José Ortega y Gasset: Su fe por la
historia
Ramón Rivas Aguilar
Hablo desde el Centro de Estudios
Históricos y quiero aprovechar este instante y lugar en que me hallo para
manifestar mi entusiasmo y mi fe en la Historia.
La Historia es hoy para Europa la
primera condición de su posible saneamiento y resurgir porque cada cual sólo
puede tener sus propias virtudes y no las del prójimo.
Europa es vieja. No puede tener, no puede aspirar a tener las virtudes de los
jóvenes. Su virtud es el ser vieja, es decir, el tener una larga memoria, una
larga historia. Los problemas de su vida se dan en altitudes de complicación
que exigen también soluciones muy complicadas y éstas sólo puede
proporcionarlas la Historia, de otro modo habría un anacronismo entre la
complejidad de sus problemas y la simplicidad juvenil y sin memoria que
quisiera dar a sus soluciones. Europa tiene que aprender en la Historia no
hallando en ella una norma de lo que puede hacer, la Historia no prevé el
futuro, sino que tiene que aprender a evitar lo que no hay que hacer. Por tanto
ha de renacer siempre de sí misma, evitando el pasado. Para esto nos sirve la
Historia, para libertarnos de lo que fue.
Porque el pasado es un revenant y si no se le domina con
la memoria, refrescándolo, él vuelve siempre contra nosotros y acaba por
estrangularnos. Ésta es mi fe, éste es mi entusiasmo por la Historia, y me
complace vivamente, y siempre ha sido para mí un gran fervor español el ver que
en este lugar se condensa la atención sobre el pasado, se pasa sobre el pasado,
que es la manera de hacerlo fecundo, como se pasa sobre la vieja tierra con el
arado, e hiriéndole con el surco se le fructifica.
Texto leído por Ortega y Gasset para la colección "Archivo de la
Palabra",
en el Centro de Estudios
Históricos de Madrid (1931-1933).