María Corina Machado: La República vs. El Estado Comunal [El tema de Nuestro Tiempo]

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María Corina Machado: La República  vs. El Estado  Comunal

[El tema de Nuestro Tiempo]

 

Ramón Rivas Aguilar

 

“El objetivo de las comunas es  demoler  la República. Es una forma de consolidar  la tutela de un centro de poder. El gran temor de este régimen  es que toda consulta al pueblo es un riesgo. Termina su periodo  y nombra un heredero. Eso  no es tener un origen democrático. “(Germán Carrera Damas. La Razón. Periódico  Independiente. Año XIX, N° 992, 12  al  19 de enero  de 2014, p. A-8)

 

Dos perspectivas, dos miradas, dos maneras de cómo  ejercer  el Estado, el gobierno  y la sociedad. La República y el Estado Comunal representan en cada una de esas  estructuras de poder el  papel que le asignan al individualismo  o al colectivismo   en el desarrollo  de la sociedad en general. Las dos corrientes que marcan el destino  histórico  de la Provincia de Venezuela,  cuyo desenlace determinará, en definitiva,   el reino de la libertad, de la república liberal, del federalismo, del libre mercado  o el reino de las comunas. Dentro de esa dimensión vital, María Corina Machado  representa  el proyecto republicano que descansa en la  soberanía popular, en  la libertad individual fundamentos  del desarrollo  material y cultural en el  marco de una sociedad  libre,   donde  el  Estado tiene como función  esencial proteger los derechos naturales del hombre: protección física y jurídica de las personas; los derechos de propiedad  y la libertad de pensamiento.  

En ese sentido, el desarrollo de la vida material  y cultural,  en manos del espíritu empresarial, innovador y  creador de los ciudadanos, cuyo  eje vital  es la  decisión de elegir  libremente  su destino vital  sin la arrogancia   y la soberbia   de la cultura del subsidio.  El Estado republicano protege sus derechos naturales; mientras  los individuos  generan riqueza en el ámbito de un orden espontáneo   de mercado,  como proceso  de descubrimiento de oportunidades y la posibilidad de intercambios  voluntarios y pacíficos  sin ningún tipo  de coerción estatal. En esencia, el republicanismo significa  el irrestricto  respeto  de los proyectos  de vida de otros   sin  ocasionar  daños  físicos y morales a terceros. 

 

Por otro lado, el modelo  colectivista  y comunal,  impregnado   de las culturas precolombinas  y africanas   tercer mundista,  con la  pretensión  de extirpar  de la nación su pasión republicana, libertaria, liberal,   civilista, democrática y empresarial    y recuperar  para los próximos milenios   el edén, el paraíso, la arcadia,  el hombre nuevo, el hombre salvaje que cautivó   el entusiasmo del rostro  de Cristóbal Colón y proyectó esa imagen al mundo europeo. Todo ello cimentando  las bases del totalitarismo,  con las consecuencias  más graves, perversas, nefastas,  crueles, bárbaras  y monstruosas  con las  célebres revoluciones sociales que parecían destruir  los fundamentos  de la civilización   occidental en el siglo pasado. El  fin de la utopía,  con el derrumbamiento del muro de Berlín y  la desintegración  de la Unión Soviética,  con sus símbolos  más representativos de la hoz y el martillo y la llegada del fin de la historia; del fascinante mundo  liberal  y del desarrollo del capitalista a lo largo y ancho  de la tierra.  No obstante,  retrocede el republicanismo, el   liberalismo,  la democracia, el capitalismo,  y se asoman  las imágenes  del  autocratismo,  del populismo, del reseteo global con una gama cultural ideológica cuya nota esencial  es el odio a la libertad,   a la democracia, al liberalismo y  al capitalismo.  Los artículos  de Moisés Naín, revelan  esas tendencias  peligrosas   para el  futuro de la humanidad como el totalitarismo, con nuevos ropajes  y formas inteligentes en la era de la inteligencia artificial.   Nuevos Estados policiales  con el ideal de controlar la vida privada de los individuos y despojar su capacidad empresarial y convertirlos  en siervos  de esos Estados digitales y virtuales.  Viejos y nuevos  peligros para el republicanismo, el liberalismo, esencia  del espíritu   de la cultura Occidental. Atentos  a esas  distintas  formas   de combatir el liberalismo, la democracia y el capitalismo con audaces  enfoques de contenido cultural desde  el precolombinismo,   africanismo,  endogenismo, identidades, culturas  originarias, feminismo,  ecologismo,  ideologías de géneros, etc. Todas ellas  con el ropaje de la mirada inocente de retornar al paraíso.  Vuelta a las tribus,  al colectivo,  al nicho ecológico,  a  la arcadia, a la  armonía divina y terrenal en un mundo de brisas  planetarias. No hay que olvidar que todas   esas  formas  de enfocar el mundo  de hoy, desde una perspectiva antirrepublicana y  antiliberal, buscan, en definitiva,  en convertirnos    en esclavos  y siervos  del leviatán  y nuevas formas de estatismo. En efecto, peligra Occidente antes las viejas y nuevas creencias de naturaleza totalitaria. Solo la humanidad  abre sus alas  hacia una  perspectiva   luminaria,  si recupera  sus fuentes: la defensa radical la república,  del liberalismo, de la libertad y de su espíritu  empresarial.   No tengo la menor  duda, que imperará el republicanismo con nuevos horizontes  y miradas a tono con el tiempo histórico  con sentido de tradición, continuidad y cambios.

Por supuesto, Venezuela Tierra de Gracia, no escapa  a esos eventos políticos, ideológicos e intelectuales que se desarrollan en el mundo global; de ninguna manera. Todo lo contrario, María Corina Machado encarna  esa   tendencia política  de significado universal, como es  la tendencia republicana.  Por otro lado,  Nicolás Maduro expresa  el alma de las comunas, en la era global con características  políticas, mesiánicas y fundamentalistas  y apocalípticas.  

En otras  palabras, es vital  impulsar  una  batalla  intelectual  en el escenario  global   para derrotar desde el desde el republicanismo  todas  esas fuerzas  políticas, imbricadas de espíritu comunal. Una batalla de las ideas  y de  la movilización ciudadana para  alcanzar  el poder e iniciar el desarrollo sistemático del republicanismo y del  liberalismo  como forma de gobierno   para  la constitución de una nueva sociedad  cuyo fundamento último es la libertad contra  las tribus, el colectivismo y el espíritu comunal. En esa dirección,   es ineludible  una  batalla  intelectual  en Venezuela   para derrotar  en el campo de las ideas  la mentalidad y  la  praxis  de las comunas y de tendencia totalitaria que viene  recorriendo  la ruta   de   esa imagen  desde 1498, cuando Colón  quedó extasiado con el jardín, el edén, el, paraíso. Esa imagen comunal, cuyas raíces  tienen su origen  en la sociedad precolombina, se ha proyectado  en el proceso histórico venezolano hasta  impregnar la ideología marxista y comunista a partir de la década del año veinte del siglo pasado,  expandiéndose y prologándose en todo el siglo XX  hasta alcanzar   sus primeras manifestaciones   con el chavismo y el madurismo.  Una matriz intelectual, una creencia histórica que  nutrió  al estatismo, al intervencionismo, el planismo y el rentismo formas de expresión  de esa connotación  comunal  contra  el capitalismo.  Una cultura histórica que ha cautivado a las más mentes más privilegiadas de los intelectuales de la nación. Una tarea  histórica gigantesca  para  derrotar   la ideología del Estado Comunal   y  echar los cimientos del republicanismo, del liberalismo con profundas  raíces  históricas.

Un poco de historia. La Escuela de Salamanca (XVI_XVII), escuela liberal,   dio la primera batalla intelectual     contra el más grande    imperio de la era moderna: el imperio español.  En tal sentido,  cuestionaron   el esquema imperial   de España,  en el marco de la conquista y la colonización  de Hispanoamérica,   por considerarlo absolutista, estatista, mercantilista y antidemocrático. Por lo  que propusieron  los principios republicanos  como el camino que  España  debía  seguir en una nueva etapa histórica  de competencia  y cooperación  con  los nuevos pueblos americanos. Asimismo, el ideal salmantino impregnó el ánima  de los emancipadores  con los principios republicanos   e     impulsaron  una batalla intelectual contra la monarquía, el mercantilismo, el colonialismo y el fundamento que legitimaba la presencia  del imperio  en el mundo: la doctrina del derecho divino de los reyes. Así,  el nacimiento  de la República, del liberalismo,   del federalismo,  del libre mercado  y de una visión de la economía en perspectiva fisiocrática.  Sin embargo, la constitución de la República liberal y federal  no fue posible  por las razones que todos  conocen.  Sin embargo,   un siglo  de grandes debates intelectuales  sobre los temas  del republicanismo,   el personalismo,  el caudillismo,  el cesarismo, el centralismo, el liberalismo, el estatismo.   En plena anarquía,  caos y barbarie, el siglo de las luces. En esa dirección, sin duda alguna,  la guerra federal   liquidó los últimos residuos sociales de la colonia, coronando su éxito histórico  con la conformación de la constitución liberal y federal  de 1864. Un  entusiasmo histórico que duró poco.  Se impuso   el centralismo.

En  el  siglo XX planetario,  para bien o para mal,  el siglo  del estatismo y del totalitarismo  que derrotaron   históricamente  el liberalismo.  El siglo  del culto al Estado.  El ejercicio del poder en todas sus modalidades y formas  de gobierno, los identificó un denominador común: estatismo, intervencionismo  y planismo. Ahora en adelante,   el Estado lo es  todo.  Dentro  de ese marco histórico, la Provincia de Venezuela no escapó al influjo político-intelectual  del siglo XX que estableció las bases  del estatismo en la tierra. Además,  arrastramos un legado histórico, político y jurídico de contenido estatista. La nota de ser un país petrolero,  fortaleció y consolidó, aún más,  el estatismo  hasta alcanzar  la dimensión de  las comunas   en  las primeras décadas  del tercer milenio.

Dentro de esa perspectiva,  María Corina Machado  tiene el reto político e intelectual de promover  los ideales del republicanismo, del liberalismo, del civilismo, del federalismo, del libre mercado como  opción  histórica   para determinar el futuro luminario de la Provincia de Venezuela. Tiene la voluntad política,  la capacidad  intelectual  y la  fuerza moral   para  derrotar  históricamente la ideología del Estado Comunal  y la de  recuperar para la nación  el reino de la libertad.  La libertad de elegir  sin la coerción estatal es  la esencia del republicanismo.   Los  cuidadadanos, los venezolanos, desean  la  libertad para  elegir su destino  vital  en el ámbito  de una sociedad auténticamente libre. El venezolano está cansado de que su vida dependa  de los caprichos de  sus gobernantes. Quiere  ser libre para  hacer de  su vida  lo que más  le más le convenga  a su  espíritu  sin dañar física y moral  al otro. No quiere ser esclavo   de los partidos políticos ni  del Estado,  ni  de la cultura del subsidio,  ni  de la mendicidad, ni del clientelismo, ni del populismo,  ni del amiguismo compinche y ni del rentismo.

 

Por tanto,  se vive un momento histórico  en la que los venezolanos tienen la oportunidad  de  recuperar   el reino de la libertad  contra la mentalidad y la praxis de las comunas  en las próximas  elecciones presidenciales. Se tiene que librar una batalla intelectual  del republicanismo contra  la doctrina de las comunas  en el seno  de la sociedad venezolana con proyección en el escenario mundial. Comienza  una disputa intelectual entre  el republicanismo  y  las comunas como el tema  de nuestro tiempo.


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