Gómez y la transición histórica del surco y el ganado al petróleo (1908-1935)

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Gómez y la transición histórica del surco y el ganado  al petróleo (1908-1935)

Ramón Rivas A.

El General  Juan Vicente Gómez (1857-1935),   desdibujado y distorsionado  por la Generación del 28, por razones políticas e ideológicas,  justificadas o no,  es la figura histórica más importante para comprender la Venezuela moderna. Es decir,  la Venezuela del siglo XX. Contribuyó a poner fin a la guerra civil, en el año de 1903,  cuando  derrotó  militarmente a las fuerzas conservadoras de la Revolución Libertadora, liderada por el banquero venezolano Manuel Antonio  Matos.   Una derrota histórica  contra una alianza política y militar  de origen nacional e internacional.  Fin del orden político personalista, caudillezco y regionalista. Muerte de los  viejos partidos históricos. Dentro de esa perspectiva histórica,  correspondió al General  Juan Vicente  cumplir  un papel estelar  como fue la de echar los cimientos de un Estado moderno, tal como lo concibiera teóricamente el sociólogo alemán Max Weber. Un Estado que tiene el monopolio de las armas, de las leyes, del tesoro y del  espíritu. Un logro político  que  desarrolló  a lo largo junto de su gobierno constitucional. Un proceso  que mediante un marco institucional que creó un conjunto de mecanismos administrativos  y burocráticos para ejercer con mayor eficacia las funciones del estado. Así, el Congreso nacional  promulgó leyes y decretos  para dar forma a la estructura  estatal con el fin de manejar con mayor eficacia  los órganos que conforman el Estado. Se tuvo la oportunidad de examinar con detenimiento  las diversas memorias  que corresponden a los  Ministerios de la época (1908-1935), en las que se describen cómo  se  fue conformando y estructurando los elementos del Estado. El cuerpo  que le da funcionamiento  al poder Ejecutivo por mandato del poder Legislativo.

La construcción del Estado moderno tuvo como respaldo intelectual una filosofía política  cuyo objetivo era garantizar la felicidad de sus hombres en un  marco  de orden, de seguridad y de progreso al estilo del leviatán. Una especie de contrato social  donde el orden estaba por encima  de la libertad. Esta filosofía política, respaldada  por una teoría sociológica: el positivismo. Un enfoque teórico para explicar desde el punto de vista  histórico, geográfico, étnico el atraso de Venezuela. La anarquía y la barbarie causas de la desintegración física, humana y moral de la nación.  Estos factores impedían el progreso de la República. Por  lo tanto, era  vital un césar  democrático, un gendarme,  que pusiera orden  para así dar seguridad  a los venezolanos y a los extranjeros.Entonces, Gómez  encarna la imagen Estado moderno. Sí. Un Estado cesarista y  autoritario justificado con la fuerza y el consentimiento delos gobernantes y gobernados.

Por  tanto,  Un Estado moderno  liberal y autoritario, garantizando el  orden, la  seguridad y el progreso,  abre las puertas  al factor  fundamental  para impulsar el progreso económico de la nación: el capital internacional. Una postura liberal que apostó  a las fuerzas del progreso mediante los hombres y capitanes que manejaban el dinero, el capital, la tecnología, la gerencial del capitalismo mundial. Ni el sector estatal y privado  tenía la capacidad gerencial, tecnológica y el saber. No había alternativa.  Para ellos,  los gobernantes e intelectuales del gomecismo, las fuerzas del progreso estaban en el capitalismo mundial. Por lo que las tesis del izquierdismo infantil  de una supuesta  burguesía nacional, una burguesía criolla,  sueño de todo nacionalista, no era viable  para contrarrestar  las fuerzas del imperialismo petrolero.

 

 

En ese sentido, Gómez vive dos  momentos históricos que tiene que abordar con sentido común y pragmatismo. El transito   histórico del surco y el ganado   hacia la nueva ruta de una fuente de energía distinta al mundo agrario: el petróleo.En efecto, su política liberal hacia el capital internacional  no significó el abandono del  surco y el hato. Todo lo contrario, entre 1908 hasta  su muerte EL 17 de diciembre de 1835 hizo esfuerzos gigantescos  para animar mediantes políticas de gobiernoel desarrollo de la agricultura y la ganadería. Es interesante revisar los mensajes  presidenciales   para develar cómo entre  1908  y 1935 se precisa  ese paso de la  tierra  a la  minería. Entre 1908 y 1922 predomina la imagen vegetal. Y, de  1922  a 1935 la  imagen minera. Un proceso difícil y complejo, contradictorio y paradójico que vivieron  sus gobernantes y sus gobernados,  cómo y de qué manera  desaparecía  la Venezuela agraria ante la presencia  azarosa de una riqueza minera nada que ver con el surco y el ganado. Gómez  hizo esfuerzo  para mantener un cierto equilibrio entre la tierra y la minería. Vio cómo su política liberal para la explotación de las minerías  afectaba la  tierra y la ganadería que él  nunca abandonó. Una encrucijada histórica  que no pudo dominar. Al final de la tarde, se impuso la Venezuela petrolera. Adiós aquel mundo, el mundo agrario  que moría  y que  quisieron  restaurar  los gobernantes posteriores con la imagen sembrar el petróleoa lo largo del siglo pasado y las primeras del tercer milenio. La imagen sembrar el petróleo una creencia histórica en el espíritu del gomecismo que se proyectó  y se sigue proyectando  en  los primeros años del tercer milenio. La Venezuela agraria persiste en el ánima de un país de una mentalidad minera que se agiganta  con la Faja Petrolífera del Orinoco. No obstante,  a pesar  del fin del Estado rentista, como consecuencia  de la bancarrota de la nación,  la Faja, el nuevo dorado,  alimentaria la vieja nostalgia del gomecismo: vuelta a la tierra, a la madre egea. Un dilema histórico que las futuras generaciones tendrán que abordar  para poder  empujar a la nación  hacia  una perspectiva histórica que trascienda la mentalidad telúrica, la mentalidad fisiocrática, la mentalidad minera, la mentalidad rentística  y estatista.  Estas imágenes históricas representanlas distintas  provincias de Venezuela que se conformaron  con el  cacao, el café y el petróleo. Cuál  será  la Venezuela del futuro. No lo sabemos. El gomecismo y el positivismo,  sus élites políticas y militares, en un momento crucial de la historia se plantearon qué tipo de Estado, Gobierno Y  sociedad  debían cimentar para estar en sintonía con el devenir. Tenían  una filosofía política, una forma de gobernar  y que tipo de sociedad debían configurar. Lamentablemente, la oposición, dispersa, atomizada, desordenada, carente de  ideas que les permita  visualizar que tipo de Estado, gobierno, sociedad construir para estar a tono  con  el tiempo.

En fin, Juan Vicente  Gómez, constructor del Estado Moderno,  adoptó una política abierta al capital petrolero internacional para potenciar los recursos mineros del territorio nacional. Así, nació la industria petrolera y  comenzó el  tránsito histórico de una sociedad del surco y el hato hacia una sociedad  minera y urbana. Un cambio estructural que transformó para siempre el proceso  histórico venezolano  que se había  iniciado con el nacimiento  de la sociedad precolombina.  La Venezuela  anterior al petróleo  en el baúl de los recuerdos. La  otra,   la Venezuela del oro negro  con un brillante porvenir hasta entrar al ocaso en las primeras décadas del tercer milenio.Las  dos Venezuela, la “Venezuela vegetal y la Venezuela minera”   sin ningún porvenir. Las dos Venezuela  que el General   Gómez  quiso preservar en el tiempo.Un reto  histórico para las futuras generaciones qué tipo de Estado, qué tipo de  gobierno y  qué tipo  sociedad  tienen que construir  sin el  espíritu agrarista y  minero que predominó en el pasado. SÍ. La Venezuela del conocimiento, la Venezuela del saber. La inteligencia, la forma elegante de generar riqueza material  y cultural más allá del mundo del surco, del ganado y la minería.

 

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