A propósito del
escrito del historiador Alexis Berríos
sobre Juan Vicente Gómez
Ramón Rivas Aguilar
En el esclarecedor
escrito del historiador Alexis Berríos
sobre la figura de Juan Vicente Gómez,
publicado, en las redes sociales, como medio tecnológico para pensar lo histórico, destaca
el papel estelar de la
personalidad compleja del hombre de la
Mulera en la conducción de un
país al borde de su desintegración
física, económica, social y
cultural. Aquella Venezuela, del siglo XIX,
entre el caos, el desorden, la violencia, la barbarie; en fin, exhausta
material y espiritualmente,
ingobernable. En una aventura
histórica, Castro y Gómez, con una
multitud de 1.500 jóvenes, cuyas edades oscilaban entre 16 y 25 años inicia la
conquista de Miraflores. Desde los Andes, con
el último héroe de la historia, el caballo y sus acompañantes las recuas
de mulas, en un largo recorrido
geográfico e histórico hasta pisar las sagradas e intocables calles de la ciudad de Caracas. Era la
célebre Revolución Liberal Restauradora, 23 de mayo de 1899- 23 de octubre de 1899, poco
estudiaba por los historiadores, sepultó lo que quedaba del liberalismo amarillo y abrió los senderos para
construir la Venezuela moderna.
Mientras el cabito se entretenía y divertía con su retórica
contra el imperio y su apetito y endemoniado erotismo, el General Gómez, en
su silencio vital, se figuraba el hombre del poder, el hombre providencia, dando la batalla final para cerrar
el ciclo de la guerra civil (1903) y, como consecuencia la paz en Venezuela. Era la prioridad
histórica el establecimiento del orden una consigna
que no tuvo ningún impacto positivo
en aquel siglo ingobernable.
Gómez, el leviatán criollo, su padre intelectual Vallenilla Lanz con su
texto sociológico el Cesarismo Democrático (1919). De allí, estableció
un marco institucional y un cuerpo
de ideas, de creencias, valores y símbolos bolivarianos
en torno al sentimiento de unidad nacional con el fin de preservar la paz. Dicho de otra manera, la
clave histórica para comprender en perspectiva el nacimiento del capitalismo, de la
industria petrolera y de la democracia. Sin duda alguna, un proceso histórico que se inició desde 1899 hasta la muerte de
Gómez. En esa trayectoria vital, una transformación de la sociedad venezolana mediante
un conjunto de reformas políticas, militares, jurídicas,
económicas, hacendísticas, fiscales,
diplomáticas, ideológicas y
culturales que marcó el destino
de la vida material y espiritual
de la nación, para bien o para mal.
Por ejemplo, la carretera trasandina
(1925), un ícono de la integración
física, geográfica, económica y espiritual de la Venezuela del siglo XX. Comenzó su construcción a
partir de 1910 y se inauguró en el mes de julio de 1925. Una hazaña histórica,
producto de la ingeniería venezolana,
con presos o sin presos, como ya es costumbre escuchar en los pasillos del país. En esa dirección,
la participación de Venezuela en el Congreso Panamericano de Carreteras, que
se realizó en Bruselas, en el año de
1934, una muestra de la política de vialidad propiciada por Gómez que alcanzó
los 8.000 Kilómetros de carreteras a nivel nacional.
Por
supuesto, las compañías petroleras tuvieron su papel en esa tarea titánica. Asimismo, el mapa político- militar que diseñaron ingenieros y arquitectos con
las ecuaciones de
la física y las matemáticas (1910) para conformar la infraestructura física y profesional de la institución
castrense. Un mapa político-militar (1910), la nueva concepción de las Fuerzas Armadas desde el punto académico, pedagógico, operativo y técnico para formar
un ejército a la altura de los
tiempos. De la misma manera,
las reformas económicas, hacendísticas y la
codificación de las leyes en
general, una contribución histórica a la formación de la Venezuela del siglo XX. Por otro lado, el historiador Alexis Berrios desarrolla
un aspecto que describe en su libro 1914: Una encrucijada para Venezuela: el tema de la
diplomacia internacional. Los mejores hombres al servicio de una
política internacional en aras de la paz
entre los pueblos.
En fin, gracias
a Alexis Berríos, un historiador que le ha dedicado por
muchas décadas su reflexión al estudio
de la pequeña historia y a otros
temas de importancia vital de la Venezuela del siglo pasado, sobre esas
líneas en torno a Gómez, la Trasandina
y la diplomacia, continua en esa
faena intelectual por discernir la naturaleza
histórica del hombre de la
Mulera. Un día recibió
de su compadre, el iluminado, un
rayo de luz que lo
convirtió en el hombre más poderoso del país;
en el constructor del Estado Moderno;
de la Industria Petrolera y el edificador de una
Política Exterior en defensa de
la neutralidad, la paz y el comercio
entre las naciones.
