María Rosa Amaral de Lippolis: Historia y poesía

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María Rosa Amaral de Lippolis: Historia y poesía[1]

 

 

Ramón Rivas Aguilar

 

Hay más verdad en la poesía

Que en la historia

Aristóteles

 

 

La profesora de historia antigua, de la vieja Facultad de Humanidades y Educación de la universidad de los Andes, María Rosa Amaral de Lippolis,  de tierras lejanas, de las pampas de Martín Fierro, la tierra del poeta Borges, comentaba en sus clases sobre la importancia  de los textos literarios  como senderos   para la reconstrucción de los fenómenos históricos. Corría la década de los setenta, cuando asomó tan interesante idea en torno a la relación profunda entre la poesía y la historia. Su trabajo de ascenso para optar a la categoría de profesor agregado “sobre la tiranía en la antigua Grecia” (1971) reveló sus dotes intelectuales y su capacidad inquisitiva para desentrañar la naturaleza de la tiranía en la antigua Grecia a la luz de la poética de Alceo de Mitilene. Hoy, los nuevos enfoques historiográficos que se despliegan en la era global consideran a la literatura una de las fuentes más ricas para explorar la vida del hombre en el quehacer histórico.

 

Por ese  camino, no de deja de ser interesante valorar  la obra literaria del célebre Homero  en  la Ilíada y la Odisea, obras que   describiera  la grandeza y la tragedia espiritual del pueblo griego y sus cantos a los dioses, a  los héroes y a los sabios. 

 

 

 

No cabe la menor duda, nos enseñó cosas hermosas del Cercano Oriente, de la Grecia Antigua y de la Roma Imperial.  De igual modo, dejó correr en sus clases la importancia de la geografía en la comprensión de estas civilizaciones que se entretenían con sus desiertos, islas y mares.  Insistía: “la geografía es un  significativo  camino para entender las civilizaciones del Cercano Oriente” De allí, la importancia del Modo de producción asiático para indagar las notas esenciales de un modelo político, económico y teológico cuyo poder descansaba  en el monarca y  en una casta de militares, de burócratas y sacerdotes. El monarca,  amo de la tierra y el cielo, representaba el poder absoluto y  el control  de la riqueza con el propósito de mantener  en estado de esclavitud y servilismo a miles de hombres y mujeres.  Sobre el antiguo y el nuevo testamento, narró con  delicia el origen y el destino de la libertad en el marco  de la Civilización Judeo-Cristiana. En  esos textos  literarios e históricos el hombre percibió la trascendencia  de la libertad para combatir  la arrogancia  y la soberbia de los imperios, de sus tiranos y de sus déspotas. En esa perspectiva, fueron los patriarcas los inventores de la libertad  como el hito fundamental que marcó el destino espiritual de  la Civilización  Occidental.       

 

Se nos fue con su inocente y noble mirada para alcanzar la inmortalidad en los cielos de la tierra de Gardel. En mi corazón guardo tanta belleza y  sabiduría de esta profesora que despertó en una generación la trascendencia de esas civilizaciones en el devenir histórico universal. No dejaba de mencionar que los poetas revelaban caminos inéditos del quehacer histórico para que los indagadores del pasado exploraran su sentido y su horizonte.  Fue el camino  que dejó en nuestras ánimas la profesora María Rosa Amaral de Lippolis: 

 

 

El poeta Alceo de Miquilene, testigo de los conflictos de una sociedad en rápida expansión, reflejó en sus poemas tantos los odios y rencores que despertaba en él sus enemigos políticos, como las alegrías y decepciones que lo unían a sus camaradas de facción. Es casi innecesario recordar que los textos literarios, examinados dentro del marco de la época que los vio nacer, adquieren especial interés porque en muchos casos contienen apreciaciones de los acontecimientos contemporáneos que permiten al historiador una mejor comprensión del pasado (Sobre la tiranía en la antigua Grecia”, 1971)

 

 

 

 Así, durante treinta años, en mis cursos de Economía Política, la literatura venezolana fue unas de las  referencias fundamentales   para indagar sobre el fenómeno petrolero y su impacto en la evolución histórica de una nación que ocupó un lugar significativo en la geopolítica en el Hemisferio Occidental. Es decir, La novela y la poesía  herramientas de importancia  para develar el quehacer cotidiano  de la Venezuela Contemporánea bajo la impronta del estiércol del diablo. Así, nobleza de esta bella profesora que nos indujo a explorar  aquellas civilizaciones que deleitaban  en los atardeceres con los misteriosos ríos que parecían caer de los cielos desérticos,  a luz de las fuentes literarias. Sí. Entre sus disertaciones  sobre  la complejidad de  esas gigantes  civilizaciones, señalaba   con fuerza  moral  el  significado espiritual  de la salida de los hebreos de Egipto, hace  35 siglos:  la invención  de la libertad.  El acontecimiento  histórico de mayor trascendencia de la humanidad    que marcó  el origen y el destino  vital de la Civilización Occidental   y su proyección    en la historia universal.  Hoy, en   peligro  por corrientes políticas e ideológicas, impregnada de estatismo, socialismo, comunismo,  colectivismo, y toda la variedad y la gama que derivan  de la ideología del género, del  veganismo, feminismo, ecologismo que  odia a muerte   la libertad. Así, pues,  sus lecciones históricas   desde  perspectiva literaria,  una lección  moral  para no olvidar   que la grandeza  de  la Civilización  Occidental  que descansa   en ese recorrido  histórico  como fue  la salida y el caminar  de los hebreos,  los inventores de la libertad. Los hebreos   que regaron  como una semilla  con amor,  con dignidad,  con coraje,  con sacrificio por  todo  el planeta, por más de 3500 años.   Mi eterna gratitud para  mi profesora María Rosa Amaral de Lippolis, que nos enseñó cosas hermosas sobre las civilizaciones   a la luz de la literatura. Como regalo de fin de curso,  sus alumnos le  obsequiamos la novela  Espartaco del escritor y novelista norteamericano Howard Fast por sus lecciones de historia del mundo antiguo.   

 

 

 



[1] En conmemoración de los cincuenta y cinco años de la fundación de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de los Andes.


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