Venezuela un país petrolero: Historia y conciencia

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Venezuela un país petrolero: Historia y conciencia

Ramón Rivas A

 

Venezuela es y seguirá siendo un país petrolero. Para bien o para mal, su vida material depende de esa fuente de energía que cambió el panorama mundial del planeta tierra a lo largo del siglo pasado. En efecto,  facilitó el petróleo el auge del automóvil, de la vialidad y del crecimiento urbano e industrial de la mayoría de las naciones del mundo. Asimismo, se produjo una pugna histórica entre las potencias imperiales para el control de vastas reservas petroleras, ubicadas en los pueblos del Tercer Mundo. Y, esto dio nacimiento a la geopolítica como una ciencia que contribuyó hacia el conocimiento y el dominio de los hidrocarburos, la sangre vital que alimenta la maquinaria industrial del mundo internacional. De igual modo, se creó un cartel petrolero, las siete hermanas, que mantuvo el dominio del mercado petrolero entre 1928 y 1980. Es decir, hasta que la OPEP asumió ese control con el proceso de la nacionalización de la industrial petrolera.

 

Por otro lado, se configuró en el Tercer Mundo un imaginario cuyo contenido simbólico se tradujo en una visión negativa y nefasta del petróleo en la vida de los pueblos de América Latina, Asia y África. Entre otras cosas, estas compañías petroleras son consideradas responsables de los grandes desastres ecológicos que se han producido en el planeta Tierra.

 

Hoy en los inicios del siglo XXI, el petróleo sigue siendo la fuente de energía más importante que está afectando las relaciones económicas y políticas en un mundo global que demanda cada vez más de los hidrocarburos. El mercado petrolero internacional se ha diversificado y se han constituido gigantescas mega fusiones entre las empresas petroleras privadas, como por ejemplo, la Exxon Mobil. Estas compañías invierten en nuevas exploraciones petroleras y al mismo tiempo en fuentes alternas de energía. De la misma manera, lo están haciendo los estados petroleros de la OPEP para generar empresas mixtas entre ellos y el sector privado. Finalmente, el ajedrez geopolítico mundial se ha complicado por los peligros del terrorismo y el fundamentalismo que ponen en peligro el suministro de petróleo tanto en Occidente como en Oriente.

 

Pues bien, Venezuela, no escapó al influjo de la complejidad petrolera internacional, por cuanto es parte fundamental del tablero geopolítico mundial. Posee un potencial petrolífero ubicado en sur del Orinoco, apetecido por las grandes corporaciones petroleras internacionales. Dentro de esa perspectiva, Venezuela es la nación de mayor importancia energética del Hemisferio Occidental. En otro orden de ideas, es el país de mayor experiencia en legislación petrolera en el Tercer mundo. Se formó un nacionalismo petrolero que ayudó a despertar a otros pueblos bajo las fuerzas de los imperios y las corporaciones petroleras. No es casual que Venezuela haya sido una de las naciones que más contribuyó a la fundación de la OPEP el 14 de septiembre de 1960.

 

En ese mismo orden Venezuela formó parte de la Carta de los Derechos Económicos y Sociales aprobada en el año de 1973, en la que se contempló la soberanía de los recursos naturales en manos del capital internacional. No deja de ser interesante, el rol que jugó Venezuela en La Conferencia del Mar realizada en Caracas en el año de 1974, que constituyó un duro golpe para las transnacionales que pretendían disfrutar libremente los recursos naturales distribuidos en la plataforma marina. Nacionalizó la industria petrolera en el año de 1976 e impulsó un proceso de internacionalización y de apertura petrolera, convirtiendo a PDVSA en la gran corporación de energía del planeta Tierra. De igual modo, en el año 2001 se realizó la II Cumbre de la OPEP, en la que Venezuela tuvo una destacada participación.

 

Todos estos factores revelan que Venezuela es parte esencial del engranaje geopolítico global. El petróleo aceleró un proceso de modernización en el país en el que se dio el paso del café al oro negro; de la sociedad rural a la sociedad urbana; del caballo al automóvil; de la conciencia regional a la conciencia nacional  y de ésta a la conciencia global. Se fraguó un pensamiento nacional contra el capital internacional petrolero y dio origen al nacionalismo petrolero. “Se produjo en el imaginario nacional una imagen negativa del petróleo sobre la vida social y espiritual del país: la imagen del minotauro que acabó con el edén y se inició un proceso histórico caracterizado por parasitismo, rentismo y la corrupción”. Esta visión es parte de toda una historiografía que se produjo a lo largo del siglo pasado.

 

 

Por tanto, esa singularidad geohistórica y geopolítica que ha marcado y sigue marcando el origen y el destino de nuestro pueblo, en el transcurso de estos 108 años bajo el manto del oro negro es lo que nos permite impulsar la conciencia histórica sobre el lugar que ocupamos en el proceso de modernización de nuestro país y en el concierto de las naciones.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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