España, el peligro yanqui y la renovación
espiritual del
Día de la raza (1898)
Ramón
Rivas Aguilar
La Europa no ha
perdonado todavía a España la gloria del
descubrimiento. El acontecimiento de
mayor trascendencia que haya realizado
la humanidad a través de los siglos…, Pues, todas las
rememoraciones posteriores se derivan
de este asombroso suceso… Empresa
ésta ardua y ciclópea que no tiene términos posibles
en los anales de todos
los pueblos (Valeriano Ruiz Velasco “El padre Zacarías Vizcarra y el ideal de
hispanidad. Basileo, año II, N.7. P.7-11.
Madrid, enero de 1936).
El año de 1898 una
fecha histórica que puso fin al vasto
imperio español con la pérdida de sus últimas colonias. Para bien o para mal,
Estados Unidos aceleró la muerte del colonialismo español al liberar de sus
dominios a Cuba y otras islas. Sus consecuencias fueron inmensas para un
imperio en manos de príncipes y papados. Por un lado, los Estados Unidos
iniciaron en forma sistemática a partir de esa fecha un proceso de
modernización hacia Iberoamérica. En ese sentido, la Revista Unión Panamericana
recoge los postulados básicos de esa dinámica modernizadora. Y, por el otro, la
decadencia histórica de España sería enjuiciada política e intelectualmente por
las generación del 98. Así, los yanquis expandían su poder político y económico
hacia Hispanoamérica; mientras tanto España sufría una crisis espiritual que
debía ser renovada con la mirada poética, novelista y ensayista de los hombres
del 98: Retornar hacia el interior de una geografía, de una historia y la idea
de nación tan acariciada por Cervantes. Así, el nacimiento de la intrahistoria fue una respuesta a una historiografía
que sólo valoraba las figuras gloriosas de los emperadores, de los príncipes,
de los monarcas y de los papas, dejando por fuera al hombre de carne y hueso,
el hombre de los días y de las noches. La pequeña historia, una modalidad
historiográfica que puso fin a la desgatada historiografía imperial,
soberbia, arrogante y vanidosa.
En perspectiva filosófica,
el pensador de Guadarrama, la
bautizó con una nueva manera de ver el
mundo histórico: Historiología. Es decir, el hombre de carne y hueso, en su mundo, en su circunstancia, como una relación de mutua inmanente. El hombre, su vida, su grandeza, su miseria,
su destino vital, en el entorno, natural
y social, labrando
desde el presente su pasado y su futuro.
Sin duda alguna, con la generación del 98
renacería España como Estado y como nación sin los atributos imperiales. Una
nación que tenía que modernizarse para ponerse en sintonía con el espíritu
liberal de la época. En esa compleja dinámica política en la que se movió
aquella España, agonizante y enclaustrada en sí misma, un conjunto de políticos
e intelectuales se planteó renovar los lazos históricos entre España y América
mediante la revalorización espiritual
del día de la raza. Con ese fin, ellos fundaron, en el año de 1898, una revista
titulada: Iberoamericana, llegando alcanzar hasta tres mil ejemplares, a fines
de los años 20, del siglo pasado. La revista se mantuvo hasta esos años, en la
que no sólo escribían políticos e intelectuales de España sino también hombres y mujeres de Hispanoamérica.
Esta publicación tuvo dos aspectos fundamentales: Primero, cuestionar el
espíritu imperial de los yanquis en América Latina que sólo buscaban convertirnos
en simples factorías; y segundo, persuadir a los pueblos de América de las
bondades históricas y espirituales del día de la raza para iniciar un nuevo
resplandor en nuestras naciones. Rodó, el novelista uruguayo, fue uno de los más
representativos de esa visión del poder del espíritu contra el dinero, el
comercio, el mercado, la expansión imperial: Ariel. Es decir, la revista
pretendía con sus trabajos escritos rescatar la trascendencia del Día de la
Raza para proyectarse en los nuevos tiempos contra
el imperio yanqui. De lo que se trataba era de sensibilizar a hombres y mujeres
de Hispanoamérica de los peligros de los poderes del imperio yanqui que
destruiría el patrimonio cultural de América tan importante para todos. Desde
Mérida, en el año de 1913, Gabriel Picón Febres, hijo, escribió un célebre
artículo “La expansión yanqui”. En ese
artículo, el merideño enjuicia el poder negativo de las empresas
norteamericanas en la economía de América Latina. Para evitar esa situación de
tal naturaleza, era necesario impulsar una política
nacionalista y proteccionista.
Así pues, hoy 12 de
octubre de 2024 se cumple un año más de aquel día en el que dos razas se
encontraron en la historia. Por ello, es
importante recrear aquel momento histórico de aquella España que perdía el
poder imperial y que buscaba abrir nuevos horizontes para un mayor acercamiento
con Hispanoamérica mediante la renovación cultural del día de la raza. La
revista Iberoamericana, constituyó un intento político e intelectual para
convencer a España y a Latinoamérica de la necesidad de estrechar lazos de
solidaridad y así impedir que el imperio yanquis destruyese la vida material y
anímica que se cimentó desde el
descubrimiento de América. Sin embargo, hoy
España y América están
bajo la impronta de las
fuerzas de la globalización que están delineando un orden civilizatorio que nos depara un
futuro esperanzador. La democracia, el libre mercado,
un nuevo paradigma energético, nuevas tendencias culturales y religiosas y
formas de ver los fenómenos históricos,
nos obligan desde Hispanoamérica
repensar el día de la Raza y así estar
en sintonía con una gigantesca
civilización que privilegia la libertad
individual como senda del progreso
material y espiritual de las naciones. Lo que no representaría de ninguna
manera una ruptura con nuestra
tradición. De ninguna manera. Todo lo
contrario, llevamos nuestro pasado
histórico con su grandeza y
miseria hacia un mejor porvenir. Uno de
esos elementos culturales que se ha de
recuperar para estos tiempos tan
maravilloso para el destino vital del hombre en la tierra, la importancia intelectual de la tan olvidada Escuela de Salamanca (XVI-XVII), pionera de
la Escuela Austriaca, que desde una
perspectiva teológica, ética, jurídica y económica promovió los
postulados de los derechos
naturales del individuo, del libre mercado y de gobiernos liberales.
Hoy esos principios se revalorizan cuando la historia universal se encamina
hacia una sociedad liberal. Recordar el Día de la Raza, es pasar por el corazón
de forma imaginaria la grandeza
espiritual de esa Escuela, defensora de
los derechos individuales ante la gigante maquinaria del estatismo y el absolutismo de aquellos
siglos.