La filosofía en su quehacer vital
Génesis y perspectiva
Ramón Rivas Aguilar
El hombre en el tiempo develó el misterio de los días y de las noches. En su fantasía caótica emergieron los
primeros dioses. En el camino olfateo el
quehacer filosófico y estableció el
fundamento y las causas ultimas de las cosas... El agua, el aire, el ser
en cuanto ser, el fuego, los primeros
principios. La pregunta vital: por qué es en general el ente y no más bien nada.
Sócrates descubrió en la plaza su
ignorancia: solo sé que nada sé. Y se
inventó un sendero para descubrir la verdad:
Cada ente tiene ser. Dejó de mirar los
cielos y se embriagó en la fecunda tierra. Los
sofistas, cansados de tanta filosofía, dudaron de todo y se
convirtieron en maestros de la retórica
y de la demagogia. El hombre sigue en ese aguijón vital del pensar para
determinar la naturaleza de lo
existente. En ese andar, por las pirámides de Egipto, Plotino descubre su horrible cuerpo que atormenta su alma. Se desvive del cuerpo y del pensamiento para asir la trascendencia. En su interior, percibe la imagen del uno, de lo absoluto, de
Galileo y Descartes, un físico y un filósofo,
con ideas sugerentes y atrevidas,
resquebrajaron los cimientos teológicos
de