El 5 de julio de 1811 y significado histórico: nacimiento
de la república liberal y federal. Perspectiva renovadora
Ramón
Rivas Aguilar
Sin duda alguna, el 5
de julio de 1811 una fecha histórica que
marcó y sigue marcando el destino vital
de la Provincia de Venezuela. En
efecto, ese día se estampó la firma del
Acta de la Independencia de Venezuela. El fin del imperio español, de la
monarquía y de la célebre doctrina del
derecho divino de los reyes y, el nacimiento
de la República liberal y federal y su legitimidad mediante la soberanía popular. Una gigante derrota
histórica al vasto imperio español que
representó el paso del monarca, del
príncipe y sus herederos al ciudadano,
al individuo. Es vital destacar que el Acta de la Independencia lleva en su
espíritu la huella teológica y
religiosa de la fe católica y cristiana.
Es decir, una connotación de continuidad
espiritual y vínculo con la madre patria que representa lo más hermoso de los postulados del federalismo y el liberalismo de la
Escuela de Salamanca. Así, uno de los
herederos de la escuela de salamanca,
Juan de Mariana, héroe de la libertad contra el déspota, despertó en toda una
generación de emancipadores de Hispanoamérica el espíritu liberal contra el
imperio desde una perspectiva teológica, cuyas raíces están en lo más profundo del antiguo y nuevo testamento. Una de las
figuras estelares de nuestro proceso
emancipador, Juan Germán Roscio, el
padre intelectual del preámbulo y texto de la Constitución Federal, sumiso y
ciego ante los poderes de la monarquía,
recibió un impacto del texto bíblico,
develando en su silencio
vital las fuerzas históricas
del liberalismo y republicanismo en centenares de páginas mostrando el ánima libertario de moisés, los patriarcas, de Eloim y de
cristo. El texto bíblico en la mirada del teólogo de la Provincia de Venezuela,
una fuente histórica de carácter revolucionario que conmovió los cimientos de la monarquía
española. Sin negar el papel
intelectual de la filosofía política de la
Revolución Francesa, de la revolución americana y del teórico del proceso emancipador, el
irlandés William Burke, en la perspectiva del historiador Guillermo Morón. Sin
dejar atrás el rol intelectual de la Escuela de Salamanca y Juan de Mariana en
la dinámica de la independencia de Venezuela.
Sin embargo, se
impuso la contrarrevolución y nació una nueva forma de poder
de contenido centralista,
personalista y caudillezca que se prolongó
a lo largo del XIX impidiendo, en definitiva, la recuperación de un Estado auténticamente
liberal y federal. El siglo XX, el siglo de la era democrática, estatista y centralista que se alejó históricamente del proyecto republicano,
liberal y federalista estampado en la
constitución de 1811 y 1864. Un intento
histórico por recuperar ese espíritu
liberal y federal fue el segundo gobierno de CAP (1989-1993) donde se impuso la
contrarreforma, con todas las consecuencias
políticas e ideológicas que se desataron a raíz de los gobiernos de Chávez y Maduro, que todos conocen.
Hasta ahora, la historia
política de Venezuela ha sido la
negación del espíritu liberal y federalista
del acta constitutiva de la independencia de Venezuela ¿Qué hacer? Refundar la República. La Iglesia, persuade
con sus palabras la posibilidad histórica de una vuelta renovadora del espíritu republicano para estar a la altura de los tiempos. La escuela de Salamanca, Juan De Mariana y Juan
Germán Roscio, antecesores con la tradición liberal del siglo XIX. El siglo XX con las nuevas corrientes intelectuales en el escenario planetario,
en una mutua inmanente, hacia la recuperación
y la renovación del espíritu emancipador que nos deja como legado histórico el 5 de
julio de 1811.
Hoy, María Corina
Machado, genuina liberal, lleva en su espíritu la responsabilidad
histórica, la tarea más hermosa y
compleja de nuestro proceso
político venezolano: sentar las bases de una auténtica República liberal, federal,
civilista, democrática, de libre mercado
y abierta al mundo con las
corrientes intelectuales más poderosas
del liberalismo y del
federalismo. Afianzando así definitivamente el espíritu emancipador del 5 de
julio de 1811.