Simón Bolívar,
Ramón Rivas
A
Ali
Medina Machado
En su ánima goce intelectual y
espiritual
Que
ha llenado páginas de belleza y sabiduría
La
crónica trujillana
Los
pueblos labran su destino vital a través de la voluntad y el trabajo creador. En tal
sentido, la memoria constituye la fuente
espiritual para expresar sus alegrías, sus sacrificios, sus fantasías, sus
ilusiones, sus vivencias y sus testimonios. No es casual que recuerden mediante
ritos, ceremonias y fiestas momentos de
hondo significado para continuar trabajando en el presente y mirar hacia el
futuro. Por tanto, la tradición es el cuerpo de la memoria.
El
abuelo Pedro Aguilar, oriundo de Santa Rosa de Carvajal, en aquellas noches
cuando la luna coqueteaba con las inmensas cordilleras, en su chinchorro
relataba una vieja leyenda de una tribu americana sobre la importancia de la
tradición y la memoria en los pueblos:
¿Qué
es el recuerdo, abuela?, preguntó la joven y la abuela sabia contestó. El
recuerdo toma forma cuando los seres humanos se dan cuenta y son completamente
conscientes de todo lo que pasado antes, de su adecuado lugar en
Como
se puede observar, un pueblo sin tradición, sin memoria y sin la palabra
sagrada –es un pueblo carente de pasado y de futuro. Es un pueblo huérfano y juguete
de la historia. El imperio español utilizó los medios a su alcance para borrar
lo más íntimo de las sociedades prehispánicas: la libertad natural. Esa libertad
con la cual enfrentaron los retos y los desafíos con trabajo, sabiduría y dignidad.
¡Oh
madre Icaque manda tus jaguares; desata el ventarrón y suelta tus cóndores. Afila
el colmillo de las mapanares y aniquila a los blancos con dolores!
En
ese marco complejo y contradictorio de nuestro proceso histórico, emergió el
genio de Simón Bolívar, el gigante de la libertad. Simón Bolívar expresó los sentimientos libertarios de
indios, de negros y de otros grupos sociales que desafiaron aquel régimen
opresor y tiránico. El Libertador y su pueblo encarnaron el espíritu de una
sociedad republicana. Se trataba, en definitiva, de la defensa de la vida, el
fundamento de los derechos naturales. Es decir, el respeto por la vida, por la
propiedad, por la ley y la justicia. Una nación sin derechos naturales una
nación esclava y manipulada por el poder absoluto de sus gobernantes.
Por
ello, se trata de develar la tradición libertaria de un pueblo que depositó su
fe en la figura de Bolívar, en este lugar sagrado, henchido de historia,
Carmania, un 13 de junio de 1813. El Brigadier Teniente Coronel Simón Bolívar y
el presbítero Francisco Antonio Rosario, conversaron esa noche y esa madrugada
sobre el destino de la Provincia de Venezuela y de América. No se puede olvidar
ese día, cuando Simón Bolívar escribió el documento político más importante de Hispanoamérica: El
Decreto de Guerra a Muerte. Como diría el novelista y ensayista venezolano Rufino
Blanco Fombona en su libro Bolívar y la
guerra a muerte: este decreto delimitó radicalmente la conciencia criolla
de la conciencia imperial: el momento decisivo para la historia de
Venezuela que
significó el fin del imperio español en
la geografía americana.
Ahora
bien, ¿Cómo sabemos todas estas cosas? ¿Cómo llegaron a nuestra mirada inocente
las primeras imágenes significativas de
En el hogar, en las escuelas, en los colegios
y liceos los primeros relatos de estos acontecimientos históricos que
influyeron en el destino de una nación que, arrancó de su seno para siempre, el
dominio imperial. Padres, abuelos y maestros relataron con emoción esa epopeya
de hombres y mujeres, descalzos y hambrientos, caminando alrededor de más de tres mil kilómetros para
decirle a aquella España arrogante y vanidosa: ¡Basta de esclavitud y
servidumbre! ¡Queremos ser libres para forjar una nación digna y responsable en
el concierto de las naciones!
Recuerdo
como hoy, cómo las maestras La niña Senair,
Doña Libia de Cestari y Socorrito dibujaron en el pizarrón con una tiza de
color azul los lugares por donde pasaron las tropas de Bolívar en
Hijos:
el espíritu de Carmania y de la Provincia de Trujillo está sembrado en el
corazón de la cultura universal. Luego, en el colegio Monseñor Mejía dirigido
por dos valiosos maestros: Terso y Natalia de Tariffi, la profesora Viloria en
sus lecciones de historia universal comparaba
Más
tarde, en la universidad de los Andes,
en
Pues
bien, Bolívar, en esos días de aciago, cuando
En
el camino, sometido al intenso frío de los páramos y de la fragancia del
frailejón, la piel de las montañas, en uno de los pueblos más hermosos y el más
alto de la geografía de Venezuela: Mucuchíes, tropezó con un bello perro que
parecía estar con la causa emancipadora: Nevado. ¿Cómo fue ese encuentro tan
misterioso y tan mágico entre Bolívar y ese noble perro? No lo sabemos. Sólo
los dioses y los sabios son capaces de develar ese misterio. Un cariño especial sintió Bolívar por ese animal en el que
encontró, seguramente, alivio en tan arriesgada y peligrosa Campaña Admirable.
Victoria tras victoria, Bolívar y su ejército glorioso con su mirada alcanzaron
a ver aquel pueblo empañado de neblina y de rocíos: Mendoza. Lo recibió con
cariño el presbítero Francisco Antonio Rosario. Unos a pie, otros a caballo, llegaron
a una hermosa hacienda, embriagada de cafetos y bosques salvajes, Carmania,
donde Bolívar pernoctó y fantaseó con la emancipación de Venezuela y América.
Debió ser una conversación grata en la que hablaron de lo divino y de lo
terrenal y, sobre todo, del destino de nuestro pueblo. Doña Laura de Ocariz,
una bella mujer, oriunda de
En
el junio invernal de 1813 y a medio mes se adelantó la tarde en
Más
adelante, el sumo sacerdote reveló cosas significativas sobre ese encuentro.
De
la entrevista de Carmania letra y tradición dan argumento; de su contenido y
alcance no queda constancia ni mención. Su balance empero es factible a través
de hechos y signos consecuenciales. En esta ocasión, como las que le siguieron
en el discurrir de la guerra, doblones generosos salieron de las arcas del
padre Rosario para avituallamiento de ejército republicano, de sus dehesas,
acémilas para la tropa e impedimenta, mulas de silla para uso personal de
Bolívar; El Clero trujillano en tu totalidad abrazó la causa de la
independencia y la predicó y sostuvo con tanta fuego y eficacia, que arranca
densa frase laudatoria del Libertador en carta del presidente de la unión
granadina. La entrevista de Antonio Mendoza ahonda en el propósito de
reconciliar la revolución con
En fin, una fecha histórica, Carmania en el espíritu de la historia
universal de la libertad contra el más vasto imperio
de la edad moderna: el imperio español. Trujillo, en esa faena vital
por la
conquista en el corazón de la
Civilización Occidental.