Donald Trump:
Renacimiento del espíritu Republicano, Liberal, Federal y Empresarial de los EEUU
Ramón
Rivas
A
Julio César
Tallaferro Delpino
Noble
amigo que hoy recorre los misterios de
la eternidad
En
aquellos días en los que el sol de los venados
desplegaba su gigantesco
resplandor
Por
el lomo de la cordillera merideña,
nuestras largas conversaciones sobre temas acuciantes para historia
de la humanidad. En su voz, su inquietud
intelectual por el Estado profundo,
por el reseteo global, por el
socialismo y las amenazas del futuro a la especie humana.
Siempre
me decía: “El estudio de la historia
sobre el origen y el destino de
la vida humana en la tierra llegó a su fin.
Comienza un nuevo proceso
civilizatorio que en nada tiene
que ver con nuestro pasado y nuestros orígenes”. Un amigo entrañable y un
maestro que enseñó cosas hermosas.
El siglo
XIX americano, el siglo
de la era del republicanismo, del
liberalismo, del federalismo, del libre mercado, de la prosperidad material
y cultural que hizo grande a los EEUU. Ese espíritu republicano y empresarial, sustentado en los
principios y fundamentos de los pioneros
y fundadores de la nación más poderosa de la tierra, se recoge con tanto poder en la declaración de la Independencia y su Constitución. Fue ese marco institucional, la clave
para que los EEUU se erigieran en
el horizonte como la potencia económica más importante en el mundo. En esa
perspectiva histórica, el Partido Conservador, la organización política
que asumió la defensa de los
derechos naturales del hombre contra
toda forma de ideologías que
desprecian la libertad y la dignidad del
hombre, los valores más representativos de la civilización Occidental. Así, el socialismo, el comunismo, las ideologías
totalitarias y los ejes del mal provocaron en el siglo XX las grandes tragedias de la historia universal. El libro
negro del comunismo, muestra la
evidencia de la destrucción material y
humana que ocasionó esa
creencia que pretendía mediante la ingeniería social dejarle a la humanidad la gran
utopía: el paraíso vergel. La Arcadia de la vida pastoril y celestial que
tanto entusiasmó al ginebrino católico.
De Igual modo, las distintas formas de socialismos que fueron abrazados por la
socialdemocracia y el socialcristianismo y que cuestionaron los principios liberales, según esos partidos
políticos, dejaron en el camino pobreza, miseria y estancamiento. Por
tanto, la solución histórica se le adjudicó
al Estado como el organizador de
la vida humana desde su nacimiento hasta su fin. Todo ello, provocó una forma
de esclavitud que produjo la eliminación
de forma gradual el espíritu libertario
y empresarial de los individuos. El gran
Estado, el leviatán del siglo XX y
parte del XXI. La más grande estatización
material y espiritual de toda la historia de la humanidad a lo largo del
siglo pasado. Culto al Estado y muerte del liberalismo.
En este
escenario, los EEUU no escaparon al
influjo de la mentalidad y la praxis del socialismo y
del estatismo
que se había desplegado a lo largo del siglo XX planetario. Así, la
Primera Guerra Mundial, la falsa
prosperidad de los años 20, la crisis
del 29 y la Segunda Guerra
Mundial fueron los eventos históricos de mayor relevancia que abrieron los senderos para
sepultar las fuerzas del republicanismo, del liberalismo, del federalismo y del libre mercado hacia
una dinámica política de intervencionismo, de estatismo que poco a poco alcanzó las dimensiones
ideológicas del socialismo a lo largo el devenir. Sí. El partido demócrata,
conservador y neoconservador abanderado de
la planificación agigantó el estatismo y
socavó los principios de aquella derecha americana. Los paleo conservadores, que defendieron
el libre mercado, la descentralización,
el libre comercio, y enemigos de todo tipo de guerras. Según ellos, La guerra
es la salud de los Estados. Es mejor producir
y vender que hacer la guerra. El libre comercio, la condición
fundamental para la paz y la
seguridad de las naciones. Es decir, el poder central que deriva desde la Casa
Blanca, ha contribuido históricamente hacia
la destrucción de los principios
y fundamentos que encarna la estatua de
la libertad. Así, socialismo permeó la vida material y espiritual del imperio americano convirtiéndolo en un infierno al estilo tercermundista.
Además, la nueva izquierda con las nuevas terminologías de la neo lengua y la ideología de
género se convirtieron en adoradores de una nueva forma de estatismo y del
socialismo. Estos primitivos de origen
tribal y colectivista, con la
necedad de cambiar la naturaleza de la especie
humana, como biología y como
espíritu, mediante un tipo de
tecnología promovida por los socialistas
y estatistas de la izquierda americana.
Por tanto, Donald Trump, tal vez el más temido
por las élites mundiales partidarias del reseteo
global y enemigos de la especie
humana, ha iniciado una batalla
histórica, intelectual y cultural de
alcance global para erradicar de este universo el socialismo y el
estatismo como tragedia histórica para
la humanidad.
En otras
palabras, una gigantesca batalla cultural
que tendrá unas consecuencias
extraordinarias en el destino
de la civilización Occidental.
Una batalla cultural contra estos neo bárbaros con profundas raíces genéticas derivadas
de la cultura del nazismo.