El Quijote: Grandeza Universal
Ramón
Rivas Aguilar
A
Emilio Lledó
El más grande Humanista
De los últimos tiempos
En
estos días, mi frágil espíritu se oculta misteriosamente en el jardín de la
hierba salvaje y los viejos
cañaverales, la ciudad del encanto con
los vuelos de sus aves y del travieso de las arditas y los sabuesos, evoco con
delicia la gigantesca hazaña de El Quijote de Miguel de Cervantes: En su
delirio imaginó un mundo desde lecturas de los libros de caballería. Así,
develó el ideal del caballero del medioevo e imaginó una utopía que hizo suya
entre sus sueños y fantasías por la tierra amada. La imagen de dulcinea lo
acompaño por los caminos y senderos. Esta obra fue el arma espiritual para
enderezar una realidad entuerta y traviesa, llena de miseria y de carencia
espiritual en los más diversos estratos de aquella sociedad agrícola que se alimentaba
con el pan, el vino y el aceite de oliva. Cómo fue posible que Miguel de
Cervantes perseguido por la nobleza, la Iglesia y la inquisición fue capaz de
forjar una de las obras literarias más importantes de la historia de la
humanidad. Tal vez nunca lo sepamos. Cómo escudriñar tan tormentosa y hermosa
alma de Miguel de Cervantes. Pero como diría el autor cubano Alejo Carpentier:
El Quijote de Miguel de Cervantes Saavedra erigió la lengua castellana y el
creó la diplomacia imperial de los monarcas españoles. Sólo la voluntad, la
fortaleza, la entereza y la fe en el hombre y en el libro hizo posible una obra
de tal naturaleza, que recogió en forma creadora la belleza, el candor y la
tragedia del hombre. Paradoja de los dioses y los sabios antiguos. Esta obra hizo
posible tan bella fantasía. ¡Que viva la fantasía, la ilusión y el sueño de un
entorno que podemos cambiar con nuestras almas! !Qué viva el Quijote! Es la
esperanza de la humanidad. Desde esta obra de El Quijote quiero enaltecer la
grandeza del “libro” y evoco a la vieja facultad, ubicada entre una avenida y
una calle con el bullicio cotidiano provocado por el invento del siglo pasado.
Allí, en la biblioteca cuyo nombre merece ser recordado siempre: Gonzalo Rincón
Gutiérrez fue el centro vital de nuestras reflexiones académicas, espirituales
e intelectuales. Fue el libro que nos conectó con nuestros profesores y la
historia universal en esos pasillos, en los que se escondían las melodías de
las paraulatas y los bellos pinos. Recuerdo también a nuestros profesores José
Manuel Briceño Guerrero, Tiler, José Manuel Briceño Monzillo, Amaral Lipolis,
Marcial, Marcovich, Jiménez Grullón, Horacio López Guedez y otros, que ya no
recuerdo porque de tanto recordar mi cerebro comienza a secarse, enaltecieron
el valor de los libros que han sido y seguirán siendo la clave para develar los
enigmas, los misterios y la sabiduría del hombre a través de su historia. Allí
están los secretos de la historia de América Latina y del mundo. Ahora en la
nueva Facultad con su entorno boscoso que modera el enloquecido espíritu, la
imagen sagrada del libro se ha perdido vitalmente. Hemos perdido el vínculo con
una biblioteca y una hemeroteca que sigue siendo de una riqueza incalculable
para seguir estudiando la tragedia y las bondades del hombre y de las humanidades.
Sin embargo, es necesario rescatar el Quijote de Miguel de Cervantes Saavedra
en la perspectiva de que sólo el libro es la clave para impulsar una reflexión
que contribuya revalorizar la dignidad y la belleza de nosotros como seres
humanos. Hay que centrarse devolver de nuevo la belleza del libro para
vigorizar y fortalecer nuestras conciencias
y que ello repercuta significativamente en la sociedad en general.
El
gran humanista, de los más exquisitos de la viva intelectual de Occidente,
Emilio Lledó, enaltece la obra El Quijote de Miguel de Cervantes: En esas páginas
inmortales se encuentran la magia, el misterio,
la belleza, la grandeza y la miseria del
hombre, el sendero que ha marcado el
origen y el destino vital de la civilización Occidental.
