El Sofista de Platón: Los Mercaderes del Saber

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El Sofista de Platón: Los  Mercaderes del Saber

 

Ramón Rivas  Aguilar

 

EXTRANJERO.-                                                                  

EL SOFISTA SE NOS MUESTRA,

SOBRE TODO, COMO EL  QUE TIENE APARIENCIA DE CIENCIA

Y NO UNA  CIENCIA  VERDADERA (EL SOFISTA)

 

 

 

El sofista, uno de los diálogos  de mayor significado filosófico de la obra  de Platón. En ese  bello dialogo, Platón resaltó  la importancia  del pensar  filosófico en un momento  en la que  su Grecia amada  parecía declinar la  pasión por la filosofía.

 

En efecto, fueron los sofistas los primeros  en cuestionar  a la filosofía como el único camino para alcanzar  la sabiduría. Hicieron  esfuerzos gigantescos  para extirpar en los ricos jóvenes atenienses  el amor por el quehacer  filosófico. Entonces, fue vital para Platón desmontar los enunciados  que  los sofistas   emplearon  para destruir  el fin último de la  filosofía: la  búsqueda de la verdad. Es  decir, develar el ser. Por ello, era ineludible recorrer las distintas  fases del pensamiento filosófico con el fin de despejar los errores  que  indujeron a los sofistas  a falsificar la esencia  de la filosofía.

 

Por tanto, Se intenta   examinar  el contenido  y los rasgos  de unos hombres que se arrogaron  con cierta  vanidad un tipo  de saber  que le trajo beneficios económicos: vender  en los ricos atenienses  un falso conocimiento por unas cuantas  monedas. Pues, bien  el argumento  central de los sofistas  partió  de  una celebre  premisa  en boca de  uno de  sus  protagonistas (Protágoras), que se recoge en uno de los diálogos de Platón  titulado, Georgia. Para Protágoras, esa   premisa consistía en  negar la verdad  objetiva y, como consecuencia, según él  conocimiento  se derivaría desde una perspectiva individual. Por tanto, era  subjetivo y relativo.

 

Platón, en el Protágoras, en palabras  de Sócrates, sobre  este aspecto  señaló: “el sofista es un mercader de todas las cosas que  se alimenta del alma” (288). Más adelante, manifestó a Hipócrates  en el mismo dialogo, los efectos perversos que correría  el “hombre medio”  con la venta del falso conocimiento “Porque  el riesgo que  se corre en la compra de los bienes espirituales son  mucho mayor que el que se  corre  en la compra  de las provisiones  de boca” (288). En tal sentido, Platón   en el mismo  dialogo a través de Sócrates “ sugirió  consultar sobre  esas cosas, aquellos  de mayor  experiencia  y sabiduría por cuanto ellos (los embaucados)  son presas  fáciles de engañar con esa elocuencia  pomposa de los sofistas.

 

En otros  términos, el hombre de la espalda  ancha, recomendó “laconizar la filosofía: brevedad  y profundidad”. En  todo caso, ¿cómo combatir de manera  seria y responsable  según  Platón  a los  sofistas?  Pues  bien,  desentrañando  su naturaleza y determinando  sus notas  esenciales.

 

En ese  marco, Platón  empleó  un camino  muy eficaz la figura del pescador que tiene una manera y un arte de atrapar  peces en el río y en el lago como un cebo, una carnada. Por eso, según Platón los sofistas  se valieron  de  una falsa ciencia  y la utilizaron como  carnada  para entusiasmar a los jóvenes  ricos  con un tipo  de conocimiento negador del quehacer  filosófico. Un tipo  de saber, constituido por bellas imágenes, alegorías y fantasmagóricas que expresa  el no ser.

 

Seguramente, el surgimiento del sofista tiene que ver con unos  cambios  históricos, políticos y sociológicos producto de la dinámica mercantil. Una  dinámica que determinó  que tanto las cosas  materiales como las culturales fueran parte  del intercambio. Y una de ellas, los bienes  espirituales que,  en manos  de los sofistas, fueron  transformados en objeto de compra-venta.

 

En otras  palabras, la filosofía desde esa  perspectiva  entró en una etapa  difícil y critica. De allí, la preocupación por  parte  de Platón  por salvar un  sendero que enalteció al espíritu  del pueblo griego, como   fue  la filosofía. Asumió  una tarea gigantesca  desde  el punto  de vista intelectual para proteger  y evitar en fin del pensar filosófico en Grecia, en manos  de unos  mercaderes del saber. Por eso, debía  “moralizar  a una sociedad  que podría  sucumbir  ante unos sabelotodos  que produjeron un tipo de conocimiento, con una elocuencia  y una retórica, engañando a los ricos jóvenes  de  Atenas por  unas cuantas  monedas ( notas tomadas de la cátedra  Historia  de  la  Filosofía  Antigua, dictada por el  filósofo Miguel Montoya).

 

No cabe  la menor  duda, que Platón percibió  los cambios  políticos, sociales y culturales  de su Grecia amada con efectos significativos  en el ámbito de la filosofía. Sabía que la filosofía corría peligro ante la presencia  de unos mercaderes  que vendían  un tipo  de saber por  unos cuantos  óbolos. Se  insiste, que Platón se vio en la necesidad de examinar exhaustivamente de  qué se trataba, en definitiva, los rasgos que determinaban esa nueva corriente  filosófica  en manos  de los sofistas.

      

¿Cómo  definirlos  y deducir sus atributos esenciales?

 

En el sofista, un bello dialogo, a través de  Teetetes (El Extranjero) hizo un  conjunto de interrogantes  que fue respondiendo y descubriendo  el modo de ser de los sofistas. Comienza diciendo El Extranjero… debemos, sino me engaño, empezar por el sofista, indagando y explicando claramente  lo que es:

 

Extranjero.- resulta Teetetes, de todo lo que acabamos  de decir, que por sofisticas debe entenderse  el arte  de apropiar, de adquirir con violencia, a manera  de la casa  de los animales andadores, terrestres y domesticados, la caza de la especie humana, caza privada, que busca  un salario a dinero constante, y que,  con el aparato engañador de la ciencia, se apodera de los jóvenes  ricos y de distinción (Diálogos socráticos/Filosofía: El sofista. http://www.proyectosalonhogar.com,2006,pp.13-14.)

 

 

En ese juego  tan interesante entre preguntas y respuestas, el filósofo  ateniense  precisó  las características del comportamiento de los sofistas  en cuanto a una forma de manejar un saber  con el fin  de distorsionar  la esencia  de la filosofía: develar  la verdad. Una palabra clave  derivó  en Platón  para  demostrar  esa manera de cómo  los sofistas intentaban  embaucar a los  jóvenes ricos atenienses con un saber  no filosófico: cazar. Y así, expresar  las formas que revelan la naturaleza  del sofista:

 

Extranjero.- Si no me engaño, primero hemos encontrado en él un cazador interesado de jóvenes  ricos…

Extranjero.- después, un mercader  de conocimiento para uso del alma.

Extranjero.- En tercer  lugar, ¿No nos ha parecido  como una especie  de traficante, al por menor, en estos mismos objetos?

Teetetes.- Sí; y, en cuarto lugar, era un fabricante de las ciencias que vendía.

Extranjero.-  Lo que recuerda es  exacto. Voy, a mi vez, a recordarte la quinta forma del sofista. Es un atleta, en los combates de palabra, hábil en el arte  de discutir.

Extranjero.- En cuanto  a la sexta forma, hemos vacilado. Sin  embargo, la hemos definido diciendo, con cierta  complacencia, que  es un purificador de las opiniones que estorban la entrada de la ciencia en el alma. http://www.proyectosalonhogar.com,2006,ppp.15-23).

 

Para llegar  a ese camino y  obtener  unos resultados económicos, los sofistas  según  Platón  utilizaron  una vía  que  denominó el arte  sofista. Es el arte de la disputa y de la controversia que manejaron los sofistas, para demostrar e impresionar  a los ricos jóvenes atenienses  de cuán errados estaban los filósofos tradicionales  y del alcance  de  una nueva  sabiduría que tenía un precio  en el mercado.

 

En esa perspectiva, Platón  reveló un sendero que permitiría a lo largo  del  dialogo  El sofista, depurar “un tipo de saber falso, retórico, elocuente en labios de los sofistas, que distorsionan la verdadera filosofía. La  búsqueda  de la verdad”. Es decir, el camino de la confrontación de las ideas, el método  de la refutación, un proceso de purificación, de  discernimiento que conduciría  a conquistar  la verdad: develar el ser. Someter las ideas  y ponerlas a prueba con la realidad. Era  el camino  verdadero. De lo contrario, al no  someter   las ideas a contrastación, Platón diría es un mal educado:

 

Extranjero.- De todo esto, mi querido Teetetes, es  preciso concluir que,  en el método  de refutación, consiste  la más grande  y  poderosa  de las purificaciones, y el  que nunca  ha sido refutado, aunque  fuese el rey de Persia, como tiene impura la mejor  parte  de si mismo, es preciso considerarle como mal educado, y  desarreglado, precisamente  con relación  a cosas, en que el hombre que quiera  ser verdaderamente dichoso, debería mostrarse  como el más puro y bello del mundo.

http://www.proyectosalonhogar.com,2006,pp.14-23)

 

Una pregunta ¿Qué  es lo que tenía que poner en claro  Platón para  desentrañar la falsedad  de los sofistas que estaban perjudicando el saber filosófico. Poner  a prueba  en qué medida los fundamentos filosóficos  de Parménides  y  Heráclito eran verdaderos. Cuáles  eran  sus límites y alcances para patentizar el ser. En efecto, los sofistas  negaban  el ser de Parménides y simpatizaban con el no ser de Heráclito. En qué medida existe  el ser y el no ser. Habría  un tercer camino, una  síntesis  creadora que pudiera  mantener  en la misma  dimensión el ser y el no ser. Hasta ahora, no lo sabemos. Por  tanto, Platón  en la sección  tercera  del El Dialogo  despejó la mayoría  de tales interrogantes y construyó u atajo en el campo de la filosofía que, condujo definitivamente, a su célebre teoría de las ideas. Para él,  era vital salvar su  teoría de las ideas, inmóvil, incorpóreas, inmutables que negaban los  sofistas. Porque  éstos  embriagaban sus sentidos  con las opiniones  de la vida  cotidiana, que  mudaban a cada instante. Por  supuesto, que Platón  estaba en desacuerdo radicalmente con tal planteamiento.

 

En este caso, Parménides  jugó un papel esencial en la configuración de una  teoría  de las ideas, del ser y sus notas fundamentales  que asimiló de manera racional Platón. Fue el reto y el desafío que asumió Platón para  fortalecer y consolidar una filosofía  que tuviera como propósito alcanzar la sabiduría: la búsqueda del ser. 

 

En fin,  el  Dialogo El Sofista, Platón  logra definir  y caracterizar a esa escuela  del pensamiento filosófico denominada Los  Sofistas. De igual modo, utilizó  la imagen del pescador  de caña como una metáfora  con el objeto de compararlo con el sofista como un pescador que manejó como cebo una falsa sabiduría para engañar. Asimismo, se puede  perfilar el descubrimiento  en Platón del método de la refutación como una  vía para poner a prueba con la realidad  las premisas  que precisaron  los  sofistas  para distorsionar y falsificar el saber filosófico. Y finalmente, se asoma ya  su célebre teoría de las ideas. Un punto  de inicio  para  el filósofo Aristóteles, uno  de los gigantes  filósofos de la historia de la humanidad, quién dio  su toque final   a los sofistas, mercaderes del saber,  al desmontar  con   su  teoría de la verdad objetiva toda la arquitectura  de razonamientos  de los sofistas,  enemigos  de la filosofía,  que pretendían  hacer   del saber un negocio  para   complacer   a los ricos     del mundo  ateniense. No obstante, hoy  se renuevan  y se enriquecen  con la dinámica    de una civilización  que hace del saber  un inmenso negocio,   despreciando   la naturaleza  de la filosofía y la ciencia  el sendero para la alcanzar la belleza, la  magia y el misterio    de la búsqueda  de la verdad  como  regocijo divino  para alimentar  el alma   de nuestras vidas en este mundo de grandeza y miseria.  Los neosofistas y los nuevos mercaderes   en este mundo   con el  espíritu mercantil   a costa de una falsa sabiduría, vacía y sin ningún  contenido ético y espiritual.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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