La crisis de las utopías y la importancia de la libertad

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La crisis de las  utopías y la importancia de la libertad

 

 

Ramón Rivas

 

 

Toda fantasía ocupa un lugar significativo en la vida de los hombres. Ese medio poderoso de la mente construye gigantescos sueños para hacer realidad uno de los grandes deseos apetecidos universalmente: forjar paraísos. Por ello, todos sin excepción, llevamos en nuestros corazones la esperanza milenaria. Por un lado, el hombre cristiano con resignación espera la segunda llegada de Cristo. Por otro, el proyecto liberal ve en el progreso el medio adecuado para la salvación de los pueblos. Por ejemplo, Kant  estaba convencido que vendría una época en la que cristalizaría la paz perpetua. El hombre que cambió el rumbo de la historia universal, Lenin, concibió al comunismo como el sendero para lograr la felicidad eterna en la tierra. Con el fin de la utopía y los paraísos revolucionarios emergió de nuevo en el planeta una esperanza milenaria: el Islam. Creen estar convencidos de la posibilidad de la dicha eterna en la tierra al desaparecer el egoísmo, la envidia y el envilecimiento material y espiritual de los hombres. El proyecto bolivariano ha sido otro de los grandes sueños para promover paraísos en el tercer mundo. Entonces, viene la gran pregunta ¿Por qué fracasan las fantasías milenarias? Tal vez nunca sepamos exactamente la razón de fondo. Seguramente, la terrible realidad del presente hace que el hombre se impaciente e ideologice y absolutice una creencia con el propósito de destruir dicho presente y echar raíces a esa ilusión que oculta afanosamente en el alma. El no comprender en su justa dimensión la naturaleza humana, es lo que lo desespera y se atreve a unas cuantas aventuras históricas con resultados trágicos para el destino de los pueblos. La caída del muro de Berlín y la desintegración de la Unión Soviética causaron sorpresa a los ojos del mundo ¿Cómo un vasto imperio fulminó en breves segundos? Debieron desatarse fuerzas poderosas en la conciencia de hombres y mujeres contra un imperio que tenía como arrogancia histórica convertirse en la única fe universal para salvar a las naciones del yugo del capitalismo. El sentimiento de rebeldía y la fe en el civilismo fue lo que provocó el holocausto al furor revolucionario. Fue la revalorización de la libertad y la dignidad del hombre de no seguir aceptando la sumisión al tirano oriental, lo que condujo al fin de ese supuesto bello paraíso secular. El camino a la libertad, es el camino más difícil para el hombre. Es un reto espiritual asumirlo como atajo para hacer un hombre libre, por cuanto esto implica riesgos y desafíos ante la tentación autoritaria que todos llevamos en nuestras mentes. La libertad es el único símbolo sagrado que debe permanecer como un valor universal y estar atento ante el acecho de la sombra y la oscuridad tenebrosa del demonio. Para uno de los grandes pensadores rusos Herzen,  le parecía insensato que toda ideología buscase sacrificar al individuo en aras de un futuro incierto. Herzen en una conversación con el socialista Louis Blanc, se percibe con claridad tal afirmación:

 

La vida humana es un gran deber social- Dijo Louis Blanc _: El hombre debe sacrificarse siempre a la sociedad - ¿Por qué? - Le pregunté de pronto. Cómo puedes preguntar eso- Es claro que todo el propósito y toda la misión del hombre es el bienestar de la sociedad. Pero no lo alcanzaremos nunca si todos hacen sacrificios y nadie disfruta. Está usted jugando con las palabras. Sí, debe ser mi confusión mental de bárbaro - Le contesté riéndome (Isaac Berlin, 1979: 174).

 

Sobre este diálogo, Isaac Berlín capta la naturaleza de esta preciosa reflexión de Herzen: "Con este pasaje alegre y aparentemente frívolo, Herzen resume su principio central: Que la meta de la vida es la propia vida, que sacrificar el presente a un vago e impredecible futuro es una forma de engaño que conduce a la destrucción de lo único que es valioso en los hombres y en las sociedades, al gratuito sacrificio de la sangre y la carne de los seres humanos en aras de abstracciones idealizadas"(Berlin, 1979, p. 374).

 

En fin, los sueños milenarios conducen a grandes tragedias históricas. Es el fin del hombre para fraguar mundos imaginarios y llevar la felicidad a hombres y mujeres de este planeta. Estos mitos universales se desmoronan como el fruto de una conciencia civil y libertaria que rechaza esta forma de conducir la historia de los pueblos. Sin embargo, la libertad como un fenómeno histórico siempre está en peligro por aquellas fuerzas sociales y políticas que comienzan a verla como un medio para justificar intereses personales de grupos y de clases. La libertad no solamente peligra por quienes la conciben como un instrumento de las clases dominantes sino por quienes también la defienden y la ponen en peligro por sus abusos y desmanes del poder. Por tanto, para preservar y proteger la libertad como único atajo para dignificar al hombre, es el de someterla a un orden racional, civilizado y bajo el imperio de la ley. Es la condición vital para darle continuidad a la convivencia humana en un marco donde todos nos podamos desenvolver libremente sin los abusos, los peligros y la tentación autoritaria.


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