 59); José
Ortega y Gasset. El tema de nuestro
tiempo. Colección Austral, Madrid, 1968,
pp. 82-90).
[2] José Ortega y Gasset. Meditación de la técnica. El Arquero, revista de
Occidente, Madrid, 1968, p.17)
[4] José Ortega y Gasset. La deshumanización del arte, Velázquez. Goya.
Editorial Purrúa, México, 1992, pp.
9-26.
[5] J. I. Jiménez Grullón. Al margen de Ortega y Gasset (Crítica al tema
de nuestro tiempo).