Julio César Tallaferro Delpino: legado histórico (1937-2024) Maestro Inolvidable

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Julio César  Tallaferro  Delpino: legado histórico     (1937-2024)

 Maestro  Inolvidable

 

 

                                                                                                       Ramón Rivas Aguilar

 

 

 

 

Los  poetas  y los filósofos griegos, en la  antigua  Polis, en la bella aventura intelectual  de  develar  los misterios, la magia y la belleza de la existencia humana y su conexión vital con el  cosmo,  solían  definir al maestro como aquel  que entregaba cosas  hermosas. Sí. Julio Cesar Tallaferro Delpino,   fue un maestro que  entregó cosas hermosas a su familia, a sus hijos,  a sus nietos,  a sus amigas, a sus amigos, a la vida,  a sus alumnos Y a sus discípulos.  En su ánima  una  inquietud vital  que mantuvo  hasta el fin de su existencia: su fe por la historia y  la investigación  para examinar con discernimiento  la naturaleza de los eventos históricos y  su proyección en el tiempo. En ese marco vital,  una de sus  pasiones la Economía Política, un campo del saber para explorar la génesis,  la evolución, la transformación   y la  perspectiva  de las sociedades en general. En ese horizonte, su idea sobre la voluntad, la capacidad y el saber  para hacer  de la historia  un camino  y alcanzar la utopía mediante  las revoluciones sociales. En esa trayectoria ideológica,  en ese trajín político,  en las luchas diarias para lograr la Arcadia de la tierra prometida descubrió los horrores del totalitarismo.  Las banderas y los símbolos de la Hoz  y el Martillo, en  más del 50 por ciento de la población mundial,  una tragedia histórica, un infierno,  que pretendió liquidar los valores  esenciales  de la Civilización Occidental. Comprendió los horrores del comunismo. En un instante, en un momento  de su inquietante vivir,  confesó: no quiero eso para mi país. Un acto de dignidad,  de coraje  y de responsabilidad con el destino  de su patria, la Provincia de Venezuela. Ello,  no  significó, bajo ninguna circunstancia,   abandonar la historia  y lo que representaría para él,   el  mundo de la investigación histórica. Un campo  en el que dejó  un legado de importancia para futuras investigaciones sobre  el quehacer vital  de la Provincia de Venezuela  y de la región  de  Mérida.

                    

 

Un político,  un dirigente universitario,  un hombre  comprometido con  la cultura, con el mundo social, un académico, un profesor universitario,  un historiador y un  investigador.  Mantuvo  a lo largo   de su vida   una trayectoria intelectual  que desplegó  mediante un  conjunto de escritos, conferencias y conversaciones, revelando  distintas  fases  en la que se descubre  un marco referencial historiográfico. En ese sentido, su obra intelectual  se puede apreciar   en distintas miradas para comprender los procesos  históricos venezolanos. Un poco de historia.  En una primera etapa  de  su vida  intelectual, sus reflexiones  e investigaciones históricas estuvieron bajo la impronta  de la teoría marxista. El estudiante  y  profesor universitario, en un contexto histórico  de carácter mundial,  nacional y regional,  con la influencia determinante de la  ideología  marxista,  una herramienta política  y teórica para  examinar  los fenómenos históricos  latinoamericanos  y nacionales.  En esa dimensión vital,  ingresó  a la Escuela de Historia de la Facultad de Humanidades y Educación,   de La  Universidad de Los Andes, en el año de 1960.

En ese  quehacer de su vida política y como estudiante  de historia,   obtiene el título  de   Licenciado en Historia de Venezuela y América, en  el año  de 1964. Se incorporó de inmediato  a  la Escuela de  Historia, como profesor, impartiendo sus primeras  materias  de Historia de Venezuela  y América. Sin duda alguna,  sus  primeros pasos  para el inicio  de la exploración de los hechos históricos bajo la impronta del enfoque marxista,  cuya preferencia  la fue orientado  hacia  el campo   de la Economía Política y la historia económica. En  aquellos  días,  de luchas políticas e ideológicas entre el mundo libre y el mundo totalitario,  cuyo impacto irradiaba el espíritu universitario, el profesor  Julio César Tallaferro, en sus manos la biblia de aquellos momentos de pugnas ideológicas, el libro de Pedro Paz y Osvaldo Sunkel: El desarrollo latinoamericano y la teoría del subdesarrollo. Es  decir, el novedoso enfoque  de la teoría dependentista  y  la Revolución Cubana,  doctrina  y política para hacer de la   historia un arma de combate contra el imperialismo y así lograr  la construcción del socialismo en un país tropical: Venezuela, el país  del oro negro. En esos afanes ideológicos andaba nuestro estimado  colega Julio César Tallaferro. La combinación de la ideología con   la academia y la revolución,  con sus andanzas por América  Latina, con la célebre  plataforma política: La Tricontinental. Así, en esa faena vital, recorrió  los senderos    del mundo  internacional    en defensa del socialismo contra el imperialismo. Una gigantesca actividad política e ideológica de este colega,   hasta alcanzar  las llanuras  de Mongolia, con la hoz y el martillo,  revelando los misterios de   aquel  extraordinario  jefe  que  tuvo a punto  de liquidar  la civilización  Occidental,  por aquellos años del siglo  XIII (Gengis Kan: gobernante universal).Este  sereno y silencioso amigo, estuvo  en la cumbre del comunismo mundial. Entre otras cosas, recuerdo cómo  nos hizo llegar a nuestras  manos,  a finales de los años sesenta, las dos Declaraciones  de la Habana,   dos manifiestos  que su  lectura   nos iluminó el camino  hacia  el fin  del imperialismo norteamericano y  la  llegada   esplendorosa  del paraíso, de la utopía, de la tierra prometida. La ilusión de una creencia  que mostro el rostro  auténtico  del totalitarismo: el odio y la destrucción  de la dignidad  humana. EL  vivió el monstruo en su entrañas. Siempre me decía: “Amigo Ramón no quiero esto para mi país. No. Además, sé lo  que representa  el chavismo,  para el país,  en los próximos años”. Quizá fue una intuición histórica; “la  nación va hacia su propia  destrucción material y cultural”. Por otro lado,  agradezco a este amigo generoso, el contacto con la gran figura  histórica José Martí. Un aliado  histórico del gran hombre de la literatura colombiana  José María Vargas Vila. Ambas figuras desarrollaron una intensa campaña antimperialista desde N.Y. A pesar de esos avatares políticos e ideológicos bajo la impronta  del enfoque marxista, Julio nunca perdió  su pasión  por la historia, por la economía política,  por la historia económica y por el pensamiento  económico. En ese sentido,  enriqueció  su investigación  histórica  con  nuevas formas  historiográficas   de interés vital para sus propios   análisis  de los eventos históricos. Así, por ejemplo,   la historia social y  la egohistoria, dos herramientas  teóricas  para   abrir   sus propias investigaciones  y darle  un contenido  enriquecedor, diverso y plural. Un afortunado historiador que tuvo el privilegio   de hacer  estudios  de Post-grado,  en la Universidad Central,  con una beca otorgada por la Facultad de Humanidades y Educación, en el año de 1968.Inició sus investigaciones históricas  en el Instituto de Investigaciones Económica  de la UCV. En esa dirección, participó  en el  célebre proyecto Obra Pía Chuao (168-1825)  en el marco historiográfico de la Propiedad Territorial Agraria de Venezuela, bajo la responsabilidad  de una Comisión de Historia,  integrada  por  el economista Domingo Felipe Maza Zavala, el historiador y economista Eduardo Arcila Farías, el historiador Federico Brito Figueroa y el geógrafo   Ramón A. Tovar. Cuenta ese maestro,  que Salvador de la Plaza,  influyó  en su ánima  por  la investigación histórica. Fue un privilegio, único en su vida intelectual, contar  con estos maestros, en esa hermosa tarea histórica  de discernir  sobre la complejidad   de una Hacienda, la Hacienda Chuao, de una empresa económica, social y cultural  en el mundo colonial. Una experiencia vital,  un saber, un conocimiento  con las herramientas  del enfoque  marxista, con unos resultados de riqueza historiográfica, más  allá  de los    dogmatismos, esquematismos y determinismos. Una visión creadora, un camino  novedoso para estimular investigaciones de tal  naturaleza en  los años  venideros.


Así, pues,  el profesor Julio Cesar Tallaferro, por aquellos años en la UCV, entusiasta, lleno  de ilusiones retorna a la universidad de Los Andes para explorar nuevas investigaciones históricas en la Provincia de Mérida. Así, inicia  su faena histórica en ese campo, cuyos resultados  se perfilan con su  trabajo para ascender a la categoría  de profesor agregado, titulado La Hacienda   Estanques (1721-1877) (Mérida, abril de 1969): Apuntes para su historia.  Con este trabajo  historiográfico el profesor Julio César inaugura un nuevo   campo  de estudio  histórico en la Provincia de Mérida: pionero en los estudios de la historia económica y social, en el contexto geográfico  de los andes  y su impacto  para el intercambio   comercial internacional.  Con una  singularidad significativa  en la que el factor familiar, los nombres y apellidos, heredan, pugnan,  negocian, concentran y dispersan  la propiedad,  hasta   su desaparición  con el tiempo. De igual modo, algo de importancia vital  para destacar  en este trabajo, es  el poder eclesiástico de  cómo y de  qué manera  acumuló  riqueza liberando  a los propietarios  del pecado. Sorprendente y asombroso de como el camino de la confesión y el perdón enriquecen a la iglesia. Un factor mercantil y financiero  para los préstamos y cobro de interés. Por esto y otras razones, este trabajo  constituye  una fuente primordial en el ámbito historiográfico  para   promover investigaciones  sobre    el desarrollo  de la historia económica en la Provincia de Mérida.


En ese orden de ideas, Julio César Tallaferro,   entre  otras  de   sus pasiones   un interés por  el pensamiento económico español y su impacto en la vida colonial y su trayectoria a lo largo y ancho de la República. Sin duda alguna, la figura descollante de Eduardo Arcila Farías, estudioso  del tema,  animó  a nuestro amigo  desarrollar una línea de investigación en ese campo.


El espíritu de Julio César Tallaferro, comenzó sus estudios de post-grado en una  universidad en N.Y, consolidando, aún más  sus conocimientos sobre el marxismo. El economista  norteamericano Heilbroner, fue otro de sus maestros, que examinaron con rigor y  disciplina  el capital de Carlos Marx.  Como  resultado  de esos estudios  sobre el capital, un trabajo de ascenso  de interés  para  la historia económica de Colombia y Venezuela: El  capitalismo y su transformación, en Colombia.


Una trayectoria vital (1964-1980), un aprendizaje historiográfico, que bebió  de sus  maestros,  para  dar rienda a su espíritu   y  así iniciar esa bella  tarea  de enseñanza  con sus  alumnos  el  maravilloso campo  de la investigación histórica.


En esa faena  vital, su interés  por la investigación histórica  se amplía con  nuevos    enfoques teóricos sobre  la historia social y la ego historia ,   sin olvidar     su pasión  por el pensamiento económico español y su influjo  en la colonia, así como  también dar una mirada  a la escuela de Salamanca,  el federalismo  en la región de Mérida. En la década de los 80 y 90, de grandes  transformaciones globales estaban cambiando el rumbo  histórico  de la   historia universal. El fin de la utopía, el  auge de la democracia representativa del libre mercado,  de la crisis  de los grandes relatos historiográficos  universales, la expansión de los estudios  de la historia  social,  de las mentalidades,  de la historia material, de las representaciones, de los temas culturales, de la pequeña historia, de la intrahistoria, de la historiología,  una gama de  corrientes historiográficas para examinar   la historia  en sus distintas   miradas y perspectivas. En ese marco de complejidad historiográfica,  nuestro  colega  no escapó  al influjo de esas corrientes  de pensamiento histórico. En otras  palabras, su espíritu  a tono con  esas corrientes historiográficas,  inició campos  de estudios sobre fenómenos particulares  de la historia de la Provincia de Venezuela y de la región de Mérida. Así,  en conversaciones, en conferencias,  en discursos,  artículos  y ensayos,   Julio César Tallaferro, afinando   su palabra y su escritura   con nuevos temas novedosos  sobre la historia social   y sus implicaciones en casos    concretos   sobre la nación y  la región de Mérida.  


Entre otras cosas,  su inquietud por los temas del pensamiento económico  colonial,  el descubrimiento  de   la Escuela  de Salamanca  y   las cuestiones del federalismo, fueron parte significativa  de estudio en esas década de los ochenta, los noventa   y  parte    de los años del tercer milenio. Una gama  de  intereses historiográficos sobre   su amor por Venezuela y   su segunda morada: Mérida. En ese orden de ideas, estuvimos trabajando  en un proyecto sobre   una escuela de pensamiento que denominamos  Escuela Venezolana de Economía.  Su propósito era examinar la importancia de la Escuela de Salamanca, una escuela liberal, en la constitución del pensamiento económico   nacional.


En esas faenas historiográficas, en la que  tuvo una presencia significativa   el  enfoque marxista, la historia social y otros estudios de interés  por el pensamiento  económico colonial,  la Escuela  Salamanca y el federalismo. Desde esa nueva perspectiva,  comenzó  a experimentar  una profunda madurez  en su espíritu sobre cómo  y de qué manera abordar  los eventos históricos  sin la  presencia de las fuentes documentales. Un proceso de liberación    de los folios   para comprender  e interpretar   los hechos históricos,   desde  su experiencia vital,  en  que  vivió esos procesos históricos internacionales, nacionales y regionales.  Una carga de individualidad y subjetividad radical de su vida en la participación de esa dinámica  histórica,  que no están  en las bibliotecas. Se trata ahora del hombre de  carne y hueso en su faena  vital.  


En búsqueda de su destino  para darle  sentido  a su existencia, se trataba ahora de narrar su propia historia inmersa en la sociedad  venezolana, en el mundo Latinoamericano, internacional  y regional. Se trataba de la biografía de un político  y de un historiador y  su   papel   en los eventos históricos  que vivió  intensamente  y  que  lo   expresó  con lo más hermoso  que la divinidad le  ha otorgado al hombre: El lenguaje. Un hombre libre  no sometido  al rigor  de las fuentes primarias y secundarias,  en su estadio de madurez intelectual que  construye su  propia historia desde su experiencia vital. El historiador francés Pierre  Nola  denominó  ese proceso  Ego historia. En efecto. Esa dimensión vital,    había preparado para un conjunto de amigos una conversación sobre   la historia  que él vivió con pasión  entre  1964  y el 2024. El lugar escogido había sido la casa de sus amigos entrañables César y Claret. Los sorprendidos fuimos todos sus amigos cuando nos enteramos de su  inesperada partida. 

  

Su vida en ese desplegar de la temporalidad por descubrir   su autenticidad,  develando     en  el horizonte  esa maravillosa  y rica combinación desde distintas miradas historiográficas: la visión marxista; luego la historia social y por  la  Egohistoria. Una   riqueza historiográfica   que en su  imaginario  describe el  eterno retorno   de esa trilogía: un venir, un andar en un ritmo circular de los procesos historiográficos.

 Julio César Tallaferro, un hombre, un académico y un historiador dejó un bello legado historiográfico  en el  ánima  de las humanidades.  Su fe por la historia y por la investigación  representó una fuerza vital   para otear   en  el  horizonte  los nuevos  procesos  históricos  que estaban  cambiando  el  origen y el destino de la Civilización Occidental.  En largas conversaciones  por vía  telefónica, reiteraba  a cada instante como la historia como  evento y conciencia  ya no será la misma. Vendrá una era, un oleaje historiográfico incierto,  confuso  y desconcertante. Es  decir, todo ello significaba el fin de la certeza, de la objetividad histórica  y   las  formas  de historiar sobre la base de la causalidad. El hombre y su mundo,  inquieto y mirando el futuro  a cada instante. Así era su espíritu. La historia para Julio César Tallaferro Delpino significaba futuro más allá del instante  que es el presente y el pasado en los viejos sótanos.

Quiero terminar estas breves palabras  sobre   este noble amigo,  generoso  y bondadoso,  con una anécdota   que muestra   la belleza y la grandeza de su  condición humana. Solía recitar de memoria  un hermoso párrafo sobre el sentido verdadero de lo que  representaba para  él las tertulias. Decía: “las tertulias   es una forma   para conversar cosas sobre la vida  con la mayor  libertad posible, entre amigos, en esos instantes divinos del ocio”.

“L a tertulia   es una institución  de la amistad  y de la opinión pública. Es  una pausa de la vida  que reflexiona  sobre la vida, una reunión ociosa de amigos  que comparten  un poco sobre  el mundo  y opinan libremente”

 


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